El sucesor de Benedicto XVI
¿Se convertirá en un banco ético?
¿Cuál es el servicio que debe dar un banco como el IOR?
–Un banco debe dar una respuesta real y efectiva a los retos que proponen las leyes del mercado y los modelos actuales de economía para caminar hacia una economía más humana. Y en este compromiso debe haber un posicionamiento ético tanto por parte del banco como por parte de aquellos que le confían su dinero. Por eso, la transparencia debe ser el instrumento y la herramienta de la que se sirva un banco para ofrecer información sobre el destino de las inversiones, el carácter responsable de las mismas y la consecución de actividades y proyectos que transmitan seguridad.
De todas las fórmulas que se plantean, un banco ético ¿podría ser una salida interesante para la Iglesia?
–El compromiso ético y la apuesta por una economía de valores formarán parte del mensaje que la Iglesia debe transmitir al hombre actual. Por eso, en el ámbito económico, también debe manifestar una apertura y una transparencia en lo que a los valores financieros se refiere.
En España, la Iglesia ha hecho un ejercicio importante de transparencia. ¿Las medidas que ha aplicado se pueden trasladar a la Santa Sede?
–En efecto, la Iglesia católica en España se ha sumado al compromiso de informar sobre aquellos términos que afecten al conjunto de ayudas provenientes de fondos públicos. Igualmente, las últimas noticias de la Santa Sede comunican su intención de unirse a esta necesaria transparencia con exhaustivas reformas que reclaman los tiempos y las vicisitudes sociales y económicas actuales. Estas reformas llegan en un momento en que es necesario impulsar una política financiera transparente para contribuir a devolver la esperanza.
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