Conciliación
La revolución de los nuevos padres
Se reparten las tareas domésticas, optan por la reducción de jornada laboral y exigen pasar más tiempo con sus hijos. El rol del progenitor está cambiando
Se reparten las tareas domésticas, optan por la reducción de jornada laboral y exigen pasar más tiempo con sus hijos. El rol del progenitor está cambiando
Dedican la mitad del tiempo a las labores domésticas –dos horas y 34 minutos–; «pasan» de acogerse a una jornada laboral reducida para cuidar a sus hijos –no llegan ni al 10%–; apenas dedican suficiente tiempo a sus pequeños –sólo tres de cada diez lo hacen–... Se miren por donde se miren, las estadísticas dejan en mal lugar a los padres varones, pintándolos como perpetuadores de un estereotipo que tiene a la mujer como solitaria y sufrida protagonista de la vida familiar. Sin embargo, y coincidiendo con la celebración hoy del Día del Padre, diversas asociaciones de padres han reclamado, si no un intercambio de roles, sí una mayor equiparación con las madres. No sólo por una cuestión de igualdad de género; también para reivindicar un papel que, culturalmente, les ha sido arrebatado. Son los padres igualitarios.
Pablo Llamas y su mujer están de nuevo «embarazados». Siete meses y medio. Tienen claro que, una vez que nazca el nuevo «peque», su pareja le va a transferir diez semanas de las 16 a las que tiene derecho en su trabajo por el permiso de maternidad, y que se sumarían a los 15 días por paternidad. Algo establecido en la Seguridad Social pero que, a la hora de la verdad, sólo se ha puesto en práctica en un 2% de ocasiones. «Es algo que hemos decidido en pareja. En el primer hijo estuvo mi mujer y en éste, yo», afirma Pablo, de 39 años, y miembro de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (Ahige) en Madrid. Precisamente, esta asociación, junto a Papás Blogueros, han lanzado la campaña #padresigualitarios para reivindicar una «masculinidad cuidadora».
«Me he preocupado mucho por acompañar a mi hija al pediatra. Y cada vez que he ido, sólo he visto mujeres. Son cosas que tenemos que cambiar», dice José Carlos Santamaría, trabajador en una empresa de telecomunicaciones y vocal de la Plataforma de Permisos Iguales e Intransferibles por Nacimiento y Adopción (PPiiNA). Esta plataforma, que nació tras la aprobación de la Ley de Igualdad socialista, ha apoyado esta semana la demanda, en un Juzgado de lo Social de Madrid, de un grupo de padres contra el Instituto Nacional de Seguridad Social. ¿El motivo? Exigir, al igual que las madres, un permiso de paternidad de 16 semanas. Igual que el de las madres.
«La plataforma nació tras la aprobación de la ‘‘ley de igualdad’’. Pensamos que el permiso de paternidad es la última discriminación legal que queda. Cotizamos igual que las mujeres, pero, al tener un hijo, no tenemos derecho a cuidarlo en la misma medida», explica José Carlos. «Lo mejor es implantar permisos intransferibles, iguales y pagados al 100%. El permiso de maternidad se creó para evitar abusos de las grandes empresas hacia las mujeres que decidían ser madres. Pero el hecho de dedicar más tiempo a sus hijos las ha hecho optar a menos empleos y a desarrollar carreras peor pagadas», añade. Y es que esas dos horas de más que pasan cuidando a los hijos «provocan que estén menos disponibles para los trabajos».
De Noruega a Francia
Y ganas por cambiar la situación hay. Un estudio de Edenred, empresa promotora de Ticket Guardería, constataba que casi siete de cada diez progenitores dejaría de trabajar si pudiese para dedicarse personalmente al cuidado de sus niños. En España, el permiso de paternidad está en unas dos semanas, por encima de países de nuestro entorno como Reino Unido –12 días– y Francia –11–, pero a infinita distancia de los líderes del ranking: Noruega, con 112 días, e Islandia, con 90. No hay que olvidar, como recuerdan en PPiiNA, que los actuales horarios laborales de nuestro país tampoco ayudan a la corresponsabilidad en el hogar.
Ayer, Pablo acudió a una de las charlas de Ahige en la que analizan este nuevo papel del padre. «Nos reunimos para hablar de esta evolución, intentamos quitarnos el disfraz de machismo y vamos avanzando en posiciones más igualitarias», dice. Y subraya que no se trata en caer en el tópico de «yo ayudo mucho a mi mujer». «Al decir eso, parece que la responsabilidad es de ella. En el patriarcado las mujeres están discriminadas, pero también hay unos costes en el plano masculino. No se nos puede negar el espacio doméstico ni la crianza de hijos. En igualdad, seríamos más libres», explica.
¿En qué se benefician los niños? «Hay estudios académicos que demuestran que los hijos de padres que nos implicamos más tienen mejor rendimiento académico y presentan menos tasas de obesidad mórbida», dice José Carlos. Pero cuidado: «No queremos decir ni muchísimo menos que las madres no lo hagan bien. En el caso de mi hija, al ver una mayor presencia de su padre, y al verme compartir razonablemente las tareas de la casa, le va a hacer sentirse más cobijada probablemente. Le va a venir muy bien en el futuro», asegura. «Sobre todo se beneficiarían de que estuviésemos ambos», opina Pablo. «Con los permisos de paternidad y maternidad, hoy sólo puede estar o el padre o la madre con los hijos. De momento, tenemos que adaptarnos a lo que hay», añade.
El ejercer de progenitor en igualdad de condiciones no está exento de comentarios maliciosos. «A nivel laboral me he encontrado mucho respeto. Pero es algo que está en el ideario. Cuando se lo explicas, la gente se sorprende, te mira de forma rara, como si se preguntaran: “¿por qué lo hará”. Pero no sólo se lo preguntan acerca de nosotros: también sobre la madre». «Con algún comentario de compañeros sí que das. Del tipo: “¿cómo se te ocurre?”. Y alguno de trazo, digamos, un poco más grueso. Pero los niños se merecen que los padres los cuidemos», concluye José Carlos.
En todo caso, estos padres creen que algo se está «moviendo». Como dice Vicente Canet, portavoz de Ahige, «hace 20 años no veías a ningún hombre cogiendo permisos. Está comenzando, pero el cambio se está produciendo».
Una denuncia a la Seguridad Social
Raúl Sánchez es uno de los padres «discriminados» que presentó esta semana una demanda en Madrid contra el Instituto Nacional de Seguridad Social para reclamar 16 semanas de permiso paternal. Padre de Mara y Sol, de dos años y cuatro meses, Raúl trabaja en una empresa como ingeniero de telecomunicaciones. Con la primera, fue uno de los escasos padres que en España optaron por una jornada reducida; con la segunda ya no se lo puede permitir porque su mujer está desempleada. «¿Qué saldrá de esta demanda? No lo sabemos. La Plataforma de Permisos Iguales e Intransferibles por Nacimiento y Adopción tenía esa propuesta, había una inquietud y me adherí a través de mi abogada. Esperamos que la situación cambie... aunque no lo vemos de forma inmediata», dice. En su opinión, el permiso paterno no está permitiendo que «la figura del padre sea tan visible como la de la madre». Y las 16 semanas de permiso «son de trabajo duro».
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