Carnaval
Los disfraces caseros más sencillos para triunfar en Carnaval
Con poco dinero se pueden conseguir resultados sorprendentes para no dejar a nadie indiferente.
Con poco dinero se pueden conseguir resultados sorprendentes para no dejar a nadie indiferente.
Desde el próximo jueves 28 de febrero hasta el martes 5 de marzo se celebra una de las festividades más populares no sólo a nivel local, sino, también, a escala global: el Carnaval. En dicha fiesta, la gente se disfraza de cualquier motivo simbólico o especial y sale a las calles a celebrarlo: algunas ciudades como Las Palmas de Gran Canaria, Venecia o Río de Janeiro son famosas por su dedicación a la hora de festejar el evento. Uno de los principales quebraderos de cabeza es de qué ataviarse sin tener que empeñar un ojo de la cara. ¿Cuáles pueden ser algunos de los mejores y más sencillos de elaborar?
Peaky Blinder
Ser Thomas Shelby está al alcance de cualquiera. Con una camisa blanca bien abrochada hasta el cuello, unos pantalones de traje, un chaleco o americana de traje también y, por supuesto, la famosa gorra (sin cuchillas, claro), toda persona que se tercie puede ser un Peaky Blinder. Para darle un toque más real, se puede ampliar el disfraz con una corbata y un cigarrillo en la boca en todo momento. Fácil y sencillo.
Momia/Accidentado múltiple
Otro disfraz que, aunque algo manido, es sencillísimo de llevar a cabo. Para ello, sólo son necesarios unos rollos de venda (o, si se quiere hacer aún más casero, con rollos de papel higiénico vale, aunque será mucho menos consistente) y una muleta (que tampoco es esctrictamente necesaria; sólo sirve para darle un mayor toque de realidad). El modus operandi es sencillo: con enrrollarse todo el material desde la cabeza hasta los tobillos, solo dejando los ojos destapados para ver, dará el pego perfectamente.
Joyce Byers
Convertirse en la madre de Will es tarea sencillísima. Con ponerse una camisa de cuadros o un jersey a rayas típico de los 80 y, por encima, una chaqueta simple, ya tendríamos la parte textil. Para hacerlo original y verdadero, basta con coger un cartón grande, escribir todas las letras del abecedario a un tamaño prudencial, y colgar unas luces de árbol de Navidad por alrededor, por ejemplo. Fácil, sencillo y accesible.
Frida Kahlo
Encarnarse en una de las más célebres pintoras de todos los tiempos no es nada complicado ni costoso. Para ser Frida Khalo sólo hace falta un buen pintalabios rojo que cubra toda la boca, un peinado recogido y sujeto por una diadema de flores (que pueden ser de plástico perfectamente), un par de pendientes que se hagan notar, un collar grande y, por supuesto, un entrecejo fácilmente dibujable con lápiz de ojos. Para la ropa, un vestido largo con un gran pañuelo que cuelgue del cuello bastaría para dar el pego.
Fantasma
Un clásico por su sencillez: una sábana blanca vieja con un par de agujeros en los ojos hace las veces de fantasma perfectamente. A poder ser, es mejor usar una sábana vieja, que no se vaya a utilizar, porque colgará y se arrastrará por el suelo.
Película antigua
Protagonizar una película antigua está al alcance de todos y, además, es original, puesto que no se ve mucho. Basta con adquirir una pintura facial de color blanco y cubrirse todas las partes visibles con ella. En cuanto a la ropa, bastará con ponerse camisetas, chaquetas o pantalones completamente blancos o negros (a poder ser la segunda opción, para que destaque y se remarque más).
Abuelo de Up
Vestirse como uno de los personajes más enternecedores de Disney no es muy difícil. Únicamente hará falta un pantalón chino marrón, una camisa blanca y una pajarita. Para darle el toque de realidad, serán necesarias unas gafas grandes y cuadradas (que pueden no llevar cristales perfectamente) y, sobre todo, una ristra de globos colgados de la espalda. Un disfraz facilísimo.
Steve Urkel
Steve Urkel, uno de los iconos de la infancia de una generación entera, cuenta, a su vez, con uno de los disfraces más sencillos de realizar. Súper fácil: basta con un pantalón abrochado hasta el ombligo (o un poco más arriba, si se puede), unos tirantes que los sujeten y, arriba, al gusto: una camisa de cuadros; un jersey ancho; o incluso un polo estrafalario valdrían para ser, por un rato, el bueno de Steve. El toque más importante reside en la cara: no pueden faltar esas gafas redondas y grandes, fácilmente encontrables en cualquier establecimiento y a la que se le pueden quitar los cristales fácilmente. Importante: el tobillo del pantalón debe quedar bien remangado y que se vean los calcetines blancos tan característicos del personaje.
Surfista mutilado
Este disfraz es muy original, aunque también es algo laborioso si se quiere hacer “bien”. El motivo es simple: un surfista al que le falta un brazo, fruto de un ataque de un tiburón. Para ir “así” simplemente, basta con coger una camiseta básica (azul, verde, amarilla o rosa) y, con tippex, pintar en el pecho “Rip Curl”, por ejemplo (se trata de una marca de surferos bastante conocida). Después, habrá que ponérsela, pero sólo metiendo un brazo: el otro queda escondido. En la manga del brazo amputado se puede utilizar rojo para simbolizar la sangre del ataque. Si se quiere ir un paso más allá, se puede hacer una tabla con cartones superpuestos, hacer una forma de mordisco y personalizarla al gusto. Laborioso, pero original.
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