Mascotas

Edurne Pasabán: «Thor me sacó de la depresión»

La alpinista, al frente de un proyecto solidario llamado «Montañas de ilusión» que ayuda a jóvenes de un valle nepalí, recuerda cómo la llegada de su labrador llenó su vida de alegría.

La alpinista, junto a Thor, en una de sus excursiones por el monte
La alpinista, junto a Thor, en una de sus excursiones por el montelarazon

La alpinista, al frente de un proyecto solidario llamado «Montañas de ilusión» que ayuda a jóvenes de un valle nepalí, recuerda cómo la llegada de su labrador llenó su vida de alegría.

«En casa, con nosotros, vive Thor. Es un labrador que llegó a mi vida en un momento muy fastidiado, cuando pasé una depresión tremenda. Mi hermano, al ver cómo me encontraba, me llevó a un criadero cerca de Pamplona. Una vez allí me dijo cuál quería y, como por ensalmo, se acercó uno hacia mí. Me quedé con él», cuenta Edurne Pasabán, la primera mujer en ascender los 14 «ochomiles» del planeta, y candidata al Premio Princesa de Asturias en 2010, que ahora se ha puesto al frente de un proyecto solidario llamado «Montañas de ilusión», para ayudar a las jóvenes de un remoto valle nepalí.

Ha pasado el tiempo y «Thor tiene 13 años, pero mi hijo, de dos, es el gran amante del perro a día de hoy. ¡Con decirte que no puedo controlar las galletas que le da! Y eso que los labradores son muy delicados con el tema del azúcar y les regaño a ambos», explica llena de ternura. La alpinista, concienciada con el peso de las tradiciones del Monte Saipal donde las mujeres, durante los días que tienen la menstruación, son expulsadas de sus casas sin poder tener contacto con las familias ni con la comunidad, viviendo en condiciones inhumanas y muchas de ellas llegan a morir, recuerda que «cuando estaba tan mal, mi perro fue un bastón emocional impagable.

Me empujaba a salir a la calle, a que le llevara al monte... De no haber sido por él me hubiera quedado todo el día en la cama. Fue primordial para mi recuperación. Él me sacó de la depresión. Recuerdo momentos de infinita ternura, como cuando me lamía las lágrimas. Ahora me fascina ver cómo le abraza mi hijo. Deseaba ser madre por encima de todo y ahora que les veo juntos, al niño con sus bracitos acurrucado a él, ¡me emociono!». Por si Thor no fuera suficiente la reciente ganadora del premio Fundación España Activa por toda su carrera deportiva tiene 103 huskies, porque «mi pareja se dedica a criar y proporcionar paseos en trineo en el Valle de Arán. Thor se lleva genial con ellos, e incluso recogemos algunos canes que están sin dueño por el valle. Los animales no tiene problemas entre ellos, porque ponen orden muy pronto. Aunque, eso sí
–prosigue– tenemos machos y hembras separados porque siempre hay un líder que puede descontrolarlos. Pero, fíjate si serán mansos, que mi hijo ha crecido entre todos ellos y no pasa nada: le lamen, juegan con él, corretean...», resume la himalayista, que ya solo se embarca en expediciones que tengan repercusión solidaria como la que ahora le ocupa, y que no solo pretende fomentar la educación en la zona sino también montar un hospital en el llamado Far West nepalí. Nos despedimos y Thor se queda en la puerta del niño, vigilando su siesta, «o está ahí o en la cocina. Es un guardián en toda regla».