Catolicismo
¿Por qué el Papa no se va de vacaciones?
Francisco confesó que no lo hace desde 1975. Disfruta en el Vaticano de la soledad, la lectura y prepara la agenda. El único compromiso público que no ha suspendido es el rezo del Ángelus
Francisco confesó que no lo hace desde 1975. Disfruta en el Vaticano de la soledad, la lectura y prepara la agenda. El único compromiso público que no ha suspendido es el rezo del Ángelus
Arrancan las vacaciones, pero no para todos. Un año más, el Papa Francisco permanecerá dentro de los muros vaticanos trabajando, aunque eso sí, a un ritmo distinto, más pausado, al del resto del año. A sus 79 años, el Santo Padre piensa que no tiene tiempo para hacer las maletas e irse unos días fuera del Vaticano a descansar, como sí hacían, en cambio, sus predecesores al trasladarse unos días a la residencia veraniega de Castelgandolfo.
Francisco, fiel a su propio estilo, prefiere quedarse en Roma a pesar del insoportable calor que hará durante estas semanas estivales. De hecho, la mayor parte del complejo de Castelgandolfo fue transformado hace menos de un año en un museo en el que los turistas pueden admirar ornamentos litúrgicos pertenecientes a anteriores Pontífices o ver el lugar en el que Juan Pablo II rezaba cada domingo el Ángelus con los habitantes del pueblo.
Él mismo lo ha reconocido en más de una ocasión al ser preguntado por las razones de que no salga fuera. «La última vez que tomé vacaciones fuera de casa fue en 1975... Desde entonces las tomo –¡de verdad!– en mi hábitat. Cambio de ritmo, duermo algo más, leo cosas que me reposan, escucho algo de música, rezo más... Y todo eso me descansa», manifestó a los periodistas en 2014 al volver del viaje de Corea del Sur a Roma.
Parte de su descanso estival ha comenzado ya desde la semana pasada con la suspensión de las audiencias generales de los miércoles y la misa que cada día a primera hora de la mañana celebra en la capilla de la Casa Santa Marta, donde vive. Las primeras las retomará en agosto en el Aula Pablo VI, y no en la plaza de San Pedro, para evitar el terrible ferragosto romano, y volverá a celebrar las misas matutinas en el mes de septiembre.
Sin embargo, aún le quedan unos días de importante ajetreo y para los que ya Francisco ha comenzado a prepararse: la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Cracovia del 25 de julio al 1 de agosto. Allí se reunirá con más de dos millones de jóvenes de todo el mundo, según estiman de los organizadores.
Bergoglio conserva grandes amigos de su etapa como arzobispo de Buenos Aires, que le conocen a la perfección y con los que sigue hablando y viéndose a menudo. Uno de ellos es la periodista del diario argentino «Crónica» y la creadora de la Radio del Papa Francisco, Alicia Barrios. «El cardenal Bergoglio en la temporada estival en Buenos Aires les daba vacaciones a todos sus asistentes y lo que más disfrutaba era estar solo», cuenta a LA RAZÓN la amiga de Francisco.
Durante ese tiempo, «atendía el teléfono, se divertía, lo pasaba bien. Los domingos invitaba a comer a dos amigos que ayudaban a los pobres que dormían en la puerta de la catedral metropolitana y les servía la comida, convidaba a helados...».
El verano de Bergoglio también pasaba por ir «de visita a las villas y celebraba con los pobres», añade Alicia, quien el próximo 6 de julio presenta en España su libro «Mi amigo el Padre Jorge», editado por Romana Editorial, y en el que describe a lo largo de 29 capítulos la amistad que tiene con el Papa desde hace más de 15 años.
Además, «presidía la misa de La Candelaria cada 2 de febrero; nunca dejaba de trabajar de cura», explica. La periodista también recuerda que es cierto que al Papa no le gusta viajar, pero lo tiene que hacer porque «ejerce el poder de ser el Jefe de Estado del Vaticano en todos esos países en que hay dolor». «Francisco es un Papa que trabaja de cura, que es su máxima vocación. A él lo que más le gusta es ser cura, imagínate lo que es ejercer esa vocación siendo Papa. Está en la gloria», asegura Barrios.
Y en la Casa Santa Marta, como cada verano, el Pontífice aprovechará la tranquilidad del interior del Vaticano para estudiar, leer, responder cartas y preparar próximos documentos y la agenda del nuevo curso.
El único compromiso público que no se ha suspendido es el rezo del Ángelus del domingo, que tiene lugar en la plaza de San Pedro, donde se dan cita miles de fieles cada semana.
Hasta el próximo mes de septiembre, cuando comenzará a trabajar duro para la canonización de la Madre Teresa de Calcuta el día 4 –cuya cita atraerá también a miles de personas–, el Papa Francisco dejará las agotadoras y maratonianas jornadas en las que se despierta casi a las 04:00 de la mañana. Tampoco tendrá tantas reuniones de trabajo, y sólo recibirá en audiencia a presidentes de países y otros mandatarios en casos excepcionales.
✕
Accede a tu cuenta para comentar