Vacaciones

Los flotadores hinchables, peligro de muerte

Los expertos los desanconsejan, pero los usuarios (y los vendedores) se niegan a dejar de lado un negocio más que rentable. ¿Pueden los famosos flamencos y unicornios provocar el ahogamiento de los veraneantes?

La OCU ha puesto en el punto de mira a los centenares de hinchables que desbordan las playas cada verano / Foto: Connie G. Santos
La OCU ha puesto en el punto de mira a los centenares de hinchables que desbordan las playas cada verano / Foto: Connie G. Santoslarazon

Los expertos los desanconsejan, pero los usuarios (y los vendedores) se niegan a dejar de lado un negocio más que rentable. ¿Pueden los famosos flamencos y unicornios provocar el ahogamiento de los veraneantes?

Las figuras hinchables son un grave riesgo para los niños. Así de tajante lo dice un informe elaborado por la OCU (la Organización de Consumidores y Usuarios) este verano, que pone en el punto de mira a los centenares de hinchables que desbordan las playas de nuestra geografía. Pero, ¿los veraneantes son conscientes de estos riesgos? ¿Saben los padres que ese unicornio de moda que han comprado a su hijo puede suponer un riesgo? Cristina, vecina de Badalona, utiliza su colchoneta hinchable la mayoría de las veces en la piscina, aunque admite que cuando toda la familia se reúne es «mejor usarla en la playa porque podemos subir varios y divertirnos juntos». Aun así, ha tenido algún susto: «Una vez nos llevó la corriente hacia dentro, pero supimos reaccionar a tiempo, desde entonces vamos con más cuidado, aunque seguimos usándola». «Son divertidas y a la vez puedes tomar el sol encima del agua», dicen otros jóvenes. «Parece que estás volando cuando cierras los ojos y desconectas de todo», añaden otros que escuchan la conversación. Eso sí, la mayoría incide en que lo peor «es traerla hasta la playa, hincharla y luego dejarla en algún lugar». Sobre los potenciales peligros, ni rastro.

El «yate de los pobres»

David, un asiduo de las playas de Barcelona y nos recuerda que «algunos con las colchonetas molestan demasiado a los demás», miden más de dos metros y su tamaño puede resultar un engorro en la arena. «No es que la playa este infectada de ellas, pero cuando hay mucha gente solo hacen molestar», añade. Los integrantes de otra familia nos atiende entre chapoteos, subidas y bajadas, mientras se montan en su colchoneta que parece una barca. Gracias a su gran superficie, los cuatro integrantes pueden estar en ellas sin problemas mientras surcan la playa barcelonesa. Ante la pregunta de si han tenido algún problema, nos exponen que más allá del inconveniente de «cargarla hasta aquí», siempre les «ha sido muy divertido usarla». Argumentos de todos los colores a favor y en contra de estos juguetes que se han convertido en una tendencia «cool» también para adolescentes y treintañeros.

De hecho, una en forma de yate, con botellero y almohadas perfectamente diseñadas para surcar el mar es el producto estrella playero de este verano. Por poco más de 300 euros se puede disfrutar de una embarcación hinchable con un peso en seco de 30 kilos que permite a varias personas «navegar». Lo llaman «el yate de los pobres», y la verdad es que impresiona. Eso sí, prepárense para pasar un buen rato hinchando el barquito.

Sin embargo, y visto el impacto de estos juguetes, que no son nuevos pero que sus ventas se han disparado en los últimos años, la OCU ha visto necesario exponer la «cara b» de este tipo de ocio. En primer lugar, recuerda que «no deben usarse nunca en el mar». Este punto es totalmente contrario a todo aquello que los consumidores de estas colchonetas hacen. Es más, no existen prohibiciones para su uso en las playas y nadie controla a quien las utiliza. Además de esta advertencia, la organización recuerda los peligros de dormirse encima (práctica muy habitual), tirarse sobre ellas en los bordes de las piscinas o que los niños las usen donde no puedan apoyarse con las plantas de los pies.

Tras la tragedia del año pasado, cuando un peque de tan solo cuatro años perdía la vida tras ser arrastrado por la corriente en Barbate (Cádiz) cuando se encontraba en una embarcación de este tipo, el organismo considera que se deben tomar más medidas con estos juguetes. En el mismo informe, la OCU también ofrece una serie de consejos para que los ahogamientos en las playas y piscinas no se produzcan. Contar con un socorrista cerca, respetar las banderas, embarcar de forma segura, tener cuidado con los saltos y pedir ayuda en caso de peligro son las recomendaciones que el informe ofrece.

Más muertes en el mar

Este 2019, los problemas en el mar siguen siendo noticia. Los ahogos mortales suman hasta finales de julio 285 víctimas en todo el país, 41 de ellas solamente en la primera quincena del mes, lo que supone casi tres ahogamientos cada día y un 14 % más de los que murieron en el mismo periodo del año anterior. Pero la cifra se eleva si miramos el caso de accidentes: casi 500 este año con 627 víctimas. Julio, además, se ha convertido en el mes con más ahogos de los últimos seis años. En las playas se prohíbe acampar, beber o ducharse con jabón pero no existen advertencias o vetos a las colchonetas. Alberto, uno de los socorrista de la Barceloneta, recuerdan que «si nadie las prohíbe, nosotros solo podemos recomendar que cuando hay mala mar la gente tenga cuidado».

Ante los problemas que éstas puedan generar con respecto a la seguridad, sobre todo de los menores, lo vigilantes quitan hierro al asunto y argumentan que «no son lo más peligroso que se puede ver en las playas en verano».

Aunque los famosos flamencos o unicornios estén en el centro de la diana de esta nueva polémica, no son los únicos objetos acuáticos sobre los que la OCU ha puesto el foco. Los manguitos, burbujas, chalecos o cinturones sirven de ayuda para que el niño aprenda a nadar, ayudan a mantener la flotación, pero no salvan vidas, por lo que es imprescindible que esté vigilado. Asimismo, según dice la organización es importante que estén bien colocados y sean adecuados a la edad y talla del pequeño, como sucede con los chalecos y burbujas.

Sin embargo, todas estas recomendaciones parecen tener la batalla perdida (salvo que de algún modo se establezca una normativa que prohíba y sancione su uso) frente a los «likes» que proporcionan en las redes. No hay instagramer que se precie que no haga uso de estos artefactos. Y, ya se sabe, lo que hagan los «influencers» va a misa. Si no, que se lo digan a los vendedores costeros que hacen el agosto (y el julio) con la venta de hinchables y que, por supuesto, desconocen los peligros que entrañan los benditos juguetes.

Algunos nos explican que solo saben «lo que pone en las instrucciones». Otros se quejan de que si existen tantos problemas «alguien debería prohibirlas» pero a la vez admiten que en zonas de playa la venta de todos estos juguetes genera «mucho dinero» a tiendas que viven de los tres meses veraniegos. «Nuestros ingresos se concentran en muy poco tiempo, cualquier moda nos da un gran empujón cada temporada», argumentan acerca de la mayor cantidad de compradores de colchonetas en los últimos años. Con el «lobby» de los hinchables ha topado la OCU.