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El mes en el que nacemos afecta a nuestra salud
Un estudio estadístico hecho a 500.000 británicos vincula la fecha de nacimiento con el peso, el momento de la pubertad, la altura y el nivel educativo
Un estudio estadístico hecho a 500.000 británicos vincula la fecha de nacimiento con el peso, el momento de la pubertad, la altura y el nivel educativo
Insinuar que nuestro destino de alguna manera está decidido por el momento en que nacimos podría parecer una patraña para la ciencia. De hecho, la astrología es una superchería sin fundamento. No está escrito el destino en los astros, no influye el día de nuestro nacimiento en el futuro que nos haya tocado vivir. Parece obvio... o no tanto. Porque diferentes universidades y reputados grupos de investigación están recabando datos que atestiguan que el mes de nacimiento, y más si cabe la estación, determina si en el futuro seremos optimistas o negativos, fuertes o enclenques, brillantes o mediocres... Sobre todo, ponen de manifiesto que la enfermedad está relacionada con la exposición a ciertos factores ambientales que varían a lo largo del año.
El último de estos estudios fue publicado ayer en la revista científica «Heliyon» y se trata de un análisis estadístico de más de 500.000 personas en Reino Unido que demuestra que las mujeres que han nacido durante los meses de verano tienden a convertirse en adultas más sanas. Según los datos obtenidos, el mes de nacimiento afecta considerablemente el peso a la edad en la que la niña se adentra en la pubertad y tiene impacto en el desarrollo global del estado de salud de la persona. Al parecer, en el caso de las mujeres (el estudio no ha detectado el mismo efecto en los varones) la exposición a las radiaciones solares veraniegas en el último trimestre del embarazo favorece el nacimiento con algo más de peso y altura. Y esa característica se mantiene a lo largo de la vida. Además, las niñas que han nacido esos meses entran en la pubertad un poco más tarde que el resto. El efecto ocurre en todos los tipos de embarazo, en todas las tipologías familiares y sin importar raza, clase social o nivel cultural de las familias.
Los meses en los que se aprecia un mayor peso al nacer son junio, julio y agosto. Es la primera vez que se demuestra fehacientemente la relación entre el mes de nacimiento y el desarrollo puberal, pero no el primer caso en el que se une el mes de nacimiento a la salud. Hace unos años un equipo de la Oficina Nacional de Estadísticas británica anotó el mes en que nacieron personas dedicadas a 19 trabajos distintos, desde peones hasta presidentes de compañías. Y descubrió que los deportistas y físicos habían nacido casi todos durante el mes de septiembre. En enero abundan los médicos. En febrero, los artistas. En marzo, los pilotos y los músicos. En septiembre nacieron 22 premios Nobel de la Paz. Los nacidos a finales de año han tenido que conformarse con peores puestos... y salarios más reducidos.
Otros trabajos han advertido que si hubiera que elegir un mes para someterse a un procedimiento de reproducción asistida lo mejor sería escoger julio: en ese mes los tratamientos de fertilidad se incrementan en un 12%. Es una época óptima para iniciar un embarazo, puesto que facilita los dos parámetros recomendados: ingesta diaria de frutas y verduras y relajación para evitar el estrés y el desequilibrio hormonal que dificultaría la ovulación. Por el contrario, nacer en abril, según un estudio de la Universidad de Texas, conlleva mayor propensión al alcoholismo y desórdenes de alimentación. Para colmo, un informe de la Universidad de Oxford halló una incidencia un 50% mayor de la esclerosis múltiple en los niños nacidos en dicho mes que en los que lo hacen en noviembre. Podría deberse a que parte de la gestación transcurre en invierno, con pocas horas de luz. No es horóscopo, no, pero se le parece. Y se refrenda con alguna investigación más sorprendente. Según un estudio de la Universidad de Oulu, en Finlandia, los niños cuyos tres primeros meses de gestación coinciden con la primavera son más propensos a desarrollar alergias. En la investigación participaron casi 6.000 bebés. El 18% dio positivo en alergias alimentarias antes de los cuatro años de vida, y de ese porcentaje, un 10% había nacido entre octubre y noviembre. Es decir, la undécima semana de gestación coincidió con la primavera, cuando los niveles de polen ambiental alcanzan su momento máximo. Si el primer trimestre de embarazo concluyó en abril o mayo, el niño era más propenso a una alergia a la leche y los huevos. Esto ocurre porque hacia la undécima semana de gestación el feto comienza a producir anticuerpos a los alérgenos y el ambiente en el que se vive durante ese periodo puede afectar seriamente la salud... para bien y para mal.
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