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El secuestrador mató al bebé y lo dejó en una balsa
Jonathan Moya confesó a los agentes el homicidio de la niña de 16 meses. Detenido un segundo implicado en el caso
Los peores presagios se confirmaron a última hora de ayer. Jonathan Moya, que secuestró a la bebé de 16 meses hace una semana, asesinó a la niña y la dejó abandonada en una balsa de agua cercana a la autovía que conduce a Almería, a las afueras de Fiñana. Jonathan fue detenido a las 16:20 horas de ayer y terminó confesando el asesinato tras varias horas de interrogatorio, hecho que el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil confirmó pasadas las 22:00 con el hallazgo del cadáver en el lugar indicado por el detenido. El cadáver del bebé lo levantaron dos horas más tarde. Además, los agentes detuvieron a una segunda persona del entorno de Jonathan por su implicación en el caso.
La jornada de ayer fue muy intensa. A primera hora de la tarde, el dispositivo de la Guardia Civil logró acorralar al homicida confeso en las cercanías de una finca familiar entre las localidades de Fiñana y Abrucena. La detención se produjo a las 16:20 horas y fue trasladado de inmediato a las dependencias de la Guardia Civil en Almería, donde esperaba la Policía Judicial para interrogarlo. Sin embargo, de la niña, ni rastro. Lo que mantenía la esperanza de encontrar a la niña con vida es que los investigadores encontraron pañales y varios paquetes de leche durante el registro de la finca.
Los más de 100 agentes movilizados continuaron la búsqueda por los alrededores del cortijo. El operativo, formado por unidades caninas, un helicóptero, patrullas todoterreno, controles de carretera y la Sección de Rescate e Intervención en Montaña (Sereim) de la Guardia Civil, que llegó ayer desde Granada, peinó la zona sin éxito. En la zona existen cortijos abandonados, refugios de cazadores, cuevas y zonas escarpadas de las estribaciones de Sierra Nevada y podía haberse escondido en cualquier sitio.
El Juzgado número 3 de Almería asumió el caso y decretó el secreto del sumario, pero el trágico desarrollo de los acontecimientos hizo que todo saliera a la luz. La noticia cayó como una losa tanto en los municipios de la comarca almeriense de Nacimiento como en La Palma del Condado (Huelva), localidad natal de la madre de la menor, Gema María Cuerda.
Gema María estaba acompañada de su madre cuando recibió la noticia; ambas temían el trágico final pero mantenían la esperanza. Las horas de interrogatorio se hicieron eternas en el centro de acogida en el que se alojaban. Según confirmaron fuentes cercanas a la familia, Gema María había mantenido la esperanza durante toda la jornada. «Está con mucha entereza a pesar de la extrema gravedad de los hechos que está viviendo», indicaron. Nadie esperaba este desenlace.
«Nadie sospechaba nada»
Francisco Rodríguez, el tío abuelo de Gema María, también se sorprendió cuando supo que Jonathan había secuestrado a la niña. «Era un chico normal y nadie sospechaba nada raro de él», dijo Francisco, que conoció al homicida durante el periodo de un mes que vivió con la madre de la niña en La Palma del Condado.
Durante la frenética jornada de ayer se especuló mucho y la mayoría de las hipótesis planteadas se vinieron abajo a última hora. Una de las opciones manejadas por los investigadores fue la posibilidad de que se tratase de un secuestro por encargo y que Jonathan hubiese abandonado la provincia, incluso el país, para vender a la niña en Marruecos. Otra versión de esta misma línea de investigación apuntaba al padre del bebé, de origen marroquí y residente en el país alauí. Lo único que parecía confirmarse es que el secuestrador contó con ayuda de una tercera persona, lo que llevó a los agentes a detener a un segundo individuo por su presunta implicación en el caso.
Por todo lo anterior, el interrogatorio era la única manera de saber cuál de las opciones era la real y de conocer el estado real de la menor. Al final, se confirmó la peor de las sospechas.
Nada más conocer el hallazgo del cadáver, los alcaldes de Abrucena y Fiñana, muy comprometidos con el caso desde el primer momento, se dirigieron a una charca de agua cercana al cortijo de Fiñana en la que Jonathan Moya abandonó el cuerpo sin vida del bebé.
Una completa mentira
La pesadilla para Gema María comenzó hace una semana, cuando salió de La Palma del Condado (Huelva) para encontrarse con el verdugo de su hija en la localidad granadina de Guadix. De allí, se trasladaron a una finca cedida por un amigo en la comarca de Nacimiento, en un paraje rural entre Alboloduy, Gérgal y Fiñana.
Ese mismo día mantuvieron una fuerte discusión, después cogieron el coche y, cuando se encontraban en una zona despoblada, Jonathan fingió que el coche se había quedado sin batería y obligó a la mujer a bajar para empujar el vehículo. En ese momento, arrancó el coche y se llevó al bebé y todas sus pertenencias. Unos vecinos la recogieron y la trasladaron a una gasolinera, desde donde avisó a la Guardia Civil.
Durante su declaración, comenzó a vislumbrar que la historia de amor con el hombre que ella conoció por internet hace unos meses, que se hacía llamar Juan M.G. y que convivió con ella en casa de su madre durante un mes, era mentira desde el primer día.
El secuestrador mató al bebé y lo dejó en una balsa
Jonathan Moya llevaba mucho tiempo sin aparecer por Abrucena, localidad en la que vivien sus padres, y por Fiñana. A pesar de que Gema María desconocía sus antecedentes, en ambos municipios eran vox populi sus andanzas delictivas. De hecho, algunos de los delitos contra el patrimonio los cometió en domicilios de los vecinos. «Ha estado en la cárcel y también ha vivido en Madrid. Llevaba mucho tiempo sin venir por aquí, pero todo el mundo sabía que era una persona de la que no te podías fiar», comentó el primer edil de Fiñana, Rafael Montes. En esta misma línea se manifestó el subdelegado del Gobierno en Almería: «Era una persona conocida y no precisamente por sus bondades». Sin embargo, hasta ayer, Jonathan no se había visto implicado en un delito de sangre. Todos sus antecedentes eran por diversos robos y, a pesar de que era conocido por ser una persona conflictiva, no era violento. O eso se pensaba hasta ahora, porque a pesar de que en la finca en la que fue detenido tenía todo tipo de materiales para cuidar del bebé, acabó con su vida y lo arrojó a una charca.
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