Violencia de género
La confusión de los gemelos
Los dos hermanos son muy parecidos y comparten también un amplio historial delictivo
Los dos hermanos son muy parecidos y comparten también un amplio historial delictivo.
Ayer en El Campillo muchos seguían discutiendo si el detenido por el crimen de Laura Luelmo era Bernardo o su hermano gemelo Luciano. Y sobre quién de los dos trató de violar a Sonia, una peluquera del pueblo, en 2008. «Yo creía que era Luciano el que había vuelto», comentaban a la entrada de una cafetería. «Que no, era Bernardo, el otro seguía en la cárcel», replicaba el otro. Se parecen muchísimo físicamente y también cuentan con una ficha de antecedentes casi idéntica. Ambos habían asesinado a dos mujeres en Cortegana, a unos 40 kilómetros de El Campillo, donde se trasladó parte de este clan gitano desde Barcelona hace más de 20 años. «Les llaman los Montoya o los Moya, pero mejor no preguntes por esa familia», decían ayer en Cortegana, donde hay una conflictiva barriada copada por familias de etnia gitana justo a la entrada. Bernardo asesinó a una mujer llamada Cecilia después de robar en su casa en 1995. El día del robo le intentó cortar el cuello pero sobrevivió. La mujer denunció y Bernardo fue detenido pero quedó en libertad a la espera de juicio. Pero prefirió rematar lo que le salió mal y regresó a casa de Cecilia para acabar, esta vez sí, matándola. Durante un permiso, en 2008, trató de violar a la peluquera del pueblo y ésta se salvó gracias a su perro. Una vez en libertad cometió un robo con violencia, por lo que cumplió más de dos años de cárcel. Salió hace dos meses y se instaló enfrente de Laura.
Su hermano Luciano sigue cumpliendo condena por el asesinato de una mujer de 35 años. Le intentó robar en un pub de copas y ella le dijo que le iba a denunciar. Al llegar a casa, él la estaba esperando y la mató.
Los vecinos acabaron echando a los hermanos («sólo a ellos dos, no al resto de la familia», aclaran) tras este asesinato. También atribuyen a este clan y al clan «político», «Los Aguilera», (con cuyas mujeres se casaron los Montoya) el asesinato el pasado enero de un disminuido. «Si te cruzas con ellos, verás que andan raro, ¿no ves que están casados entre ellos? No están del todo bien y son peligrosos», dicen.
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