Ciencia

La primera huella del planeta agua

La primera huella del planeta agua
La primera huella del planeta agualarazon

Investigadores internacionales la han encontrado en el interior de los volcanes al detectar en el análisis de la lava.

Ya se sabe que el planeta Tierra en realidad debería llamarse planeta Agua. Dos terceras partes de nuestro terreno están destinadas al líquido elemento. De hecho, no conocemos otro planeta en el cosmos del que tengamos la certeza de que alberga tanta agua. Pero los científicos no saben a qué se debe esta exclusividad. ¿De dónde procede tal aluvión?

Un equipo internacional de geólogos ha ido a buscar la respuesta a esta pregunta al lugar menos esperado, en teoría: al interior de lo volcanes. Y es que el análisis de la lava de las profundidades de la Tierra puede albergar pistas al respecto. En concreto, han detectado que las primeras fuentes de agua en el planeta pudieron ser las lluvias de polvo húmedo generadas nada menos que en los primeros momentos de vida del Sistema Solar.

La lava es como un libro de la historia antigua del planeta. Su estudio permite obtener una representación muy acertada de cómo fueron los suelos y la atmósfera de la Tierra nada más nacer. En concreto, existe una huella indeleble que los geólogos buscan con la misma fruición con la que los forenses rastrean huellas dactilares en el escenario de un crimen. Se trata del ratio deuterio/hidrógeno; es decir, la cantidad de átomos de hidrógeno con un neutrón frente a los átomos sin un neutrón en el agua.

Este ratio se ve alterado por diferentes factores a lo largo de la historia geológica de un planeta. Por ejemplo, la actividad tectónica puede ser responsable de la sucesión de cambios morfológicos al mezclase terrenos y estructuras internas debajo de la corteza terrestre. Eso hace que la huella del ratio deuterio/hidrógeno vaya variando con el paso del tiempo. Pero si profundizamos lo suficiente a niveles muy internos del suelo, si bajamos lo suficiente a las profundidades oscuras del planeta, podremos encontrar restos de agua con un ratio D/H casi intacto, muy parecido al que debió de tener el agua que colonizó por primera vez nuestro mundo.

El problema es que llegar tan lejos, tan abajo, no es tarea sencilla, se requieren recursos tecnológicos ingentes para escudriñar esas profundidades necesarias. Pero hay una puerta de atrás, un atajo que algunos científicos pueden utilizar para llegar a esas fuentes de agua. En las profundidades de algunas grietas y fallas, la lava caliente entra en contacto con el agua prístina y sale eyectada hacia la superficie, cargada de moléculas de esa agua, de información sobre su origen y composición. En busca de estas pistas, el equipo que ahora acaba de presentar sus resultados en la revista Science viajó a la isla Baffin de Canadá, la isla más grande de aquel país, situada en su extremo nordoriental y habitada principalmente por el pueblo inuit. Allí recogieron muestras de rocas magmáticas que contenían restos de agua atrapados en sus interior: agua que no había entrado en contacto con la atmósfera desde hace miles de años y que tampoco se había visto afectada por otro tipo de actividad geológica. Posteriormente viajaron a Islandia, una isla de reconocida actividad volcánica, donde es fácil también recoger restos de roca del interior profundo de nuestro planeta.

Con ambos grupos de muestras, los científicos elaboraron una completa referencia de la evolución del ratio D/H en las aguas encontradas. Y descubrieron que las aguas más profundas y primitivas contienen muy pocas trazas de deuterio. Es decir, por primera vez se ha obtenido la «huela dactilar» del agua primitiva en la Tierra y se ha demostrado que esa huella es similar a la que se puede encontrar en ciertos cuerpo primitivos del Sistema Solar como asteroides o cometas lejanísimos.

En concreto, se ha detectado una gran similitud entre el agua antigua y la que se observa en las contritas carbonáceas, que son los meteoritos más antiguos del Sistema Solar. Así las cosas, el estudio sugiere que el agua que primero colonizó la Tierra puede ser la muestra de que nuestro planeta acretó (se formó) a partir de materiales de obra como esas contritas y que éstas podrían haber obtenido restos de agua a desde su propio origen, mediante algún desconocido proceso de creación protocolar.