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«No abandono la Iglesia, la serviré de otro modo»

Benedicto XVI pronuncia su último Ángelus ante una plaza de San Pedro abarrotada de fieles
Benedicto XVI pronuncia su último Ángelus ante una plaza de San Pedro abarrotada de fieleslarazon

El Papa pronuncia su último Ángelus ante miles de peregrinos y reitera que llevará una vida más acorde a su edad y a sus fuerzas

Roma- El ambiente en la Plaza de San Pedro del Vaticano era ayer el de las grandes ocasiones. Todas las miradas se dirigían hacia la ventana del estudio del apartamento pontificio, a la que Benedicto XVI se asomó para rezar el último Ángelus de sus casi ocho años como obispo de Roma. El miércoles se dará el baño de masas final en la audiencia general y al día siguiente, a las ocho de la tarde, se hará efectiva su renuncia y comenzará su nueva vida «escondido del mundo». Antes de empezar la oración mariana, el Pontífice dijo a los más de 100.000 peregrinos que bebían sus palabras que Dios le pide ahora que se dedique «todavía más a la oración y a la meditación». Esto no significa «abandonar la Iglesia», sino servirla con la «misma dedicación y el mismo amor con que lo he hecho hasta ahora, pero en un modo más adaptado a mi edad y a mis fuerzas».

Reflexionando sobre la Transfiguración del Señor, subrayó la importancia de la oración, sin la que «todo el esfuerzo del apostolado y de la caridad se reduce a activismo». Es precisamente en este tiempo de Cuaresma cuando los cristianos aprenden a «dar el tiempo adecuado a la oración personal y comunitaria», capaz de ofrecer un «respiro espiritual a nuestra vida». Cuando se reza, afirmó el Papa, no se produce un «aislamiento del mundo y de sus contradicciones», pues la oración «reconduce al camino, a la acción».

A continuación citó una frase de su mensaje para esta Cuaresma: «La existencia cristiana consiste en un continuo subir al monte del encuentro con Dios para después volver a bajar, trayendo el amor y la fuerza que derivan de éste, a fin de servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios». Esta llamada del Señor, comentó, la siente él de forma «particular en este momento de la vida». Tuvo entonces que interrumpir su alocución debido a los aplausos con que respondieron los peregrinos. Era tal el interés por sus palabras que había entre la multitud quien se había llevado una radio para escuchar en directo la transmisión del Ángelus, pues no se fiaba de que el sistema de audio y vídeo instalado en la Plaza de San Pedro funcionase de forma correcta. Tras la oración mariana, Benedicto XVI saludó en los diversos idiomas a los peregrinos venidos de todo el orbe católico. Hablando en español, saludó a los que se unían al rezo del Ángelus «a través de los medios de comunicación» y «agradezco además todos los testimonios de cercanía y oraciones que me han llegado» desde que anunció su renuncia el 11 de febrero. El mismo mensaje de gratitud dejó cuando habló en inglés: «Doy las gracias a todos por las múltiples expresiones de afecto y cercanía en la oración que he recibido estos días». Al principio de su alocución antes del rezo mariano, el Pontífice habló de la lectura del Evangelio que correspondía a ayer, relativa a la Transfiguración del Señor. «El evangelista Lucas resalta el hecho de que Jesús se transfiguró mientras rezaba: la suya es una experiencia profunda de relación con el Padre durante una suerte de retiro espiritual que Jesús vive sobre un monte en compañía de Pedro, Santiago y Juan, los tres discípulos siempre presentes en los momentos de la manifestación divina del Maestro», dijo el Papa. Recordó, además, las palabras de Pedro («Maestro, es hermoso para nosotros estar aquí»), que representan el «intento imposible de parar esa experiencia mística», y ofreció una cita de San Agustín sobre la Transfiguración. «[Pedro] en el monte tenía a Cristo como alimento del alma. ¿Por qué habría debido bajar para volver a las fatigas y a los dolores, mientras allí arriba estaba lleno de sentimientos de santo amor hacia Dios que le inspiraban una santa conducta?».