Una buena alternativa para este año son los planes al aire libre, como el Mercado en la Plaza Mayor

Reinventando la Navidad Covid

Llegan las cenas navideñas sin cuñados ni villancicos, las copas de empresa online y las cabalgatas de Reyes a domicilio. ¡Menudas fiestas!

Después de unos meses en los que ya casi nada ha vuelto a ser igual debido al coronavirus nos enfrentamos a las que seguramente serán las navidades más extrañas de nuestras vidas. La epidemia está todavía descontrolada en varias comunidades, y aún hay presión hospitalaria en muchas regiones, con una ocupación en UCI muy por encima de lo que sería deseable, y un número de víctimas que no desciende. Ahora se habla de «salvar la Navidad», pero si se toman medidas demasiado rápidas para la nueva desescalada para llegar a las fiestas con cierta «normalidad» se corre el riesgo de adelantar una tercera ola, como pasó en verano.

Así, la investigadora de la UPC Clara Prats ha pedido «mucha calma», y tomar en serio el riesgo que conllevan las fiestas navideñas desde el punto de vista epidemiológico. Para Prats la desescalada debe ser como mínimo en tramos de 14 días para valorar si hay un empeoramiento sustancial de la situación que obligue a frenarla, y que «no nos entren las prisas al final, que es lo que nos pasó en junio». «Es importante que a la Navidad lleguemos con la incidencia más baja posible porque tendremos situaciones de riesgo» que podrían aumentar los contagios.

Además, señala que uno de los mayores riesgos a los que nos enfrentamos es la que se ha llamado «fatiga pandémica» (según la OMS: desmotivación para seguir las recomendaciones de protección y prevención que aumenta con el tiempo), que podría encontrar en las Navidades la «justificación» perfecta. La investigadora subraya la importancia de combatirla «para que el esfuerzo de algunos sectores no se vaya a la basura y podamos retrasar la tercera ola».

En este sentido, la psicóloga Ruth Pérez considera que «la fatiga pandémica es normal, pero las expectativas de cara a las fiestas deben ser reales. Hay que mentalizarnos: no vamos a poder hacer grandes reuniones familiares. Si partimos de perspectivas muy positivas es peor. Vamos a ser prudentes, porque a lo mejor la Navidad va a ser triste. Pero hay que recordar que no se acaba el mundo, que se trata de una situación pasajera», recalca.

Si llegado el momento (como es lo más probable) se mantienen las medidas de confinamiento perimetral en algunos territorios, se reduce el número de personas a la mesa, o continúa el control de aforos y del ocio nocturno, este año podría ser una buena oportunidad de retomar el verdadero sentido de la Navidad. Puede ser que finalmente no podamos reunirnos con nuestros mayores, pero podemos llamarles, y enviarles regalos de carácter sentimental, como fotos o vídeos de la familia. «El mensaje que hay que recordar es: no nos juntamos porque os queremos, si no os veríamos todos los días», subraya la psicóloga. Pero, además, podríamos eliminar los factores de estrés que acompañan estas fiestas: las colas, el consumismo, los encuentros por compromiso... Y también hay que valorar el ahorro, porque la Navidad supone un gasto económico extra.

¿Significa eso que no vayamos a poder disfrutar de las fiestas este año? Ni mucho menos. Podemos seguir haciendo planes, solo que adaptados a las nuevas circunstancias. Por ejemplo, las cenas y comidas multitudinarias están casi descartadas. El plan del Ministerio de Sanidad limita las reuniones en Nochevieja y Nochebuena a un máximo de 6 personas, aunque Madrid, Cataluña, Navarra y Murcia ya han avisado de que su intención es ampliar el número a 10.

No obstante, se puede cenar en restaurantes siguiendo los horarios establecidos, con las medidas sanitarias implantadas y el cumplimiento de los aforos. Y para las comidas de empresa hay alternativas, como hacer llegar a los empleados los menús hasta su domicilio (Making Movies o Glovo ofrecen esa posibilidad), o vales para canjear en restaurantes y apoyar así la hostelería local.

Por otra parte, es de esperar que las grandes aglomeraciones en centros comerciales no se produzcan este año. Para evitar sustos y agobios de última hora lo mejor es planificar las compras e ir haciendo las presenciales con antelación. Además, en estos meses de pandemia el comercio electrónico se ha consolidado como una alternativa efectiva y con garantías.

La forma más segura de disfrutar de las Navidades va a a ser al aire libre. Un paseo por las calles para ver las luces de Navidad o los belenes que instalen los ayuntamientos en las plazas, tomarse algo en una terraza... El tradicional mercado en la Plaza Mayor de Madrid abrirá sus puertas. Miguel Ángel Fernández, presidente de la Asociación del Mercado Navideño, asegura a LA RAZÓN que «este año es muy triste, atípico. Nos planteamos dejarlo correr, pero al menos una representación tenía que estar, debíamos estar en la Navidad de Madrid». Así, son 56 puestos que cumplen de forma escrupulosa la «normativa covid».

Las cabalgatas de Reyes de muchos municipios y barrios han sido suspendidas. Pero también en este caso hay alternativas, como las cabalgatas estáticas, que ya han anunciado Vigo, Baeza o Fuenlabrada, o la localidad de Otura (Granada), que hará una cabalgata «a domicilio» para que los niños vean a los Reyes desde sus casas. ¿Alternativas? Querer es poder.