Estreno
«Fargo», así empezó todo
30 años antes y con un reparto totalmente distinto. Así comienza «Waiting for Dutch», el primer capítulo de la segunda temporada de «Fargo».
En el noveno capítulo de la primera entrega de «Fargo», Lorne Malvo y Lou Solverson mantienen una conversación sobre la barra de la cafetería que regenta el antiguo policía. En un momento de la charla, Solverson hace memoria y le menciona a Malvo un caso que ocurrió décadas atrás, en 1979. Cuando éste le pregunta si hubo cadáveres, Solverson le contesta que si los hubiese apilado habrían llegado al segundo piso. Entonces le habla de la terrible época que le tocó vivir por aquel entonces y le menciona un lugar, Sioux Falls. La conversación continúa pero por otros derroteros y tanto Malvo como los espectadores nos quedamos sin saber qué fue lo que sucedió. Afortunadamente, Noah Hawley, creador de la historia, ha regresado con una segunda temporada, que esta noche estrena Canal+Series Extra en dual a las 22:30h (el martes, en versión original).
La relación entre la primera y la segunda temporada de «Fargo» es, precisamente, Lou Solverson, al que vemos rejuvenecido en la piel de Patrick Wilson. Policía en la siempre gélida Minesota, Solverson recibe una llamada una noche de sábado, mientras le está leyendo un cuento a su hija. Cuando se desplaza al lugar de los hechos, el agente se encuentra con un escenario terrible, tres cadáveres y muchas preguntas. Pero todo parece indicar que ha sido un robo. Por lo menos, eso dice Betsy, su mujer, que se dedica a comentar con su padre los casos que suceden en la pequeña localidad. Porque Lou tiene como compañero de trabajo a su suegro, el sheriff Hank Larsson.
Antes de introducirse en la vida de Solverson, la historia, que como es tradición está basada en «hechos reales», nos presenta a los Gerhardt, una familia de mafiosos locales. Encabezados por la severa Floyd, los Gerhardt tratarán de mantener su negocio a flote a pesar de su particular tragedia. Pero es el pequeño Rye, el menor de los tres hermanos, el que ocupa más tiempo en el comienzo de la historia. Porque son su falta de autoestima y su temerosa actitud las que, probablemente, terminen escribiendo las primeras páginas de la tragedia a la que se refería Solverson en la primera temporada.
Una tragedia en la que, involuntariamente, también tienen un papel importante Peggy Blomquist, una guapa peluquera que sueña con cambiar su vida e irse a vivir a California. Pero Ed, su marido, es feliz soñando con dirigir la carnicería en la que trabaja, por lo que su matrimonio se ha convertido en una rutinaria farsa que amenaza con explotar en cualquier momento. Hasta que sucede lo más inesperado, y tanto Peggy como Ed se verán obligados a permanecer más unidos que nunca.
Buenas perspectivas
Ganadora de dos Globos de Oro y tres premios Emmy, la serie que nació inspirada por el largometraje de los hermanos Coen fue una de las mejores producciones de 2014. Tras el primer episodio de la segunda entrega de la antología televisiva, no parece descabellado decir que Noah Hawley ha regresado dispuesto a repetir el logro este año. Algo en lo que coinciden los críticos que han tenido la oportunidad de ver más capítulos.
Para ello, la serie cuenta con un reparto de calidad, que también habrá acudido a la llamada del creador animado por el éxito de la primera entrega. En él, además de a Wilson nos encontramos con Cristin Milloti en el papel de su mujer y a Ted Danson como su suegro. Kirsten Dunst y Jesse Plemons dan vida al matrimonio Blomquist, mientras que Jean Smart hace lo propio con la matriarca de los Gerhardt, Floyd. Por su parte, Nick Offerman es el abogado y amigo de Lou, Karl Weathers, y el veterano Bruce Campbell tendrá la difícil tarea de interpretar a Ronald Reagan, que por aquel entonces (1979) aspiraba a ser elegido candidato del Partido Republicano a la presidencia de los Estados Unidos.
A pesar de que a primera vista nada podría unir sus destinos, hay cosas que sólo pasan en Minesota. Y si en la primera temporada disfrutamos con las consecuencias de un casual encuentro en la sala de espera de urgencias, en la segunda puede adivinarse que, quizá, Solverson no exageraba cuando le contaba a Malvo los recuerdos de su época policial.
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