Sevilla

Francisco Antonio González: «La presión de los sirios en Ceuta no vale»

Delegado del Gobierno Ceuta

Entonces uno de los padres amenazó con tirar al vacío al bebé. Cumplió su promesa, pero un agente lo salvó cogiéndolo al vuelo.
Entonces uno de los padres amenazó con tirar al vacío al bebé. Cumplió su promesa, pero un agente lo salvó cogiéndolo al vuelo.larazon

–¿Cuál es la situación que se está viviendo en Ceuta en relación a la acampada de refugiados sirios?

–Hay normalidad. Hay acampadas 18 personas de nacionalidad siria en la plaza de los Reyes que pretenden, a través de esta presión, conseguir que su resolución administrativa sobre su estancia en España se resuelva. Pero la presión no vale. Tendrán que esperar a que la resolución se resuelva por los cauces habituales. El resto de la ciudad está tranquila. Tenemos de vez en cuando intentos de personas subsaharianas que quieren entrar a través de la frontera con Marruecos, pero al final la colaboración entre los dos países es muy buena.

–¿Hay problemas de convivencia en la ciudad autónoma?

–En absoluto. De ningún tipo. La convivencia es perfecta. Incluso en el Centro de Estancia Temporal, donde están 700 subsaharianos que han conseguido pasar la frontera. Es un centro abierto, no de reclusión. Entran y salen diariamente.

–En el campamento hay menores y el Gobierno de la ciudad se ha hecho cargo de la tutela de ellos de forma temporal.

–Efectivamente, después de dos requerimientos de la Fiscalía. Los menores que están en el Centro de Estancia Temporal están acompañados por sus padres y, por supuesto, allí tienen todas sus necesidades cubiertas: comida, techo, asistencia sanitaria, ropa, pañales y leche. Los niños que han sido retirados cautelarmente son de sirios que se manifiestan en la plaza de los Reyes. Estaban desescolarizados y a la intemperie. Ante las dos llamadas del fiscal, requiriéndoles que volvieran al Centro de Estancia Temporal, la ciudad, que es la que tiene la tutela de los menores, les retiró la tutela.

–La violencia es un recurso que se utiliza en muchas ocasiones para acceder a Ceuta desde la frontera.

–Lo que hay es un intento de entrada en la ciudad por parte de inmigrantes subsaharianos. A veces emplean contundencia y las fuerzas de seguridad constatan dicha agresividad.

–¿Hay suficientes recursos para atender a estas personas?

–Absolutamente. Bajo ningún concepto estas personas quedarían desatendidas.

–¿Cómo un conflicto como el de Siria tiene su traslación en Ceuta?

–Está la parte humana. En el Centro de Estancia Temporal tenemos 96 nacionalidades y un total de 711 personas. Tenemos desde vietnamitas hasta paquistaníes, magrebíes y somalíes. Los sirios también. Estas personas vienen porque en sus países hay conflictos o una pobreza extrema. Están huyendo de esas dos circunstancias. La convivencia en esos países puede resultar imposible porque puede haber guerras civiles. Están huyendo del tercer mundo real. Luego están las normas que cualquier país occidental, concretamente los de la UE, tienen respecto a la inmigración y entrada en el país, que tiene que ser de forma regulada por los acuerdos internacionales.

–¿Tendrá algún efecto la presión que están ejerciendo?

–España es un país democrático y ante un derecho siempre hay una obligación. El porcentaje se reparte en un 50 por ciento. Por tanto, cuando se reclama un derecho hay una obligación. La obligación de estos inmigrantes es la de esperar en el centro de inmigrantes, que el Estado español pone a su disposición para que no estén a la intemperie o en situaciones de pobreza extrema. Estos expedientes pueden derivar en la expulsión de los inmigrantes a su país de origen o su integración en la sociedad.

La imagen

Ocurrió el pasado miércoles. A petición de la Fiscalía, la Policía acude a la plaza de los Reyes de Ceuta para llevarse a un centro de acogida a los pequeños que llevaban días acampados allí con sus familias. Entonces uno de los padres amenazó con tirar al vacío al bebé. Cumplió su promesa, pero un agente lo salvó cogiéndolo al vuelo. Las familias han sido imputadas por un delito de atentado.