Agencia Espacial Europea
La última sorpresa de Rosetta: su cometa cambia de color
El trabajo que está haciendo la sonda Rosetta sobre el cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko, en el que se posó en agosto de 2014 tras un viaje-odisea que tuvo en vilo a los científicos, no deja de proporcionar sorpresas. La última es que ha desvelado cómo el asteroide cambia de color y brillo a medida que el calor del Sol elimina la superficie vieja para abrir paso a un material más fresco.
Según informa la Agencia Espacial Europea (ESA), el espectrómetro de imagen térmica en el infrarrojo y visible de Rosetta, VIRTIS, empezó a detectar estos cambios en las partes del cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko iluminadas por el Sol, especialmente las regiones del hemisferio norte y ecuatoriales, durante los meses posteriores a su llegada.
Ahora estas primeras sospechas se han confirmado. Según un nuevo artículo publicado en el periódico Icarus, VIRTIS controlaba los cambios en la luz reflejada desde la superficie en un amplio rango de ondas infrarrojas y visibles, como indicador de los cambios moderados en la composición de la capa más exterior del cometa.
Cuando llegó, Rosetta encontró un cuerpo increíblemente oscuro, que reflejaba alrededor del 6% de la luz visible que caía sobre él. Esto se debe a que la mayor parte de la superficie está cubierta de una capa de polvo oscuro y seco compuesto por una mezcla de minerales y sustancias orgánicas.
Algunas superficies son ligeramente brillantes, y algunas levemente oscuras, lo que presenta indicios sobre su composición. La mayor parte de la superficie tiene un tono rojizo a causa de un material orgánico, mientras que el material helado se muestra con cierto tono azul.
Según la ESA, incluso cuando Rosetta se encontró por primera vez con el cometa lejos del Sol, el hielo oculto bajo la superficie estaba calentándose gradualmente, canalizándose en forma de gas y escapándose, levantando parte del polvo de la superficie y formando la cabellera y la cola del cometa.
VIRTIS muestra como a medida que las capas de polvo «viejas» eran expulsadas lentamente, iba surgiendo material más fresco de forma gradual. Esta nueva superficie era más reflectante, lo que provocaba que el cometa se viera más brillante, y más rica en hielo, dando lugar a patrones más azulados.
Las variaciones no son pequeñas. De media, el brillo del cometa cambió un 34%. En la región de Imhotep, una de las más exploradas, aumentó de un 6,4% a un 9,7% durante los tres meses que duraron las observaciones.
«Parece que la tendencia general es que aumente el agua helada en las capas superficiales del cometa, lo que provoca un cambio en las firmas espectrales observadas» En ese sentido, parece como si el cometa cambiase de color ante nuestros propios ojos», declara Gianrico Filacchione, autor principal del estudio.
«Esta evolución es consecuencia directa de la actividad ocurrida sobre la superficie y justo debajo de la superficie del cometa. La desaparición parcial de la capa de polvo provocada por el inicio de la actividad gaseosa es la causa probable de la creciente abundancia de agua helada en la superficie».
«Las propiedades de la superficie son verdaderamente dinámicas, cambian con la distancia del Sol y los niveles de actividad del cometa», añade Fabrizio Capaccioni, investigador principal de VIRTIS.
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