Sanidad

Vacuna contra la meningitis B para los bebés en 2023

La Comisión de Salud Pública ha aprobado incluirla en el calendario, que se administrará en tres dosis a los 2, 4 y 12 meses de edad

Las vacunas de la meningitis serán más completas
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La Comisión de Salud Pública ha aprobado las recomendaciones para vacunar con tres dosis del suero contra la meningitis B a los bebés a los dos, cuatro y doce meses de edad, aunque es especialmente importante vacunar en tiempo a los 2 y 4 meses de edad. Asimismo, se mantiene la recomendación, ya aprobada en 2018, de administrar dos dosis de la vacuna 4CMenB a personas pertenecientes a grupos de riesgo no vacunadas previamente. Además, en estos grupos de población se recomienda la administración de una dosis de recuerdo un año después de completar la vacunación y, posteriormente, cada cinco años.

La inmunización a los bebés con la vacuna contra la meningitis B, que se comercializa con el nombre de Bexsero, comenzará a implantarse en todas las comunidades autónomas a lo largo de 2023 y hasta finales del año 2024. Hasta ahora, las regiones que la tenían incluida en su calendario eran Canarias, Castilla y León, Andalucía, Galicia, Cataluña, Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana. Sanidad ha adoptado esta decisión debido a la alta gravedad y las secuelas de esta enfermedad, así como para reducir las diferencias existentes entre las comunidades autónomas respecto a la vacunación.

Según informó hace unos días LA RAZÓN,una de las mayores diferencias en el acceso a los servicios sanitario por comunidades autónomas en nuestro país reside en la administración de vacunas, que en la práctica da lugar a 17 calendarios vacunales diferentes.

Normalmente, la inclusión de un nuevo suero para prevenir una enfermedad en el calendario nacional puede demorarse incluso más de diez años desde la aprobación por la Agencia Europea del Medicamento. Esta tardanza en alcanzar el consenso en el seno del Consejo Interterritorial impulsa a las comunidades a adoptar decisiones unilaterales en la inclusión de nuevas vacunas que hacen que el mapa preventivo en España sea heterogéneo y dispar.

Un ejemplo de ello es que seis autonomías inmunizan contra la gripe a los 65 años y el resto, a los 60. O que los sueros contra el neumococo se administren de tres formas, según la región.

De acuerdo con los datos del Ministerio de Sanidad, España en su conjunto apenas destina un 0,25% del presupuesto sanitario total a vacunas, frente a entre un 25% y un 30% que se emplea en la adquisición de medicamentos.

Plan por bajas temperaturas

La Comisión de Salud Pública ha abordado asimismo durante su reunión otros asuntos de importancia, como el plan nacional de actuaciones preventivas por bajas temperaturas o la situación de la covid o la viruela del mono, según ha informado el Ministerio de Sanidad.

En cuanto al plan para reducir el impacto en la salud de la población asociado a las bajas temperaturas, Sanidad quiere conocer el impacto real sobre la salud que tienen las temperaturas, además de estudiar si debe reforzar los recursos y programas de atención a los más vulnerables que ofrecen los servicios sociales en los meses de invierno.

Hasta el momento, según los datos del sistema de monitorización de la mortalidad diaria (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III, se estima que han fallecido por los efectos en la salud de las altas y bajas temperaturas en total 405.614 personas, 33.370 más de las esperadas, aunque buena parte de los fallecimientos estaría relacionado con el calor.

Además de las personas mayores, los grupos de población más vulnerables a las bajas temperaturas según Sanidad son las personas sin hogar y las que sufren pobreza o bajo estatus económico, en especial cuando esta se manifiesta en la forma de pobreza energética, así como los inmigrantes en situación de precariedad. Además, también se encuentran en este grupo las personas con enfermedades crónicas susceptibles de ser agravadas en situaciones de estrés prolongado; las mujeres gestantes; recién nacidos y lactantes; personas que toman medicamentos que pueden potenciar los síntomas ligados al frío; personas con movilidad reducida, desnutridas, con agotamiento físico o casos de intoxicación etílica; personas que trabajan al aire libre; o las que practican deportes al aire libre en zonas frías.

Los efectos de las bajas temperaturas no ocurren de una forma tan aguda y repentina como en el caso de las altas temperaturas, lo cual provoca una menor tensión en el sistema sanitario, según el Ministerio. Aun así, los expertos señalan que este es un factor de riesgo ambiental que no puede ser despreciado.