Alcoy
La genómica, ante el reto de frenar la legionela en dos días
La legionela no se puede evitar ni eliminar pero, con la información necesaria, se puede controlar e impedir en dos días que un brote infeccioso se extienda por la población.
Los investigadores Leonor Sánchez-Busó, Iñaki Comas y Fernando González-Candelas, de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio) y la Universidad de Valencia, publican en la revista Nature Genetics los resultados de un estudio genómico de los brotes de legionela producidos en la localidad alicantina de Alcoy.
Legionella pneumophila es un patógeno ambiental, una bacteria oportunista que habita en ambientes acuáticos y en el suelo, y la mayor fuente de contagio son los sistemas de agua y aire acondicionado de los grandes edificios como hospitales, oficinas, hoteles o grandes almacenes.
Esta bacteria es la principal causante de legionelosis (una forma de neumonía) y de la fiebre de Pontiac, pero no se transmite de persona a persona.
En Alcoy, donde la bacteria está presente de una forma endémica, se han declarado 18 brotes de legionelosis entre 1999 y 2010, con 343 infectados y una tasa de mortalidad del 5,25 por ciento.
En declaraciones a EFE, Leonor Sánchez-Busó, primera firmante del trabajo, explica que, durante el estudio, los brotes registrados en Alcoy fueron analizados con métodos de secuenciación ultra profunda, un moderno sistema que permitió a los investigadores constatar que en alguno de los brotes analizados había más de una cepa.
Según explica Sánchez-Busó, en concreto se analizaron 69 aislados (muestras) ambientales y clínicas, obtenidas de pacientes, la mayoría de ellas correspondientes a la ST578, un tipo de bacteria de la legionela presente de forma prácticamente exclusiva en Alcoy.
«El objetivo era hacer un análisis genómico para saber si todos los brotes causados por el ST578 en Alcoy eran realmente el mismo o si podía haber una diversidad dentro de esta cepa que no se estaba teniendo en cuenta, y determinar si estas cepas procedían de una única fuente o no», precisa.
Las secuencias obtenidas revelaron más variabilidad de la esperada a escala genómica entre aislados de un mismo tipo, incluso dentro de un mismo brote, de forma que no se halló ni un solo par de cepas idénticas.
El análisis filogenético demostró que el ST578 tiene dos sublinajes: el A, que, según la investigadora, colonizó el área de Alcoy hace unos 22 años y ha estado evolucionando y creando brotes hasta 2010, y el B, mucho más reciente y que, aunque es muy parecido al A, se trata de una cepa diferente que creen que se introdujo durante el brote del 2009, en el que una asfaltadora que tomaba agua de una fuente externa diseminó aerosoles contaminados por la ciudad.
Los resultados de este estudio implicarán «un cambio» en la forma actual de entender los brotes de legionelosis, «pues está claro que no son puntuales cuando se estudian a nivel genómico, sino que pueden tener varias fuentes en el caso de Alcoy».
Saber exactamente qué tipo de cepa ha generado el brote es una información «importante para las autoridades sanitarias» porque les permitirá saber si el foco infeccioso procede de fuentes conocidas o si, por el contrario, «hay que buscarlas en lugares nuevos».
Disponiendo de la tecnología necesaria, a corto o medio plazo será posible analizar a nivel genómico un brote de legionela en dos días, mientras que el cultivo de la bacteria puede costar dos semanas.
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