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Diagnosticar depresiones, objetivo de las apps
Las apps se están haciendo un hueco importante en el sector de la salud y la medicina. Los fabricantes y los desarrolladores lanzan herramientas que son capaces de monitorizar la actividad física, frecuencia cardiaca o hábitos de alimentación de las personas en smartphones o relojes inteligentes. En los markets abundan este tipo de herramientas y los organismos reguladores no son capaces de poner puertas al campo. Hasta los médicos comienzan a recetar aplicaciones para que los pacientes hagan un seguimiento continuo de sus enfermedades, dolencias o monitoricen su ejercicio, comidas o ingesta de medicamentos.
Pero ahora, las apps y la mhealth podrían ir un poco más allá y utilizarse también como un complemento para el diagnóstico de la salud mental, no sólo física. Científicos de la Universidad de Maryland han encontrado que los patrones vocales de los pacientes cambian a medida que sus sentimientos de depresión empeoran. En este sentido, están trabajando en un software capaz de medir estos patrones. En el futuro, una herramienta de este tipo podría usarse al margen de las opiniones de los profesionales en psicología y psiquiatría para detectar problemas personales.
La especialista en acústica Carol Espy-Wilson y su equipo analizaron datos de un estudio de 2007 y encontraron que los pacientes con el estado de ánimo más bajo tendían a mostrar una voz entrecortada y lenta. La especialista asegura que una app para smartphones que analice estas voces podría servir para diagnosticar depresiones en adolescentes y adultos jóvenes, colectivos especialmente vulnerables cuando se trata de salud mental.
“Sus emociones están a flor de piel durante esas edades y por eso están realmente en riesgo de depresión constante. Tenemos que encontrar una manera de ayudar a los niños en esa etapa”, ha señalado para The Independent.
Estudiantes de la universidad de Dartmouth también se encuentran investigando en un área similar, aunque en su caso están utilizando los datos referentes a sensores de movimiento de los teléfonos, el micrófono y las llamadas para crear un perfil de actividad física, la calidad del sueño y los patrones de comunicación de los usuarios. El profesor que dirige la investigación, Andrew Campbell, explica que aplicaciones de este tipo podrían indicar a los pacientes y a los doctores nuevas formas de gestionar la salud mental, avisando a las personas que están cayendo en patrones destructivos si salen mucho o se comunican poco.
Las apps están contribuyendo a que los médicos, psiquiatras e investigadores puedan realizar un análisis de 24 horas y siete días a la semana, algo hasta hace poco impensable, que permite mejorar y agilizar los diagnósticos, incluso para el cuidado del órgano más importante que tenemos en nuestro cuerpo: el cerebro.
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