Almería
La carta de Ana Julia: «Fue un accidente, sé que no tengo excusa y pido perdón»
La asesina confesa denuncia que sufrió maltrato y amenazas por parte de la Guardia Civil tras su detención
Ana Julia Quezada, la asesina confesa de Gabriel Cruz, encarcelada en la prisión de El Acebuche (Almería), ha enviado una carta manuscrita a Ana Rosa Quintana en la que pide perdón por lo sucedido e insiste en que la muerte de Gabriel fue accidental.
Ana Julia Quezada, la asesina confesa de Gabriel Cruz, encarcelada en la prisión de El Acebuche (Almería), ha enviado una carta manuscrita a Ana Rosa Quintana en la que pide perdón por lo sucedido, insiste en que la muerte de Gabriel fue accidental y en la que denuncia maltrato policial y amenazas por parte de la Guardia Civil". Quezada asesinó a Gabriel Cruz el pasado 27 de febrero y ocultó su cuerpo durante 12 días, hasta que cometió un erros y fue detenida por la Guardia Civil
La carta, de dos folios, arranca pidiendo perdón a la familia de Gabriel y a todas las personas a las que ha hecho daño, para luego salir al paso de determinadas "mentiras"que se han dicho de ella. «Fue un accidente y siempre lo diré porque es la verdad". Ana Julia trata de justificar su silencio y su forma de actuar durante los 12 días de búsqueda: Me asusté mucho, el miedo se bloquea y actué así. No fui lo suficientemente fuerte como para decirle a mi pareja, a nadie, lo que había pasado y, poco a poco, me fui metiendo en una bola cada vez más grande. Sé que no tengo excusa por el accidente. Quite a la persona que amo lo más grande que uno puede tener, un hijo. Ángel, Patricia, a todos perdón. Tengo una hija y le he hecho mucho daño, espero que ella algún día me pueda perdonar».
La asesina confesa de Gabriel afirma que vio las imágenes del domingo de resurrección en localidad sevillana de Coripe, donde los vecinos celebraron la quema de Judas con un muñeco negro, vestido como Ana Julia, alq ue insultan, disparan y terminan quemando, y dice que no lo ve normal y que es un claro ejemplo de racismo. Siguiendo con esta idea, indica que ella no es más monstruo que los vecinos de Coripe: "Cuando hay gente de color blanco que cometen esos crímenes nunca he visto tantas barbaridades. Eso se llama racismo y xenofobia. Soy negra, cometí un delito sin querer, lo único que pido es que se me juzgue y se me trate como se me tiene que tratar en mi situación".
En su argumentario, añade que el racismo y la xenofobia no sólo se reduce a ese ámbito sino que también la sufrió por parte de los agentes tras su detención: "Me querían matar con las esposas por detrás y diciéndome una (agente) “ahora mismo te mataba, zorra. Te dejaba en una plaza para que te mataran, hija de puta. A ver si con un poco de suerte te matan en la cárcel. En el calabozo fue un infierno. No sé si sabéis que la familia de Ángel es Guardia Civil, con esto os puedo decir cómo me trataron".
La asesina confesa concluye "estoy con antidepresivos y pastillas para comer y dormir. Que no hay racismo en España? Ahora lo pongo en duda, menos mal que aquí en la prisión me siento bien y me tratan como es debido porque son profesionales".
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