Preescolar
Muñecas para ellos y pistolas para ellas
«Queridos Reyes Magos:...». Tras este encabezamiento, millones de niños y niñas comenzarán en muy pocos días a enumerar una interminable lista de juguetes. Siempre que se hayan portado bien, a los pies del árbol navideño habrá hueco para muñecos de «Spiderman» para ellos y muñecas Monster High para ellas. ¿O será justo lo contrario? Ésa es la pregunta que parecen hacerse desde Toys'r'us. Al menos de su franquicia sueca. Como siempre que se acercan las fechas navideñas, la cadena juguetera ha editado su catálogo de productos. Y si se hojean las páginas del catálogo sueco encontramos algunas diferencias: niñas empuñando ametralladoras de juguete, niños jugando a las «casitas»... Dicho de otro modo: se trata de un catálogo de juguetes «unisex».
«El debate acerca del género ha tomado fuerza durante los últimos años en Suecia. Tanto, que hemos tenido que realizar ajustes», afirmó recientemente a AFP Jan Nyberg, director de ventas de Top Toy, la franquicia de Toys'r'us en Suecia. De hecho, recordaba Nyberg, su delegación de Toys'r'us recibió duras críticas en 2008 por supuestas prácticas de sexismo: su catálogo mostraba a niños vestidos como superhéroes y a las niñas como princesas. «Aplicando el nuevo pensamiento de género, no hay nada que sea correcto o incorrecto. No son juguetes para niños o para niñas: son juguetes para ambos», añadió Nyberg. De hecho, Top Toy, que también posee la franquicia de la multinacional juguetera en Dinamarca, no ha realizado cambios en su catálogo de este país: los niños siguen empuñando metralletas de juguete, mientras que las niñas visten prendas de color rosa. No en vano, el color de la ropa también ha sido objeto de polémica.
«Los juguetes no tienen sexo»
¿Los juguetes colaboran a perpetuar estereotipos machistas? En un estudio de 2011, el Observatorio Andaluz de la Publicidad no Sexista cifró casi en un 64% aquellos anuncios de juguetes que contienen algún tratamiento sexista». «Los juguetes no tienen sexo porque el juego no lo tiene. Y el niño lo que quiere es jugar», explica José Antonio Pastor, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ). «Lo hemos comprobado en ludotecas. Cuando dejas a los niños y niñas, no tienen ningún problema en jugar a lo que juegan todos: disfrazarse, etc. Los niños no tienen prejuicios. Se van construyendo en todas las facetas», añade. Ahora bien, también es verdad que, «si les das a elegir, eligen unos productos». «Los juguetes tienen un ''target''. Por ello, los catálogos de juguetes son más una respuesta de mercado que una búsqueda de diferencias de género. Los fabricantes estamos para estudiar los gustos de los niños», argumenta. En todo caso, los fabricantes «se esfuerzan para que no se fomenten roles de sexo». Y, en esencia, cree que el sexismo relacionado con los juguetes es más «un problema de algunos padres», a los que les puede «molestar» que sus hijos no jueguen con juguetes en principio acordes con su género.
«Una cosa es que la sociedad nos marque pautas machistas que tenemos que evitar. Pero otra muy distinta es unificar sexos. Es absolutamente imposible», explica Isabel Menéndez Benavente, psicóloga especializada en infantil-juvenil. «Afortunadamente, los hombres y las mujeres somos genéticamente diferentes y nuestro cerebro es biológicamente diferente. Jamás podremos tener los mismos intereses, las mismas emociones...», asegura. Dicho esto, la experta cree que «jamás hay que quitarle ni a un niño una muñeca, ni a una niña un balón de fútbol. Si son sus inclinaciones, deben desarrollarlas», añade.
Para Javier Urra, doctor en psicología y ex Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, hay que luchar contra los juguetes deliberadamente sexistas, pero «sin llegar a forzar la máquina». Por eso, opina que cambiar los tradicionales catálogos de juguetes es positivo, aunque su repercusión será muy limitada. «Llega la campaña navideña y vemos que todo lo azul es de chicos y lo rosa es de chicas. Pero más allá de aspectos culturales, no es menos cierto que si a una niña le das un muñeco, lo cuida, lo viste, le da de comer; si se lo das a un niño, si te descuidas pega un muñeco contra otro», explica. Así, «éso está en nuestra psicohistoria colectiva». No obstante, cree que está bien que se eduque en sensibilidad a los varones, que se den opciones para que jueguen con cosas distintas, pero dejando que la naturaleza siga su curso. «Si una niña quiere jugar con un balón y un niño cuidar de un muñeco, está bien. Pero la experiencia dice que no es fácil. Esto no quiere decir que no debamos seguir homegeneizando, pero también hay características distintivas del hombre y de la mujer». Según Urra, muchas veces son los propios padres los que, a través de sus regalos, van marcando diferencias sin darse cuenta. «No debemos pretender que niños y niñas jueguen a lo mismo, porque no lo van a hacer, aunque tengan el mismo juguete. Si una niña ve una paloma en una plaza, intenta darle de comer miguitas de pan; pero si es un niño, seguramente intentará cogerla», sentencia.
La carta a los Reyes: Monster High y Playmobil
A la espera de que se edite un catálogo unisex en nuestro país, lo cierto es que esta Navidad parecen muy definidos los roles en lo que a juguetes más solicitados por los niños se refiere. Las «Monster High», esas muñecas de ultratumba que se agotaron a primeros de diciembre en todo el país, amenazan con repetir éxitos este año entre las niñas. En cambio, para ellos, junto a los superhéroes, los Playmobil avanzan posiciones. En concreto, los E-Rangers, que vienen a ser la versión «Guerra de las galaxias» de este clásico de los juguetes. Ajenos a la cuestión de género, se encuentran las «tabletas», que encuentran en SuperPaquito, de Imaginarium, el principal superventas. Para los más pequeños, una vez más, la televisión ha encumbrado a uno de sus personajes. Atrás queda Pocoyó, destronado por Peppa Pig, una familia de cerdos que ya cuenta con libros, juegos magnéticos, peluches...
✕
Accede a tu cuenta para comentar