Ciudad del Vaticano
«No contábamos con los gastos de organizar un Cónclave»
Lucio Vallejo Balda, Secretario de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede
CIUDAD DEL VATICANO- Abrumado por la confusión que ha creado la decisión de Benedicto XVI de renunciar a su pontificado, monseñor Vallejo, que lleva algo más de un año controlando las cuentas vaticanas, reconoce que «en la curia llevábamos tiempo pensando que algo estaba pasando porque desde hace algunos meses se iban aplazando algunas cosas». Comprende y admira la decisión porque «es un gran acto de gobierno, nos está queriendo decir muchas cosas con su determinación».
–Usted trabaja en uno de los ámbitos más delicados actualmente, la economía.
–Son servicios que hay que hacer y a veces te toca lo que no has pensado nunca, aunque lleve toda mi vida sacerdotal centrado en asuntos económicos, pero nunca me había imaginado que me pedirían venir aquí.
–¿Gestionar la economía vaticana es muy diferente a la de una diócesis como la de Astorga de la que proviene?
–Tiene más complejidad. Es un organismo mucho más grande que una diócesis. No cabe duda de que debemos ser ejemplo para el resto de la Iglesia, por eso hay más exigencia. La curia la forman casi 5.000 personas y administrarlas es difícil.
–¿Cuál es la mayor dificultad a la que se enfrenta?
–Aquí todo es un milagro. En la Santa Sede lo importante es acabar el año de un modo un poco aseado porque hay muchas cosas que no se pueden prever. ¿Quién iba a imaginar que se celebraría un cónclave este año? Esto también provoca una serie de gastos que no estaban previstos.
–¿Cuánto cuesta celebrarlo?
–Aún no se puede determinar cuánto porque cada departamento puede asumir una parte. Además, normalmente los cardenales que vienen se pagan sus viajes. Todos colaboran un poco, pero por lo menos habrá que invitarles a dormir y a comer y son 117. Y tampoco se les preparan menús excepcionales porque vivirán en la residencia Santa Marta, donde normalmente viven los monseñores que trabajan en Secretaría de Estado. Así que dormirán en habitaciones humildes y comerán lo típico de aquí: mucha pasta.
Es cierto que preparar un cónclave es una actividad extraordinaria. Se necesita más personal para limpiar los espacios que normalmente no se utilizan como la Capilla Sixtina. Y, obviamente, son gastos con los que no contábamos. Eso sí, se recuperaran los materiales del cónclave anterior.
–Al margen del cónclave, ¿cuáles serían los objetivos de su Prefectura?
–Nuestro cometido fundamental es que el balance del año quede equilibrado, que se reduzcan los gastos y que aumenten los ingresos todo lo posible e incentivar a que cada departamento haga bien su trabajo.
–¿Por qué cree que existe tanto interés por la economía vaticana?
–Creo que se escriben muchas novelas sobre la Santa Sede. Provocadas, a veces, por nuestra falta de información, pero es un mal general en todas las instituciones de la Iglesia. Es importante comunicar el bien que se hace y a veces no tenemos tiempo.
–¿Considera que esto es lo que crea la fascinación por el Vaticano?
–El Vaticano es fascinante, de eso no hay duda. Pero también es verdad que es mucho más simple de lo que podíamos imaginar.
–¿La decisión del Papa humaniza más esta institución?
–Creo que sí porque a veces desde fuera se quiere ver la Iglesia como una multinacional extraña y no es así. Es más una familia.
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