España

Los colegios de Educación Especial podrían desaparecer en 2025

El Consejo Escolar del Estado aprueba que 34.000 niños con discapacidad escolarizados en estos centros pasen al sistema ordinario en 2025. Los padres cuestionan la medida

El 18 por ciento de los niños y jóvenes con alguna discapacidad están escolarizados en España en centros especiales / Efe
El 18 por ciento de los niños y jóvenes con alguna discapacidad están escolarizados en España en centros especiales / Efelarazon

El Consejo Escolar del Estado aprueba que 34.000 niños con discapacidad escolarizados en estos centros pasen al sistema ordinario en 2025. Los padres cuestionan la medida.

¿Es beneficioso para un alumno, tenga la discapacidad que tenga, educarse en un colegio ordinario en lugar de uno especial? Sí lo es para el Consejo Escolar del Estado que recientemente ha aprobado que la reforma educativa que prepara Isabel Celaá contemple la posibilidad de que, en el año 2025, todos los centros educativos estén adaptados y cuenten con los recursos necesarios para que sean plenamente inclusivos. De esta manera se pretende que los menores que están en centros de Educación Especial se escolaricen todos en el sistema ordinario. ¿Y qué pasará con los colegios de Educación Especial? «Se reorientarán para ser convertidos en recursos de apoyo a la inclusión, irradiando a todo el sistema educativo», expone la enmienda que propuso el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) que salió adelante en la reunión del Consejo Escolar del pasado 8 de enero. El Ministerio valora ahora esta propuesta que podría incluirse en el anteproyecto de reforma de la Lomce.

En la actualidad, 173.797 alumnos tienen alguna discapacidad, de los cuales 34.349 están escolarizados en centros especiales, que representan el 18,80% de niños y jóvenes, según los últimos datos de los que dispone el Ministerio de Educación.

«Se ha puesto mucho en valor la labor de los centros de educación especial, que ha sido muy buena, pero hay que abordar la educación con una nueva mirada, en clave de inclusión para todas las personas. El problema es que nuestras leyes legitiman la segregación por discapacidad y España ya ha sido apercibida por ello por Naciones Unidas», explica Jesús Martín, Delegado de Derechos Humanos del Cermi. Según Martín, un ejemplo de inclusión sería Portugal, donde sólo el dos por ciento de los alumnos está en centros que no son los ordinarios. Contar con esos recursos «extra» de apoyo para estos niños no tiene por qué ser más gravoso para las arcas estatales porque, en su opinión, «es más costoso tener dos sistemas paralelos». Martín asegura que algunos padres han acudido a los tribunales para que se les garantice el derecho de poder elegir en que sistema quieren que se eduquen sus hijos pero «es la Administración educativa la que decide después de escuchar la opinión de un equipo psicopedagógico».

El portavoz del Cermi se pone como ejemplo su propio caso: «Tengo una discapacidad física y en el instituto directamente me dejaron exento de cursar la asignatura de Educación Física. A esa hora me tenía que ir a la biblioteca en una época tan compleja en la que el deporte es una parte importante de la socialización. ¿Qué les hubiera costado dejarme hacer educación física con las adaptaciones que hubiera necesitado?».

La propuesta, sin embargo, ha generado división en el sector. La plataforma Educación Inclusiva Sí, Especial También asegura que no se siente representada por el Cermi que «no ha tenido el mínimo interés por conocer las necesidades de las familias y nuestro punto de vista», asegura Patricia Giral, su portavoz. «Creemos que es muy importante dotar a los centros educativos de más medios y también de optimizar los recursos, pero esto debe realizarse tanto en los centros educativos ordinarios como los de educación especial. Cada niño debe ser tratado como un caso particular que se habrá de valorar individualmente y ofrecer el tipo de escolarización más adecuado a sus necesidades». En su opinión, «la premisa de que un sistema es mejor que otro es errónea. Muchos están bien en colegios ordinarios, pero hay otros que pueden estar mejor en un centro de educación especial al tener otras necesidades».

La plataforma prepara ya una concentración que tendrá lugar el próximo día 23 en Valladolid en la que participarán 30 entidades relacionadas con la discapacidad intelectual para evitar que todos los niños acaben en el sistema ordinario. Luis Pérez de la Maza, director técnico de la Fundación Aucavi, cree que «hay interpretaciones contrarias sobre la normativa europea que esgrime el Cermi como argumento para un cambio. A muchos les viene bien una educación ordinaria, pero a otros no». De una opinión similar es el presidente del sindicato de profesores ANPE, Nicolás Fernández: «Como criterio general todos estamos de acuerdo con la integración, pero los centros de educación especial juegan un papel fundamental porque todavía los de régimen ordinario no están preparados y hay niños con una discapacidad enorme». Otros expertos, como Francisco López Rupérez, ex presidente del Consejo Escolar del Estado, aseguran que «son los padres los que tienen el derecho preferente para elegir el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos y, para que ese derecho sea efectivo, la oferta ha de ser plural porque las discapacidades son diversas».