Sociedad
Todo un lujo a su alcance
El consumo de hortalizas y frutas en España no deja de descender, pese a que nuestro país es, junto con Francia, el principal productor de Europa y los precios de los productos frescos son de los menores de la UE.
Mientras que un consumidor medio islandés, por citar el país de Europa con el sector agrícola más pequeño, debe tentarse el bolsillo a la hora de preparar una ensalada, los españoles podemos hacerlo por más de la mitad de precio. Y, sin embargo, no hay tanta diferencia en el consumo per cápita de hortalizas entre el nórdico isleño y el meridional peninsular. Un kilo de tomates que en Islandia cuesta 4,62 euros, en España se paga en 1,66, siempre hablando de precios medios. El aceite de oliva les cuesta el doble que a nosotros y, por ejemplo, por dos aguacates, producto que gana terreno desde hace una década y del que nuestro país es el principal productor y exportador europeo, un islandés o un noruego pagan más de seis euros. Ciertamente, el precio de las verduras y frutas ha debido influir en la caída de consumo que registra España, al menos, porque se acentúa en los peores años de la crisis económica para comenzar a recuperarse en 2018. Si el fenómeno se repitiera este año, con la emergencia del coronavirus y el terrible golpe al empleo, habría que plantearse algunas cosas. Los problemas de obesidad se dan en mayor medida en países donde los alimentos frescos son más caros. También, claro, influyen nuevos hábitos de consumo, con mayor ingesta de grasas y azúcares, productos utilizados sin recato por la gran industria alimentaria. Que China, México y Egipto sean países con mayores problemas de obesidad se debe, sin duda, a la pérdida de sus cocinas tradicionales, mucho más parcas en productos «sabrosos», como los que se producen con derivados del maíz. En España, también, se detecta un cambio de gustos en el consumidor medio. En las frutas, caen las de hueso, especialmente el melocotón; las de pipa, como uva, melones y sandías; los cítricos, pese a que son los que más se consumen, y están creciendo las frutas exóticas y los frutos rojos, muchas de cuyas variedades ya cultiva la agricultura española. En definitiva, que las hortalizas y las frutas pueden ser un lujo, pero, aquí, es un lujo al alcance de cualquier bolsillo.
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