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Un plan europeo combatirá la desertización de los bosques
Los bosques mediterráneos suministran a la población de esta amplia región una gama muy diversa de productos, como madera, forraje para ganado y otras plantas, así como carne de caza, todo lo cual contribuye a la seguridad alimentaria y a mitigar la pobreza en regiones rurales. Lamentablemente, estos bosques estarán entre los ecosistemas más afectados a corto plazo a medida que se incrementan las temperaturas y disminuyen las precipitaciones. Con el fin de evitar que la región mediterránea se convierta en un desierto, se necesita una gestión forestal muy especializada.
Ese es el objetivo de la red «Mediterranean Network of Forestry Research and Innovation» (MENFRI), proyecto financiado con fondos europeos que inició su andadura en diciembre de 2013 con el cometido de establecer un espacio de diálogo y actuación destinado a mejorar las prácticas forestales en todo el Mediterráneo. Es indudable que esta región, descrita como un triángulo que comunica la Europa mediterránea con el norte de África y Oriente Próximo, precisa más investigación, educación e innovación para poder generar, de forma sostenible, productos y servicios que contribuyan a las economías locales.
Además, los 73 millones de hectáreas de patrimonio natural excepcional que constituyen los bosques mediterráneos acogen a numerosas especies de plantas y animales. El cambio climático supone una amenaza para buen número de especies raras y en peligro de extinción, informa la agencia de la UE Cordis.
Para poder abordar con efectividad el tema del cambio climático, y para identificar posibles recursos con valor económico desaprovechado, el equipo del proyecto empezó por definir patrones y tendencias clave en toda esta región. Observó que, en la zona norte, un tema fundamental es el abandono por lo que concierne a gestión y mantenimiento forestal. En la zona sur, se determinó que las principales amenazas provienen del pastoreo excesivo y de la desertización.
El próximo reto consiste en acortar la distancia que existe entre los hallazgos científicos y la aplicación de planes y políticas concretas que propicien mejoras duraderas tanto en el medio ambiente como en la economía local. Ciertamente, la creación de empleo es otro aspecto fundamental de este proyecto de tres años de duración. Es necesario difundir en mayor medida las ventajas económicas de una buena gestión forestal, con vistas a promover prácticas sostenibles que generen beneficios medioambientales a largo plazo. Ello implica demostrar el valor añadido de los bosques mediterráneos, aprovechar su potencial económico y ofrecer oportunidades para que las comunidades locales puedan sacar partido a sus recursos naturales.
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