Coronavirus

Cuando trabajar ya puede ser perjudicial para bajar la curva

Al aumentar el riesgo, ahora es más importante el confinamiento riguroso del resto de la población para evitar un rebrote.

España volvió ayer a tener un repunte de fallecidos. Ante este panorama, que se reincorporen el lunes trabajadores de sectores fundamentales como la construcción no parece lo más prudente. Pero, ¿qué dicen los expertos?

Suavizar el confinamiento demasiado pronto puede volver a acelerar los contagios desencadenando una segunda ola. Hay que buscar un equilibrio entre la reactivación de la actividad económica y mantener la ratio de reproducción por debajo de uno. Ésa es la conclusión de un estudio publicado en «The Lancet». Ahora bien, ¿cuál es el equilibrio? Según la OMS, eliminar el confinamiento demasiado rápido puede producir un rebrote, por lo que para levantar las restricciones pone como requisito seis condiciones. La primera, que la transmisión esté controlada, es decir, que la ratio de nuevos contagios sea menor que uno. «Algo que ya se cumple por el esfuerzo de confinamiento. Si la movilidad aumenta, el R0 también lo hace», explica Alex Arenas, catedrático de Ingeniería Informática y Matemáticas de la Universidad Rovira i Virgili y que dirige el grupo Alephsys Lab, que ha diseñado un modelo matemático sobre la evolución de la pandemia, junto con Jesús Gómez-Gardeñes y su equipo de la Universidad de Zaragoza.

Por eso, para Pepe Martínez Olmos, ex secretario de Estado de Sanidad, «sería más prudente mantener la paralización actual dos semanas y volver así a la normalidad con mejor base epidemiológica», como afirmó en Twitter. Antoni Trilla, uno de los expertos del comité que asesora al Gobierno, en una entrevista a Catalunya Ràdio, también consideró «sensato» mantener la paralización y estimó que habrá un repunte de contagios a partir de esta semana. Para Arenas, «sería más prudente esperar una semana más porque hay que preparar a la población, tener medidas de protección adecuadas y hacer más test. Es correcto decir que si uno está mal no vaya a trabajar, el problema es con tanta población asintomática es arriesgado. Pero hay que tomar decisiones. Los valores de movilidad antes del confinamiento total arrojaban cifras de reducción del 70% que hacen compatible una mínima actividad laboral combinada con un estricto confinamiento por el resto». Ahora bien, «si la población se relaja, se podría dar un repunte». Preguntado cuál es el nivel de riesgo de la reincorporación a partir de hoy, Arenas explica que «es alto, porque la mayoría aún no tiene inmunidad. La situación es y seguirá siendo crítica durante semanas. Si se da un rebrote el pico de infectados dependerá de cuánto tardemos en volver a actuar confinándonos totalmente para volver a frenarlo». De ahí que Arenas vea «imprescindible que todos vayan con mascarilla. Además, es clave aumentar la frecuencia del transporte público y habría que ver primero con las empresas si la entrada se puede hacer de forma escalonada porque lo que es innegable es que va a haber más infectados».

La segunda condición de la OMS es que los sistemas sanitarios estén en buen estado. Algo difícil de responder cuando el número de sanitarios infectados ronda el 13%. La tercera es que se hayan minimizado los brotes en centros sociosanitarios. En este sentido, en las residencias empiezan a hacerse test, pero empiezan... Otra condición es aplicar medidas preventivas en espacios de mucho tránsito. Pedro Sánchez fue preguntado ayer sobre si van a aumentar la frecuencia de transporte público, pero no concretó. Quinta condición, controlar el riesgo de que aparezcan casos importados y sexta, que la sociedad sepa lo que está en juego, algo «fundamental», según Arenas, y que «creo que aún no la hemos conseguido». Los 4.000 detenidos en cuatro semanas de confinamiento dan prueba de ello, también los ciudadanos que vemos pasear con una bolsa vacía en dirección contraria a la tienda de alimentación más próxima o cuando los empleados de Amazon han denunciado que muchos de los pedidos no son de primera necesidad.

Epidemiológicamente, el coronavirus no se para si no hibernamos, máxime cuando «la curva de los infectados tiene un ligero repunte preocupante y la curva de los casos acumulados no acaba de estabilizarse», precisa Joan C. Micó, del Instituto de Matemática Multidisciplinar de la Politécnica de Valencia. Ahora bien, las consecuencias económicas y sociales pueden ser demoledoras. «Hoy muchas personas salen del estado de confinados a susceptibles y de ahí se puede pasar rápidamente a contagiado. Esta apertura va a hacer que el ritmo de nuevos contagios que estaba descendiendo se ralentice. Es decir, que la curva baje más lentamente. Pero si se hace correctamente no hay riesgo de colapsar la Sanidad. En cuanto a la salud, lo ideal sería quedarse en casa, pero parar otras dos semanas supondría poner al país en jaque», explica Mario Miravete, de ZZ Data Labs. «Una semana más de hibernación supone perder entre el 0,5 y el 1% del PIB del año cada siete días», añade Miravete. Un extremo al que también alude el catedrático de Estructura Económica Ramón Tamames: «Tomando las debidas precauciones es conveniente que empiecen porque si no, nos vamos a la ruina». «No es fácil esta decisión», reconoce Miravete, que explica que en España hay 90,6 casos nuevos por cada millón de habitantes, frente a los 78 de Italia (según los datos del sábado) o los 39 de Alemania. Ahora bien, el problema es que a largo plazo, si se diera una segunda oleada el daño para el PIB «sería muy superior», reconoce Miravete. En concreto, «el PIB podría caer hasta un 22% para diciembre de 2021 si se diera un rebrote».