Opinión
Eyaculación precoz (II)
Dependiendo de su severidad, la eyaculación precoz puede ser mejorada considerablemente. Los tratamientos para los casos más leves se enfocan en entrenar gradualmente al paciente, mejorando su condicionamiento mental al sexo y el control de su estímulo erótico. En casos clínicos, se han presentado fármacos que retardan o eliminan la disfunción sexual. Hay uno específico para su tratamiento: la dapoxetina, que es el primer agente farmacológico oral a demanda aprobado para esta disfunción. Además, existe un espray con anestésicos locales que se aplica en el glande. Hay muchos otros, del grupo de los antidepresivos, que mejoran los tiempos de eyaculación. También algunos para la disfunción eréctil la retrasan.
La modificación conductual es otra pauta para trabajar. La mayoría de los sexólogos prescriben unos ejercicios que permiten que el paciente recobre el control eyaculatorio. Aunque son para pacientes con este problema, otros hombres pueden servirse de ellos con el fin de intensificar su vida sexual. Uno de los ejercicios más comunes es el llamado «Parar y continuar», documentado por Semans en 1956.
La técnica tiene sus variedades, aunque el propósito es el mismo: hacer que el hombre se acostumbre a mantener una erección por un extendido período, a medida que se incremente gradualmente su tolerancia sexual. Un 95% de los sujetos logra aprender a controlar la eyaculación entre cinco y 10 minutos. Al hacerlos el hombre logra una erección por su propia masturbación. Una vez conseguida, se detiene la estimulación hasta que pierde la erección. En ese punto, reanuda la estimulación para lograr erecciones simultáneas. Gradualmente, por un período de varias semanas, logra estimularse por períodos más extensos, ganando autocontrol eyaculatorio.
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