Huelga 8-M
La peor versión del 8-M
Manifestantes radicales impiden a Casado realizar un acto en Castellón e increpan a varias dirigentes de Cs mientras el Gobierno y Podemos politizan la manifestación de Madrid entre llamamientos a frenar a “las derechas” y al “trío de Colón”
Manifestantes radicales impiden a Casado realizar un acto en Castellón e increpan a varias dirigentes de Cs mientras el Gobierno y Podemos politizan la manifestación de Madrid entre llamamientos a frenar a “las derechas” y al “trío de Colón”.
La jornada de movilizaciones, reivindicaciones y paros en torno al Día de la Mujer que recorrieron el país ayer, 8 de marzo, estaba convocada de forma abierta. Sin cordones sanitarios ni exclusiones. Importaba el apoyo y la defensa de la igualdad real entre mujeres y hombres. Ésa era la teoría, porque en la práctica algunos dirigentes y partidos políticos no pudieron desarrollar en libertad los actos previstos en su agenda. Los líderes del PP y de Ciudadanos, Pablo Casado y Albert Rivera, sufrieron el acoso de unas decenas de manifestantes. Hechos es verdad que aislados pero que demostraron hasta qué punto un sector de los colectivos feministas volvió a utilizar el 8-M como un instrumento más de la batalla política que se libra en España a las puertas de varias citas electorales.
El Partido Popular no tuvo más remedio que trasladar al interior de una guardería de Castellón un acto de atención a los medios de comunicación que el presidente de la formación, Pablo Casado, tenía previsto realizar en la calle. Alrededor de 200 mujeres se concentraron en la capital castellonense precisamente en el lugar en el que Casado había convocado a los profesionales de la información. Increparon a los populares y corearon consignas como «Pablo Casado es el patriarcado» o «Casado machista, estás en nuestra lista», según informa Europa Press. Las manifestantes portaban una pancarta con el lema «Casado yo te hubiera abortado». Al ser preguntado sobre la razón por la que, a su juicio, había sido increpado e insultado, Casado aseguró que las manifestantes «tienen todo el derecho a hacerlo» porque «estamos en un país libre». «Yo creo que unos acaban gritando a políticos y hay políticos que intentamos legislar en beneficio de los que nos gritan también, y ésa es la labor de la política con mayúscula», añadió. Este «escrache» contra los populares se concretó después de que la formación de Casado se hubiera desmarcado del manifiesto de las entidades convocantes y de que anunciara que no acudiría a la manifestación de Madrid.
También Ciudadanos estuvo ayer en la diana de una minoría radical. En el interior de la sede del partido naranja, su líder, Albert Rivera, rindió un homenaje a Clara Campoamor, una de las principales impulsoras del sufragio femenino en España. El presidente de Cs describió a esta política y escritora como «un referente del feminismo, del liberalismo y de la democracia». En el exterior, más de una decena de mujeres protestaba: «Vuestro feminismo no nos representa», clamaban. Tres de las dirigentes de Cs, Patricia Reyes, Melisa Rodríguez y Marta Rivera, salieron a la calle a tratar de hablar con las manifestantes. No fue posible. «Sois una vergüenza», fue la respuesta que recibieron.Al margen de demandar un aborto «libre, seguro y gratuito», las allí congregadas corearon otras consignas como «no somos las vasijas para vuestras hijas» o «mi cuerpo no se compra, mi cuerpo no se vende», mostrando así su oposición a la propuesta de los de Rivera de regular en España la gestación subrogada.
A las puertas de la sede de Vox se registró otra protesta, en la que se lanzaron consignas contra esta formación. El partido de Santiago Abascal denunció, además, la agresión a tres chicas que en Mallorca se negaron a llevar un lazo morado.
Entre los actos en los que no se registraron incidentes, el más multitudinario volvió a ser, como el año pasado, la manifestación de la capital que acabó con la lectura del manifiesto en la Plaza de España. En representación del Ejecutivo acudieron todas las ministras. A ellas se unió la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez. La vicepresidenta Carmen Calvo no desaprovechó su presencia en la marcha para utilizarla políticamente y arremeter contra el PP, Ciudadanos y Vox: «Éste no es su sitio. Es el problema que tienen las derechas, que nunca han contado con nosotras y ahora no saben que hacer, ni donde colocarnos. Están absolutamente descolocados. Por eso, no están aquí, ni los esperamos».
También a estas tres formaciones se refirió la número dos de Podemos, Irene Montero, al inicio de la manifestación: «Al trío de Colón se le frena garantizando derechos». Montero se felicitó de una «jornada histórica» en la que se ha vuelto a demostrar que el movimiento feminista es «el pulmón» de la sociedad española. La portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, –que fue increpada a su llegada a la marcha – reivindicó un feminismo «plural, moderno e inclusivo» frente al «cortijito» y el «chiringuito» que quieren imponer determinados partidos repartiendo «carnés de feminismo».
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