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¿Sabías qué ayudar a los demás puede salvarte la vida?

La práctica habitual (dos horas a la semana) de una actividad altruista, reduce el riesgo de muerte y de desarrollar limitaciones físicas en personas mayores de 50 años, según una investigación.

En España, el perfil de quienes colaboran con ONGs por encima de la media (40,6%) es, en general, de mayores de 45 años, mayoritariamente mujeres, según el último informe de Acción Voluntaria. La madurez, una organización del tiempo más eficiente, una sensibilidad mayor con los problemas del entorno o el hecho de tener menos obligaciones familiares cuando los hijos van creciendo, son algunos de los motivos por lo que muchas personas en esas franjas de edad deciden realizar una actividad altruista de modo habitual. Y, según la ciencia, esta dedicación les reporta importantes beneficios para su salud: tienen un riesgo sustancialmente menor de mortalidad y de desarrollar limitaciones físicas, demuestran mayores niveles de actividad física posterior y una mejor sensación de bienestar más adelante, en comparación con las personas que realizan ningún trabajo de voluntariado.

Menor riesgo de muerte

Esta es la principal conclusión de un estudio realizado en adultos mayores de 50 años que ha sido recientemente publicado en el American Journal of Preventive Medicine y analiza con detalle las ventajas de ayudar a los demás, validando y refutando los hallazgos de investigaciones anteriores. “Los humanos son criaturas sociales por naturaleza. Quizás es por eso que nuestras mentes y cuerpos son recompensados cuando damos a los demás. Nuestros resultados muestran que el voluntariado entre los adultos mayores no solo fortalece las comunidades, sino que enriquece nuestras propias vidas al validar nuestros lazos con los demás”, ha señalado el investigador Eric S. Kim, del Harvard TH Chan School of Public Health, de Boston. En su opinión, “ayudándonos a tener un sentido de propósito y bienestar, y protegiéndonos de sentimientos de soledad, depresión y desesperanza, la actividad altruista regular reduce nuestro riesgo de muerte, a pesar de que nuestro estudio no mostró ningún impacto directo en una amplia gama de afecciones crónicas”.

Habilidades para ayudar

El análisis se basó en datos, entrevistas personales y respuestas a encuestas de casi 13.000 participantes seleccionados al azar del Estudio de Salud y Jubilación (HRS), una muestra representativa a nivel nacional de adultos mayores en los Estados Unidos. Los participantes fueron seguidos durante cuatro años en dos cohortes de 2010-2016, y se evaluaron 34 parámetros de salud física y bienestar psicológico y social. Aunque el trabajo no ha confirmado los vínculos entre el voluntariado y mejoras concretas en afecciones crónicas como diabetes, hipertensión, accidente cerebrovascular, cáncer, enfermedades cardíacas, enfermedades pulmonares, artritis, obesidad, deterioro cognitivo o dolor crónico, si ha demostrado que la creciente población de adultos mayores posee una amplia gama de habilidades y experiencias que pueden aprovecharse para el bien de la sociedad a través del voluntariado. Teniendo en cuenta el contexto global de población de adultos mayores en rápido crecimiento, el estudio recomienda la adopción de políticas de salud pública que fomenten más voluntariado en mayores como una vía para potenciar el envejecimiento saludable.

Voluntariado en la era post Covid-19

Aunque la pandemia se ha cebado en los mayores, no han dejado de ayudar. Dado que no podían estar en primera línea, lo han hecho a través de servicios de atención telefónica de ONGs, organismos públicos, colegios profesionales, asociaciones vecinales, entre otros muchos, donde su apoyo ha sido imprescindible. “Ahora podría ser un momento particular en la historia cuando la sociedad necesita su servicio al máximo. Siempre que no pongan en peligro su salud, pueden seguir realizando su labor y hacer mucho bien al mundo, y a sí mismos", ha señalado Kim. "Cuando la crisis de COVID-19 finalmente desaparezca, tenemos una oportunidad para crear políticas y estructuras cívicas que permitan más donaciones en la sociedad. Algunas ciudades ya fueron pioneras en esta idea antes de la pandemia y la cuarentena, y espero que tengamos la voluntad y la resolución de hacerlo también en una sociedad post-COVID-19”, concluye.