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La inestabilidad de las parejas españolas multiplica las rupturas

La Razón
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España, al igual que el resto de países desarrollados ha experimentado un cambio social en las últimas décadas. Es cierto, como explica la demógrafa del CSIC, Teresa Castro, que «nuestro país siempre ha ido un poco por detrás del resto de Europa y el cambio del modelo familiar y social estalló a partir del año 2000». Desde entonces, la tasa de nulidades, separaciones y divorcios no ha dejado de menguar. Como recogen los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), mientras en 2004 el índice por cada 1.000 habitantes era de 3,3, los últimos datos de 2012 es de 2,4. Puede parecer un dato positivo, pero como sugiere la experta, «se están produciendo menos matrimonios y estas estadísticas siempre se quedan cortas porque no recogen un fenómeno que ya está muy asentado en nuestro país y es el de las parejas de hecho. A estos registros –que sólo se hacen en las comunidades autónomas– no tenemos acceso». Y es que en este nuevo modelo familiar también se producen rupturas, aunque no aparezcan recogidas en las estadísticas. Con respecto a los países de nuestro entorno y como demuestra un artículo que ha publicado recientemente «The Economist», España ocupa el segundo lugar en lo que respecta a la longevidad de las parejas de nuestro país, sólo nos supera Italia y puede sorprender, o no, pero entre los países de la OCDE, en Qatar es donde más matrimonios se rompen. Por delante de él, Estados Unidos donde «casi la mitad de las parejas terminan rompiendo». El rumbo de los norteamericanos es el que los sociólogos auguran para nuestro país si la evolución se mantiene como hasta ahora, «aunque llega un punto en el que se estabiliza y toca fondo como ya ha ocurrido en EE UU que lleva varios años con una tasa similar», apunta Castro. Entre los motivos que explican esta progresión en la sociedad española, la experta insiste en que «las parejas son más inestables porque cada vez se exige más. Ahora se valora mucho la felicidad personal y gracias a la independencia económica que ha logrado la mujer los últimos años, ha podido separarse de su marido». Y es que, como reflejan los datos, son ellas las que normalmente dan el primer paso y solicitan el divorcio. Pero, ¿hacia qué modelo familiar nos dirigimos? «Hace 30 años estaba mal visto que una mujer no se casara o que dos jóvenes se fueran a vivir juntos sin pasar por el altar, sin embargo con el nuevo siglo las cosas empezaron a cambiar muy rápido». Un ejemplo del elevado nivel de tolerancia y el cambio de valores que se ha producido en nuestro país se refleja en el porcentaje de hijos que se tienen fuera del matrimonio. Mientras en los años 80 sólo era del 5%, hoy, uno de cada tres niños son concebidos sin que sus padres se hayan casado previamente.