Tormentas, calima e inestabilidad serán las protagonistas de la Semana Santa

El tiempo previsto para los días festivos de Semana Santa podría dar un giro respecto al registrado hasta este momento, con calima, lluvias, tormentas ocasionales y un descenso térmico «notable». En los últimos días hemos disfrutado de temperaturas por encima de lo normal para esta época del año, pero la presencia de una borrasca atlántica entrando por el oeste del país provocará un cambio en la situación meteorológica: bajarán las temperaturas, primero en la franja oeste y luego de forma generalizada. El descenso de temperaturas será sobre todo notable en el extremo oeste, donde los termómetros llegarán a caer hasta 10 grados respecto al día anterior.

El portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología, Rubén del Campo, ha alertado del «empeoramiento de la calidad del aire» debido a la intrusión de polvo en suspensión proveniente del Sahara, que durante el día de ayer fue muy abundante en múltiples áreas del oeste y centro peninsular, para desplazarse a lo largo de esta jornada paulatinamente al este del país.

El día de hoy, Jueves Santo, estará protagonizado por chubascos acompañados de tormentas en el oeste peninsular, con mayor incidencia en Galicia y oeste de Castilla y León, Andalucía y Extremadura y, de forma más débil y aislada, en zonas de las vertientes atlántica y cantábrica, sobre todo en montaña.

Al paso de la borrasca las temperaturas experimentarán un descenso notable en el suroeste peninsular y en Galicia de hasta 10 grados menos, ha informado Del Campo a la agencia Efe, quien detalla que, sin embargo, por la noche los valores subirán en el interior peninsular, con valores anormalmente altos para estas fechas.

Por capitales de provincia, Granada podría registrar hoy la temperatura máxima, con 27 grados, seguida de Zaragoza, Toledo, Lerida, Almería, Jaén, Córdoba y Guadalajara, donde los termómetros marcarán entre 25 y 26 grados; en puntos del centro y norte del país, ciudades como Madrid y Bilbao registrarán 24 grados, y, como dato curioso, cabe resaltar que en la jornada de hoy solo Ávila podría estar por debajo de los 20 grados.

Del Campo remarcó el gran protagonismo que tendrá el viento durante esta jornada en Castilla y León, Navarra y País Vasco, donde la Aemet ha activado el aviso amarillo (riesgo) por rachas máximas que oscilarán entre los 70 y 80 kilómetros por hora.

Mañana, Viernes Santo, continuará la influencia de la borrasca sobre la península con probables chubascos y tormentas ocasionales en Galicia, ambas Castillas, área cantábrica y Comunidad de Madrid, extendiéndose por la tarde al sistema Ibérico, Cantábrico occidental y Pirineos, aunque con tendencia a remitir en general.

Del Campo explicó que en muchas de las zonas donde este viernes festivo se prevén precipitaciones, serán en forma de «típicos chaparrones primaverales» que, aunque generalmente suelen alargarse poco tiempo, pueden llegar a acumular grandes cantidades de agua.

Respecto a las temperaturas, las diurnas bajarán en Galicia, Cantábrico y en el centro del país, para aumentar en el área mediterránea peninsular. Este día Zaragoza y Lérida volverán a registrar valores altos de hasta 26 grados, temperatura similar a la que se prevé en Sevilla, Málaga, Logroño, Huesca y Gerona, donde se registrarán entre 24 y 25 grados; alrededor de 19 y 20 grados en Madrid, Palencia, Guadalajara, y 15 grados, el día más fresco, en Segovia.

El fin de semana persistirá la inestabilidad con chubascos ocasionales, especialmente durante el sábado, en zonas de Castilla y León, Madrid, Castilla-La Mancha, Cataluña, puntos de la Comunidad Valenciana, La Rioja y en el área Cantábrica, con máximas que suben en el noroeste peninsular y bajan en el nordeste y mediterráneo.

Para la semana que viene, todavía con mucha incertidumbre, Rubén Del Campo pronosticó la formación de un centro de bajas presiones sobre las Islas Británicas que favorecerá «la entrada de una masa de aire polar», entre los próximos días lunes y martes, con lluvias en la zona norte del país y nevadas en áreas de montaña por debajo de los 1.000 metros de altura.