Opinión
Ese que nunca nos cuentan
Los datos de la pandemia no son alentadores. Ayer mismo España entraba en riesgo alto por con una incidencia de 305 y Sanidad volvía a poner sobre la mesa preocupantes cifras de contagiados y fallecidos que los medios de comunicación replicábamos al instante .Pero la pregunta es la siguiente ¿realmente son datos alarmantes? Está claro que las vacunas protegen de los riesgos atroces del COVID, de su persistencia, de los malvados efectos secundarios y, fundamentalmente, de morir a causa del virus, pero no son infalibles. No evitan los contagios (al menos no del todo) y dependiendo de las marcas son más o menos capaces de plantarle cara a las nuevas variantes.
Con todo, estamos infinitamente mejor que cuando estábamos aislados. Aquellos días, sin relación, ni siquiera evitaban los contagios y no queremos ni recordar a cuántas personas mataron. Si la realidad es que vamos a tener que acostumbrarnos a convivir con este virus a base de vacunas y de una cierta prevención, deberían comenzar a decírnoslo ya. Porque igual creemos que de un día para otro el virus va a desaparecer o que con la obligatoriedad de la vacuna acabaremos con todos y cada uno de sus riesgos.
Y no lo creo. No sucede con la gripe. Y hasta el mal más inocuo para unos puede ser mortal para otros, dependiendo de su estado físico y hasta de su estado de ánimo. Quisiera yo que Sanidad, en vez de hablarme de incidencias, de positivos y de muertos, me indicara si esa ocupación de UCIS que relata es peligrosa, si este es el desarrollo esperado de la enfermedad o si, por el contrario, nos vuelve a dejar perplejos. Porque lo que siento como ciudadana es que, tras las cifras se esconde el verdadero problema. Ese que nunca nos cuentan.
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