Actualidad

Abusos a menores

Una hoja de ruta del Papa Francisco contra los abusos

Un grupo de víctimas, a las puertas de la Plaza de San Pedro
Un grupo de víctimas, a las puertas de la Plaza de San Pedrolarazon

Gesto serio, cabeza gacha y 190 representantes de las Iglesias de todo el mundo rezando en pie ante él. Así inauguró el Papa Francisco la cumbre con la que pretende marcar un antes y un después en la lucha contra la pederastia. A todos ellos –presidentes de las conferencias episcopales y otros jerarcas eclesiásticos–, les explicó que habían sido convocados para escuchar todos juntos «el grito de los pequeños que piden justicia». «El santo pueblo de Dios nos mira y espera de nosotros no simples y descontadas condenadas, sino medidas concretas y eficaces», les lanzó, en un aviso a navegantes. Poco después, esas medidas concretas llegaron de forma explícita, clara y esquemática.

El Papa expuso una lista clara de 21 puntos con las recomendaciones extraídas del trabajo previo de las conferencias episcopales. Y ya en el primer punto se plantea «elaborar un vademécum práctico en el que se especifiquen los pasos a seguir por la autoridad en todos los momentos clave de la aparición de un caso». Es decir, la creación de una hoja de ruta para que ni sacerdotes ni obispos tengan dudas si se producen sospechas de abusos sexuales en una determinada diócesis. Es una de las cuestiones básicas que exigían desde la Iglesia y también clamaban las víctimas.

También hay otras cuestiones prácticas, como «instituir un organismo de fácil acceso para las víctimas –algunas diócesis ya lo han hecho– que deseen denunciar los delitos» o crear «estructuras de escucha» para estudiar y discernir los casos. Además, llama la atención otra petición que podría resultar obvia en Occidente: «Elevar la edad mínima para contraer matrimonio a los 16 años», y que, sin embargo, en muchos países supondría una auténtica revolución. Los expertos del Vaticano han insistido mucho en los últimos días que uno de los aspectos más importantes de este encuentro es que por primera vez en la historia se ponen en común las experiencias del cuerpo universal de la Iglesia, un entorno donde conviven situaciones muy distintas.

En otros casos, las propuestas parecen más encaminadas a poner negro sobre blanco situaciones que se vienen reclamando desde hace tiempo, como «informar a las autoridades civiles y a las autoridades eclesiásticas superiores de acuerdo con las normas civiles y canónicas». También se pide que haya un acompañamiento pastoral de las víctimas, la participación de laicos en las investigaciones y una mayor colaboración con medios de comunicación «para poder reconocer los casos y discernir los verdaderos de los falsos». A su vez, las víctimas que tuvieron el día anterior un encuentro con los miembros del comité organizador clamaron que ellos no querían ser «enemigos de la Iglesia, sino aliados», para iniciar juntos un camino de reparación.

Hay un llamamiento para introducir programas de formación a los aspirantes a ingresar en seminarios y una alarma para los alumnos que son trasladados, ya que ha habido casos de pederastas que habían sido expulsados de seminarios por conductas sospechosas pero que terminaron siendo aceptados en otras congregaciones o centros de formación. Se pide formular «códigos de conducta obligatorios para todos los clérigos, religiosos, personal de servicio y voluntarios, con el fin de definir límites apropiados en las relaciones personales». Según las intenciones de Francisco, en el caso de los obispos también habría protocolos específicos en los casos en los que los religiosos hayan sido acusados de encubrimiento.

Todas estas prácticas estarían sujetas a revisión, aunque se trata de un primer documento de trabajo que el Papa quiere que sirva de base para las reflexiones que se extenderán hasta el próximo domingo, cuando finalice la cumbre. Algunas de las víctimas, como el español Miguel Hurtado, que se encuentra estos días en Roma, consideran que estas propuestas son «demasiado genéricas» y «no garantizarán la política de tolerancia cero». Sin embargo, suponen un punto de partida para empezar a hablar de hechos y no sólo de palabras, tal y como advirtió el Papa.

Los responsables de poner de nuevo el dedo en la llaga fueron los supervivientes de abusos, que ofrecieron su testimonio a los representantes eclesiásticos a través de un vídeo proyectado en la sala y que no fue difundido a los medios. En él, uno de los testimonios, cuya identidad tampoco se reveló para preservar su identidad, manifestó haber sido acosado sexualmente «durante mucho tiempo, más de cien veces». «Cada vez que he hablado con provinciales y superiores mayores, todos han encubierto prácticamente cada asunto, han encubierto a los autores y eso a veces me mata», añadió.

Una denuncia, la del encubrimiento, que fue común entre los cinco protagonistas de este vídeo que sirvió de introducción a las reuniones. «Cuando uno ve un cáncer, tiene que tratar el cáncer entero, no sacar el tumor», dijo otro de ellos. Esta persona pidió a los representantes de las Iglesias que «oigan lo que el Santo Padre quiere hacer, no asientan con la cabeza y después hagan otra cosa».

Después, uno de los mayores expertos contra la pederastia en el Vaticano, el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, hizo un repaso durante su intervención del conjunto de normas ya existentes y de los pasos para su aplicación. Mientras que el cardenal filipino y presidente de Caritas Internationalis, Luis Antonio Tagle, les preguntó a los presentes si «habían sentido el olor del rebaño, en lugar de escapar una vez descubierto el dolor infligido en niños y personas vulnerables». «Nuestra falta de respuesta ante el sufrimiento de las víctimas, incluido el hecho de rechazarlos y de ocultar el escándalo para proteger a los perpetradores y a la institución que ha herido a nuestra gente, ha dejado una marca profunda en nuestra relación con quienes estamos llamados a servir», añadió. En la primera jornada de esta cumbre el lema era la responsabilidad de los obispos. La reunión que se desarrollará hoy se centrará en la rendición de cuentas y mañana, la que servirá de cierre de los encuentros, versará sobre la transparencia como política de actuación.