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Los huesos de Ruth y José «se fueron de copas»

Los huesos de Ruth y José «se fueron de copas»
Los huesos de Ruth y José «se fueron de copas»larazon

La jornada de ayer era especialmente relevante para la defensa de José Bretón y la perito de la Policía Judicial, Josefina Lamas, no defraudó a José María Sánchez de Puerta. La responsable del primer informe forense, que dictaminó que los huesos encontrados en la hoguera de «Las Quemadillas» eran de animales, puso en duda la cadena de custodia de las pruebas, acusó a sus compañeros de manipularlas, dijo que las muestras que analizó para realizar el informe no eran las mismas que las que le enviaron cuando rectificó y afirmó que la equivocación vino motivada por haber realizado el informe en Córdoba, lejos de su laboratorio de Madrid, en el que dispone de más medios y de especialistas a los que poder consultar. Lamas comenzó su exposición recordando su llegada a la finca, donde se encontró con una hoguera «manipulada» y que se dedicó a recoger muestras y no a analizar su origen. Después lamentó que tuviera que realizar su informe en Córdoba porque no contaba con los medios necesarios y que le impidieron trasladar las muestras a Madrid. De hecho, matizó que el comisario Manuel Piedrabuena le ordenó que las hiciera en esas dependencias.

Huesos deteriorados

Meses después, sorprendida por el informe realizado por el reputado forense Francisco Etxeberria, accedió a realizar un nuevo análisis y, momentos antes de recibir las pruebas, en un momento de «iluminación» al ver una fotografía de une vértebra, se dio cuenta del error. La perito confirmó que los huesos de la hoguera fueron los mismos que analizó en la segunda ocasión, aunque en un estado mucho más deteriorado.

Sin embargo, en lugar de disculparse por el error cometido –algo que sí hizo hace un año– lanzó una grave acusación sobre sus compañeros, de la que el juez deducirá testimonio y abrirá una investigación paralela. Según Lamas, en la comisaría de Canillas, en la que se encuentra su laboratorio, escuchó un «rumor» muy extendido acerca de que entre finales de julio de 2012 y primeros de agosto los huesos «se habían ido de copas». Lamas concretó que el «cotilleo» era que la caja con las pruebas había sido llevada a un local de restauración, donde se encontraba el profesor Etxeberria, días antes de obtener la autorización judicial para que procediera a su análisis.

Etxeberria calificó las acusaciones de «disparate». Es «absolutamente falso», dijo, que viera los huesos antes del 14 de agosto y «menos en un bar», declaraciones que le parecen «muy chuscas».

Antes de escuchar estas acusaciones, Etxeberria declaró ante el jurado que pasó de «lo posible, a lo probable y a la certeza» desde que analizó la primera foto hasta que analizó los huesos. La confirmación la tuvo al analizar los dientes que «eran claramente humanos». Durante su trabajo, concluyó que se trataba de dos humanos distintos al detectar hasta dos huesos del tobillo iguales y otros tantos del cráneo. Al analizar el grado de calcinación y la morfología determinó que allí se habían quemado cuerpos no sólo huesos, y que habían estado expuestos a temperatura de 800 grados. Etxeberria no pudo determinar la causa de la muerte, pero desde el punto de vista de la medicina legal se produjo de «forma violenta» y tuvo un origen «homicida». Asimismo, lamentó que las condiciones de la pira hayan hecho imposible la extracción de ADN e insistió en que es imposible que no se quemara otra cosa que no fueran «cuerpos humanos de dos y seis años». Por su parte, el investigador José María Bermúdez de Castro corroboró de forma inequívoca que los dientes de la hoguera son de un niño de seis años (edad de Ruth cuando desapareció) y que debido a su mal estado no pudieron encontrar restos de José.