París

Ahogados en plástico

Cada año la población mundial arroja al mar una media de ocho millones de toneladas de plástico, que pueden tardar en descomponerse 500 millones de años

Ahogados en plástico
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Jorge Alcalde.- Cada año la población mundial arroja al mar una media de ocho millones de toneladas de plástico, que pueden tardar en descomponerse 500 millones de años

Lo sabemos desde hace décadas. Miles de toneladas de plástico flotan sin control por los océanos del planeta y convergen arremolinadas en algunos puntos sensibles, sobre todo alrededor de los cinco giros oceánicos mayores, los sistemas de corrientes marinas rotativas que determinan el movimiento de las aguas. Los mares son un vertedero.

Pero ahora tenemos una visión mucho más certera del calibre del problema. Un estudio internacional publicado ayer en la revista Science ha realizado la medición más precisa de la cantidad de plástico que arrojamos a los mares. Nada menos que entre 4,8 y 12,7 millones de toneladas al año. El punto medio de esta estimación (unos 8 millones de toneladas) equivaldría a un área 34 veces más grande que Manhattan cubierta de residuos que cubrieran hasta los tobillos de una persona.

El estudio confirma lo que ya nos temíamos. Los 192 países del planeta que tienen costa son los responsables del envío masivo de residuos al mar. El proceso no es complicado. Un ciudadano cualquiera arroja una bolsa del supermercado al suelo. No hace falta que ese individuo viva en una localidad costera. Podría ser un habitante de Madrid o París. El residuo es arrastrado por la lluvia, los vientos, torrentes o ríos. Se descompone y fragmenta, pero termina llegando al mar. Allí, las corrientes lo envían hacia alguno de los cinco giros principales: Atlántico Norte, Atlántico Sur, Índico, Pacífico Norte y Pacífico Sur, donde se encontrará con miles de millones de otros fragmentos plásticos procedentes de todo el mundo.

La primera vez que se puso sobre la mesa el problema de la contaminación plástica de los océanos fue en 1970 y, desde entonces, no había habido una estimación tan rigurosa como esta de la cantidad de material flotante. En realidad, el plástico es una amenaza muy joven. No apareció a gran escala entre los consumidores hasta los años 40 del siglo pasado y tuvieron que pasar muchas décadas hasta que se desarrollaron los sistemas actuales de recogida y tratamiento de los residuos. Hasta entonces, el plástico se acumulaba en vertederos sin control. Buena parte de ese material nutre hoy las islas de desperdicios del océano.

Incluso hoy, muchos de los 192 países costeros estudiados carecen de protocolos de tratamiento de residuos plásticos. De hecho, el cuidado de los residuos sólidos urbanos suele ser uno de los últimos proyectos que se acomete cuando un país se desarrolla. La prioridad en todos los planes de desarrollos es el tratamiento de agua sanitaria y de basuras orgánicas... dos cuestiones que tienen un gran impacto ecológico y sanitario. Al plástico no se le aprecia como una amenaza prioritaria.

Pero la producción de restos sólidos basados en plásticos no deja de crecer y aumenta conforme mejora el nivel de vida de un país. En el año 2013 se produjeron en el mundo 299 millones de toneladas de plástico, un 647 por ciento más que en 1975. Los residuos generados por esta producción pueden tardar en descomponerse 500 millones de años.

Mientras lo hacen, viajan por el mar recibiendo la radiación solar y fragmentándose en pedazos cada vez más pequeños. La mayor parte de esa basura ya no se ve, son bolitas microscópicas imperceptibles, pero igual de contaminantes. En algunas regiones del Pácifico hay 40 unidades de plástico por cada unidad de plancton. Esto quiere decir que muchas aves marinas y peces comen más plástico que nutrientes. El 80 por ciento de las tortugas marinas y el 60 por ciento de las aves tienen plástico en el estómago.

Por desgracia, el estudio de Science concluye que no existe una solución drástica al problema. Retirar el plástico acumulado en el mar es absolutamente imposible, no hay tecnología que pueda hacerlo hoy en día. La única estrategia es la prevención... tratar de reducir el envío de basura a los océanos y esperar que el tiempo se haga cargo de la que ya hemos arrojado para los próximos millones de años.