Sanidad
¿Cómo se mejora la atención clínica al colectivo trans?
Aunque sus necesidades asistenciales son las mismas que las de cualquier otra persona de su edad, la relación médico- paciente y la complejidad de sus tratamientos previos supone un reto para los especialistas.
Desde algo tan sencillo cómo dirigirse al paciente de la forma correcta desde el primer encuentro, como hombre o mujer, hasta los condicionantes que puede suponer su historia clínica previa de tratamientos hormonales. La atención al paciente trasngénero es un reto para médicos internistas ya que, normalmente, es el médico de Atención Primaria o de Urgencias el que le ha atendido anteriormente. A esto, se suma la escasa evidencia científica que existe respecto a este perfil de paciente, que complica el conocimiento de posibles interacciones con otros tratamientos. “La comunicación del especialista en Medicina Interna con el paciente trans puede no resultar sencilla. Puede tener dudas de cómo dirigirse al paciente en el primer encuentro, como hombre o mujer, y un tropiezo en este comienzo puede derivar en que no se establezca un buen vínculo y que no haya una continuidad en la relación”, explica Gemma Ortiz, responsable del Grupo de Formación de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). “Aunque el rol del internista tiene que ser el mismo que el que ejerce con la población general de la misma edad, debe tener en cuenta ciertos factores específicos. El más importante es que estas personas suelen tener tratamientos hormonales de por vida, por lo que es esencial que eso esté bien especificado en su historia clínica”, añade.
Complicaciones más frecuentes
Otro de los aspectos básicos es como reacciona su organismo ante la retirada de estos tratamientos hormonales, ya que la pérdida de la protección estrogénica puede derivar en enfermedades tromboembólicas, como una tromboembolia pulmonar (TEP) o una trombosis venosa profunda (TPV), e incluso ictus o infartos. Asimismo, existe la posibilidad de que se presenten tipos de neoplasias ligadas al género, como mama o próstata, en pacientes en los que no se piensa que puedan tenerlas debido al cambio de sexo. Además, la complejidad de su condición no solo es física, sino también mental y emocional. Se trata de personas que han nacido en un cuerpo que no les correspondía, que les causa rechazo, y han tenido que someterse a complejas y dolorosas intervenciones para poder sentirse ellos misma. Por ello, también tienen riesgo de pueden padecer patología psiquiátrica de tipo ansioso-depresiva.
Avanzar en una atención integral y de calidad a este colectivo pasaría, en opinión de Ortiz, por promover modelos como Trànsit, un servicio de la Generalitat de Catalunya para ayuda a las personas trans que, además de ser público y gratuito (y pionero, ya que se creó en 2012) no establece la premisa de una evaluación psiquiátrica para iniciar los tratamientos hormonales y/o procedimientos quirúrgicos, en caso de desearlos. “Estos modelos hacen que aumente el conocimiento y, de hecho, el paciente trans suele confiar en ellos y en sus profesionales, y se están convirtiendo en la puerta de entrada al sistema sanitario para estas personas”, ha explicado Ortiz. De hecho, a el acuden el 90% de las personas de Catalunya que tienen alguna duda de identidad de género.
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