Agencia Espacial Europea
La NASA halla géiseres en la luna de Júpiter
Desde ayer, demostrar que hay vida extraterrestre es más fácil que nunca. El descubrimiento aumenta la posibilidad de que las misiones enviadas a la luna Europa en un futuro puedan analizar su océano helado sin tener que perforar kilómetros de hielo y determinar su composición química
Desde ayer, demostrar que hay vida extraterrestre es más fácil que nunca. El descubrimiento aumenta la posibilidad de que las misiones enviadas a la luna Europa en un futuro puedan analizar su océano helado sin tener que perforar kilómetros de hielo y determinar su composición química
Nunca antes hemos estado tan cerca del mayor anuncio de la historia de la ciencia. Pero el anuncio no se ha realizado. Nunca hemos tenido tan al alcance de nuestra mano la prueba definitiva de que existe vida fuera de la Tierra. Pero la prueba, aún, no se ha materializado. A pesar de todo, la conferencia de prensa que ayer ofreció la NASA a todo el orbe, desde su sede central de Washington, no decepcionó. Fue una conferencia con muchos síes y un gran no.
Sí, Europa, la bella luna de Júpiter parece estar adornada por penachos de vapor de agua que salen a modo de géiseres de su superficie helada. Sí, estos géiseres convierten a este mundo lejano en una rareza cósmica (solo se han encontrado patrones remotamente similares en Encélado, el sexto satélite más grandes de Saturno). Sí, la existencia de estas plumas de agua eruptada demuestran que Europa alberga bajo la corteza de hielo que aparece ante nuestros ojos, océanos de agua líquida. Sí, los géiseres pueden ser una fuente de información única en el Sistema Solar para el estudio de posibles moléculas orgánicas, los ladrillos de la vida, a las que ahora no tenemos acceso. Sí, esas moléculas podrían ser la señal de que en aquellas aguas líquidas, calentadas y nutridas por la energía del manto cálido del satélite, pudiera existir vida microscópica. No, la vida no se ha encontrado. Entonces, ¿por qué fue tan importante el anuncio de ayer de la NASA?
Paul Hertz, director de la división de Astrofísisca de la NASA, lo dejó meridianamente claro ayer: «Vivimos en una era afortunada en la que no sólo podemos preguntarnos si existe vida fuera de la Tierra, sino que podemos soñar con encontrar una respuesta».
La vida, tal como la conocemos, necesita, al menos, de tres factores básicos: agua líquida, moléculas orgánicas y energía. Hasta hace muy poco se pensaba que esa triada mágica para la actividad biológica solo era posible en nuestro planeta. Pero a medida que hemos ido conociendo mejor nuestro vecindario, hemos aprendido que algunos de esos factores son posibles allende nuestras fronteras espaciales.
Sabemos que el agua líquida ha corrido o corre por la superficie de otros planetas. Desde hace décadas, por ejemplo, las imágenes obtenidas de la luna Europa hacen suponer que bajo la piel de hielo que la recubre existen masas de agua liquida más grandes que todos los océanos terrestres juntos. La presencia de material orgánico es algo más difícil de detectar. Solo si es muy evidente se puede intuir sin necesidad de enviar sondas robotizadas para que extraigan muestras analizables. Lo que si está claro es que Europa cuenta también con el tercer factor de la ecuación: la energía necesaria. Las grandes plumas de agua eyectada ayer mostradas así lo demuestran.
Aún así, ese fenómeno no era del todo sorprendente. Hace unos años, el telescopio espacial Hubble también mostró imágenes que sugerían la posibilidad de que esas plumas existieran en el hemisferio austral de Europa. Pero el análisis posterior del material del Hubble parece indicar algo más fascinante: esas plumas no son excepcionales, se encuentran en varios puntos del satélite y parecen intermitentes. Parecen indicar que bajo el hielo de Europa hay calderas calientes muy activas, capaces de producir géiseres de centenares de kilómetros de longitud que han estado en contacto con el material del interior del cuerpo celeste.
Es decir, géiseres cargados de elementos químicos procedentes de las entrañas de Europa. Si pudiéramos analizar esos elementos, ¿encontraríamos en ellos la materia primigenia de la vida?
No lo sabemos, Pero la mera existencia de esas emanaciones excita el interés de la ciencia. Es como si se hubiera abierto una vía de acceso a un secreto encerrado en el interior de una pirámide que antes era imposible penetrar. Ignoramos qué contiene la cámara funeraria pero sabemos que debe de ser algo fascinante. Y somos conscientes de ser la primera generación de seres humanos que tiene acceso a ello. Los géiseres de Europa son esa puerta. SI hay vida fuera de la Tierra ahora tenemos, por primera vez el la historia, una oportunidad clara de demostrarlo.
Próximo paso: recoger muestras
«Aunque es un hallazgo que ya se había detectado en 2013, era importante comprobarlo», afirma Ricardo Hueso, miemrbro del Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco. «Europa es uno de los principales destinos donde podemos encontrar agua líquida y saber que, por su actividad criovolcánica, parte de esa agua sale a la superficie nos puede ayudar a analizar su composición química», añade. Tanto la NASA como la ESA ya preparan misiones para ir a esta luna de Júpiter e intentar analizar su agua. «Para 2030 puede que ya tegamos las primeras muestras de estos géiseres, aunque ya en 2018 con el nuevo telescopio James Webb podremos analizar mejor su actividad volcánica».
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