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Fermín Bocos: «Detrás de las atrocidades cometidas por el E I está el maligno»

Acaba de viajar hasta las mismas puertas del infierno en su nuevo libro, un volumen de viajes al Hades de ida y vuelta del que no sale quemado.

Fermín Bocos: «Detrás de las atrocidades cometidas por el E I está el maligno»
Fermín Bocos: «Detrás de las atrocidades cometidas por el E I está el maligno»larazon

Acaba de viajar hasta las mismas puertas del infierno en su nuevo libro, un volumen de viajes al Hades de ida y vuelta del que no sale quemado.

Hubo un tiempo en que los hombres hablaban con los dioses, cuando el infierno era un espacio físico con sus tortuosos senderos, círculos, llamas eternas... y sus puertas. Movido por la curiosidad, el periodista y escritor Fermín Bocos ha viajado a «lugares donde aún reverbera el eco de ceremonias ancestrales, a la semilla del temor más antiguo de Occidente... el miedo al infierno», y lo ha narrado en su nuevo libro, «Viaje a las puertas del infierno. Las entradas ocultas del Hades» (Ariel). La Rábida, El Escorial, China, La India, Israel... lugares de oráculos y sibilas en Grecia e Italia, las ruinas de Babilonia o el templo dedicado al diablo en Tokio, la tumba de Dante, el lago Averno... Un viaje con resonancias míticas y religiosas: monjes, poetas, vendedores de «souvenirs», exorcistas, templos... Y la entreverada sospecha de que quizá el Infierno no esté sólo al otro lado de las puertas.

–¿Un libro sobre el infierno o de viajes? ¡Vaya periplo!

–Son historias del mundo antiguo contadas a través de un libro de viajes a los lugares en los que antiguamente había un oráculo, historias de cuando los hombres hablaban con los dioses y les preguntaban sobre las cuestiones que les afligían. Una manera de descubrir la Antigüedad desde otro ángulo.

–¿Es lo mismo Hades que infierno?

–Hades es el nombre del Infierno, del inframundo en el tiempo antiguo, en la mitología griega, el reino de los muertos del que sólo Teseo y Hércules lograron volver.

–¿Por qué fueron elegidos como puertas del infierno?

–Hay distintas razones, el ancestral miedo a la muerte, la mitología, fenómenos físicos inexplicables... Los emplazamientos en los que se estableció un oráculo –puertas de comunicación con los seres que habitan más allá– retienen cierto misterio. Son parajes singulares y eso los hacía lugares elegidos, como un río rojo en Huelva o Cumas –Nápoles– cercano a focos de emanaciones de gases tóxicos que permitían entrar en trance a las sibilas por sus poderes alucinógenos.

–¿El infierno y el diablo existen?

–Si en lugar de hablar del diablo hablamos del mal, ¿alguien duda de que el mal existe? Sustituyamos la palabra «mal» por «diablo». Si existe el mal, su administrador único y jefe de recursos humanos ha sido y es el diablo.

–¿El infierno es un lugar físico o una situación espiritual?

–Me remito a la doctrina de la Iglesia. En el Concilio de Letrán, 1215, se declaró que el Diablo y los demonios fueron creados buenos por Dios, pero se volvieron malos y el hombre pecó por sugestión del Diablo. El Vaticano II relegó al Maligno al papel de mero figurante. Actualmente se diría que el temor ha desaparecido. Pablo VI decía que «la mejor victoria del Demonio es hacer creer que el infierno no existe». Juan Pablo II vinculó el infierno a un estado espiritual metafórico: «Más que un lugar de castigo físico, es la situación en la que se encuentra quien libre y definitivamente se aleja de Dios, fuente de vida y alegría». Y Benedicto XVI retomó la idea clásica: «El infierno existe y es eterno».

–Sartre decía que el infierno son los otros.

–Seguramente, cualquier lector de LA RAZÓN coincidirá con el pensamiento de Sartre.

–¿Los aquelarres y ritos satánicos existen?

–Eran una traslación en el tiempo de las ceremonias orgiásticas que se celebraban en el contexto del culto al dios Pan. Esta criatura de trazas diabólicas era representada por un macho cabrío con la testa coronada. Creo que los rituales satánicos se siguen celebrando. En EE UU una secta había financiado una estatua gigantesca del Diablo. En el libro menciono haber encontrado trazas de rituales satánicos: vasos de libaciones, velas, animales sacrificados... en Cabo Tenaro y Trecén, en Grecia.

–Hay ciertos animales relacionados con ellos: gatos, monos, machos cabríos...

–Son representaciones zoomórficas del Diablo. En el caso del macho cabrío, viene de muy antiguo, es la iconografía copiada del dios Pan. Los gatos remiten al Antiguo Egipto, son nocturnos, se manejan bien en la oscuridad.

–Estatuas al ángel caído y un templo dedicado al diablo.

–Una está en el Retiro de Madrid. En Japón, en el recinto de Taisoji, en pleno centro de Tokio encontré el único lugar del mundo donde hay un templo dedicado al Diablo. Es el culto a Enma, también llamada Yama, el señor del Infierno. El lugar es tétrico y la imagen, tan inquietante que da miedo.

–¿En qué lugar sintió algo extraño?

–En Sicilia, al subir a la roca del altar de Ceres, un paraje sobrecogedor y dramático, estaba lloviendo a mares y sonó mi teléfono. Imprudentemente lo cogí al tiempo que sostenía el paraguas, el rayo bajó por él y me pegó un calambrazo que me mantuvo tres meses sin sensibilidad en los dedos de la mano.

–¿Alguno lo inquietó o impresionó de forma especial?

–El Necromanteion, al norte de Grecia, una entrada del Hades donde estaba el oráculo de los muertos según la tradición homérica. Es un lugar repulsivo, durante siglos se acumularon grandes cantidades de sangre del sacrificio ritual de miles de animales que, colmatadas por el tiempo, desprenden un olor acre mezclado con la humedad. Sentí repugnancia y claustrofobia.

–Dice que en Siria el diablo está haciendo horas extraordinarias.

–No dudo que el diablo está detrás de las atrocidades cometidas por los terroristas del Estado islámico en Siria. El mal existe. Lo tenemos delante, en cada época... Como hizo horas extras el Maligno en los campos de exterminio nazis, los gulags soviéticos, las atrocidades del Ejército japonés en China, Pol Pot...

–Tanto buscar las puertas del infierno y al final se encontró con las del cielo.

–Cansado de buscar las puertas del infierno, salí a buscar la del cielo. Los creyentes ortodoxos creen que está en monte Athos. La estancia allí es un regreso a la Edad Media, un reino prohibido a las mujeres regido por normas dictadas hace mil años. Fueron días de paz interior, armonía y bienestar. No descarto volver.