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Elsa Punset: «El ‘‘edadismo’’ es una lacra absurda»
Elsa Punset / Divulgadora.. ¿Quiere perder la vergüenza? ¿Se siente mayor para hacer ciertas cosas? ¿Desea mejorar su vida amorosa? En «El libro de las pequeñas revoluciones», Elsa Punset propone 250 rutinas para conocernos mejor
¿Quiere perder la vergüenza? ¿Se siente mayor para hacer ciertas cosas? ¿Desea mejorar su vida amorosa? En «El libro de las pequeñas revoluciones», Elsa Punset propone 250 rutinas para conocernos mejor
Son 250 «píldoras» diarias, naturales y con efectos secundarios balsámicos que mejorarán nuestro bienestar emocional. Elsa Punset las dispensa en «El libro de las pequeñas revoluciones» (Ed. Destino). Ejercicios, tanto físicos como mentales, retos y rutinas con vistas a protegernos de entornos tóxicos, anular la soledad y, en definitiva, activarnos.
–Hemos adoptado una acepción negativa del término «rutina». ¿Habría que cambiarla?
–Objetivamente, la palabra rutina es neutra: un comportamiento o hábito tan familiar para mí que no le presto atención, lo hago de forma automática... Y esa rutina puede ser negativa... ¡o muy positiva! Una rutina exprés, como las 250 que conforman «El libro de las pequeñas revoluciones», es un hábito positivo, que incorporas a tu vida con un mínimo esfuerzo, y que mejora tu día a día. ¡Manos a la obra!
–Un minuto para recuperar la serenidad y 90 segundos para borrar el mal humor. ¿Nos lleva menos tiempo ponernos nerviosos y de mal humor?
–Nos lleva más tiempo deshacer los estragos y el desgaste del miedo, la mira y la tristeza, que generar alegría y serenidad. Pero para ambas cosas –calmar las emociones negativas y potenciar las positivas– existen gestos y rutinas eficaces.
–Uno de los secretos para llevar a cabo estas pequeñas revoluciones se centra en la respiración. En general, ¿hemos aprendido a respirar?
–Respirar es lo primero que hacemos al llegar al mundo, y suele costarnos un buen disgusto. En serio: no hay nada más natural y necesario que respirar. Pero todos los procesos fisiológicos reflejan tus emociones, y cuando respiras aceleradamente, de forma poco profunda, disparas los mecanismos fisiológicos del cuerpo que acompañan al miedo y la ansiedad. Haz ahora la rutina 93 (la respiración 3-6): respiras contando mentalmente hasta tres, y expiras contando hasta seis. Sencillo, ¿verdad? ¡Pues tu cuerpo y mente se calman automáticamente! El corazón late más despacio porque respiras más lento y con el abdomen. Es un cortocircuito para la ansiedad y la tensión. Como decía Maya Angelou, la vida no se mide por el número de respiraciones, ¡sino por la cantidad de cosas que te quitan la respiración!
–¿Es más poderoso un abrazo que un ansiolítico?
–Ojalá pudiésemos agotar remedios naturales tan potentes como el afecto de los demás, expresado en ese abrazo, caricia, sonrisa o palabra amable, antes de recurrir a los fármacos. ¡Nada dispara tanto la capacidad de superar obstáculos de los humanos! Un abrazo, sobre todo un abrazo largo y cálido, de al menos seis segundos, genera la química del bienestar, como la oxitocina, calma el estrés y fortalece el sistema inmunológico.
–Recomienda evitar monosílabos y pedir la hora a extraños para perder la vergüenza. ¿La timidez puede llegar a ser una enfermedad?
–A todos nos preocupa lo que piensan los demás. Estamos programados para ser muy sensibles a las señales de rechazo, por supervivencia. Hasta el 40% de las personas, sobre todo cuando son más jóvenes, dicen que son tímidas. En sí misma, la timidez no tiene nada malo, pero a menudo se confunde con falta de interés por parte de los demás... Si eres tímido, puedes mejorar tu timidez para que no te limite. Por ejemplo, asegúrate de que eres amable cada día, de forma deliberada. ¡Te sorprenderá la reacción de las personas que te rodean!
–¿Llorar no es tan malo como nos habían dicho? ¿Puede llegar a ser curativo?
–El psiquiatra británico Henry Maudsley lo expresa así: «El dolor que no expresamos con lágrimas hace llorar a otros órganos del cuerpo». Llorar puede ser positivo cuando es una válvula de escape y de reconocimiento de emociones difíciles. Y de entrada, genera endorfinas, que nos hacen sentir un poco mejor...
–Sufro de «edadismo»: me veo viejo para hacer ciertas cosas. ¿Qué me recetaría?
–Es una lacra: ¡el «edadismo» nos impone una serie sucesiva de fechas de caducidad que son completamente absurdas!... Para combatirlo, pregúntate para qué cosas crees que eres «demasiado mayor... Demasiado viejo...». ¡Y cuestiónalas! Cada persona tiene su ritmo, sus pautas de maduración y desarrollo y podemos aprender, cambiar y disfrutar hasta el último día de nuestra vida. ¡No nos enterremos antes de tiempo!
–Propone hacer un inventario de gente tóxica: ¿puede que alguno lo sea sin ser consciente?
–Sí. Como tenemos consciencia, a los humanos nos resulta muy fácil justificar nuestros actos y palabras, a beneficio propio...
–Uno de los consejos consiste en hacer una autobiografía. ¿Se plantearía escribir la suya? ¿Se atreve ya a ponerle un título?
–Creo que he hecho la gran mayoría de las rutinas del libro... ¡y también una pequeña autobiografía! Pero prefiero no titular mi vida: espero que me queden muchas cosas buenas por hacer.
–Recomienda que escribamos las 27 cosas que queremos hacer antes de morir. ¿Cuál encabezaría su lista?
–Ir a Bután.
El lector
El próximo mes de noviembre LA RAZÓN cumplirá 18 años. Así, el diario celebra su «mayoría de edad» dentro del panorama periodístico nacional. «Nunca hemos tenido acceso a tanta información... Y todos necesitamos contrastar opiniones. Así que, ¡felicidades!», nos desea Elsa Punset.
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