Coronavirus
“Nos hemos jugado la vida por no estar protegidos”
El jurado del Premio Princesa de Asturias ha otorgado el de la Concordia al personal sanitario en reconocimiento a su labor en la crisis del covid “por su entrega incondicional, haciendo frente a largas jornadas de trabajo sin contar, en ocasiones, con el equipamiento adecuado”
El jurado del Premio Princesa de Asturias de la Concordia otorgó ayer el galardón al personal sanitario que ha estado y está en primera línea contra la pandemia de coronavirus. Y lo hizo porque, a su juicio, esos miles de profesionales han estado «expuestos a una alta y agresiva carga viral», y porque su «entrega incondicional, haciendo frente a largas jornadas de trabajo sin contar, en ocasiones, con el equipamiento y los medios materiales adecuados, representa un ejercicio de vocación de servicio y de ejemplaridad ciudadana». El jurado, además, destacó el «heroico espíritu de sacrificio» de los galardonados, que han asumido «graves riesgos y costes personales».
Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, no ocultaba ayer su felicidad. «Es una gran satisfacción y, sin duda, la noticia está llevando ya alegría a los corazones de todos los profesionales que están ahora, en este preciso momento, luchando contra este virus que tanto daño ha provocado. Los profesionales sanitarios se lo han ganado, y permítame que tenga una mención especial para las enfermeras. Hemos sido la profesión sanitaria más expuesta por nuestra cercanía a la hora de atender a los pacientes, porque gran parte de nuestra labor, fundamentada en los cuidados, se desarrolla a pie de cama, en la asistencia y el seguimiento domiciliario y en las residencias sociosanitarias».
«Se han dejado la piel»
Pérez Raya, sin embargo, tampoco ha ahorrado críticas por la falta de material adecuado y la escasez de personal de enfermería para hacer frente a la pandemia. «Los profesionales sanitarios se han dejado la piel, y por el camino quedan mucho sufrimiento, decenas de miles de contagios y más de sesenta muertes de compañeros. Este es un reconocimiento al esfuerzo titánico que han llevado a cabo doblando turnos, renunciando a descansos y a fines de semanas y festivos por no dejar ni un solo paciente sin atender. A esto hay que sumarle el tener que haber prestado la asistencia sin el material de seguridad adecuado, jugándose sus vidas al no estar lo suficientemente protegidos y sin tener acceso a los test para confirmar posibles contagios. Tampoco podemos olvidar (añade) el miedo al volver a casa con sus familias sin saber si eran o no un foco de contagio. Lo hemos dado todo, como siempre hemos hecho». Finalmente, el presidente del Consejo General de Enfermería añadide que «el déficit de enfermeras que sufre España desde hace más de 40 años ha causado grandes dificultades a la hora de prestar la atención sanitaria, hasta el punto de que debieron contratar a estudiantes de Enfermería y jubilados. Tenemos un 40% menos de enfermeras que la media europea, y esto ha hecho que la sobrecarga asistencial, ya de por sí durísima en cualquier pandemia, en España haya sido insostenible, causando verdaderos estragos psicológicos en muchos profesionales. Esperamos que los políticos, los gobiernos y las autoridades sanitarias tomen nota y corrijan los grandes errores cometidos para que un posible rebrote no vuelva a tener el coste en sufrimiento y vidas que ha supuesto el Covid-19».
El jurado argumentó que los profesionales sanitarios, «con un espíritu de sacrificio personal sobresaliente en favor de la salud pública y del bienestar del conjunto de la sociedad, se han convertido ya en un símbolo de la lucha contra la mayor pandemia global que ha asolado a la humanidad desde el último siglo». El Premio Princesa de Asturias de la Concordia fue fallado por un jurado que, por primera vez en la historia de estos prestigiosos galardones, se ha reunido y votado de forma telemática. El reconocimiento está dedicado a distinguir «la labor de defensa y generalización de los derechos humanos, del fomento y protección de la paz, de la libertad, de la solidaridad, del patrimonio mundial y, en general, del progreso de la humanidad». Juan González Armengol, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), reconoció a LA RAZÓN que este premio, «al igual que los aplausos de todos los días, es un reconocimiento que agradecemos de buena fe y de buena gana, porque lo concede una institución tan importante como la Corona, en este caso, personificada en la Princesa de Asturias».
Y subraya: «Desde el punto de vista emocional, es una mezcla de frustración y tristeza por la tragedia que hemos vivido, porque estábamos acostumbrados a ganar y se nos ha muerto bastante gente, aunque también hemos ayudado a salvar vidas. Pero estamos tristes porque algunos compañeros han fallecido, y otros están con graves convalecencias. Físicamente, nos sentimos cansados, salíamos de una epidemia de gripe y nos hemos encontrado con una catástrofe por un agente biológico tremendamente agresivo. Y además (sostiene) ahora debemos retomar nuestra actividad desdoblando los servicios para ofrecer atención diferenciada a los pacientes con sospecha de Covid-19, aunque a día de hoy los contagios nuevos prácticamente han desaparecido, y a los que no lo son. Eso supone para nosotros doble trabajo, porque no tenemos un relevo generacional. La nuestra no es una especialidad reconocida».
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