La Opinión de Marta Robles

El miedo al futuro

No es solo que el ser humano siempre haya querido conocer su destino, es que en tiempos de incertidumbre casi lo necesita, aunque sea pura invención

Me dicen y me cuentan que, en estos días de pura zozobra, donde quien más y quien menos intenta tener los miedos a raya, vuelven a ponerse de moda, cómo no, los adivinadores, brujos, brujas y demás especímenes que aseguran ver el futuro en sus cartas, bolas de cristal u otros artilugios diversos.

Sorprende que en un mundo donde -supuestamente- impera la racionalidad se venere, igual que antaño, todo lo que suponga un conocimiento anticipatorio. Pero, revisando la historia, no es extraño. No es solo que el ser humano siempre haya querido conocer su destino, es que en tiempos de incertidumbre casi lo necesita, aunque sea pura invención. Nadie va a consultar a un echador de cartas cuando vive en estado de felicidad.

Sin embargo, cuando los nubarrones negros acechan y todo en la vida son sombras no hay quien se resista a buscar la luz en cualquier parte. Hasta en los horóscopos. Sin ánimo de desbaratar las esperanzas, recuerdo yo que, cuando andaba haciendo la carrera de periodismo y escribiendo allá donde podía, lo hice en una revista de golf, donde me tocaba traducir artículos (no sé ni media palabra de este deporte) y ¡hacer los horóscopos! Lo curioso es que lo hice con toda la gracia y sin ningún pudor. Y casi utilizando un poquito de castigo y de venganza.

“¿Quién es capricornio?”, me preguntaba. Y dependiendo de si quien fuera de este o aquel signo me caía mejor o peor o se había portado de tal o cual manera conmigo, le escribía un horóscopo del mes felicísimo o le adjudicaba unas cuantas desdichas aterradoras. Después de esta experiencia, como se imaginarán, nunca he dejado de leer las predicciones de los signos zodiacales sin esbozar una sonrisa malévola.