Ginebra

Pedro Alonso: «Tengo la visión de un mundo libre de malaria antes de 2040»

Pedro Alonso. Nuevo director del programa contra la malaria de la OMS. El investigador español iniciará su trabajo en octubre y tiene claro su lema: «Aceleración»

Pedro Alonso. Nuevo director del programa contra la malaria de la OMS
Pedro Alonso. Nuevo director del programa contra la malaria de la OMSlarazon

Muchos de ustedes escucharán la palabra «malaria» y les sonará lejano, una enfermedad de zonas poco desarrolladas, pero se sorprenderían al saber que España se consideró país libre de paludismo –otro sinónimo de la enfermedad– hace relativamente poco, en 1964. Una lacra que, a pesar de su «lejanía», acaba con la vida de 600.000 personas al año. El temor a esta enfermedad radica en su propio nombre, que proviene del italiano medieval «mal aire», ya que antes de conocer el papel de los mosquitos en la transmisión de este parásito pensaban que «llegaba por el aire». Pedro Alonso fue uno de los primeros investigadores españoles en intentar entender cómo ese «mal aire» se transmitía y afectaba a poblaciones extensas para así poder erradicarlo.

«Él ha sido la referencia para muchos, su línea de investigación y su proyecto en Barcelona y Mozambique se han convertido en la guía de muchos de nosotros», afirma Manuel Linares, experto en Enfermedades Tropicales y presidente de la Fundación IO que precisamente ayuda a los viajeros a protegerse cuando viajan a países endémicos. Y es en Mozambique, concretamente en el Centro de Investigación en Salud de Manhiça (CISM), desde donde atiende a LA RAZÓN el nuevo director del Programa contra la Malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sabe que su labor ha sido clave en la investigación de la últimas décadas, pero el jefe de Servicio de Salud Internacional y Medicina Tropical del Hospital Clínic de Barcelona evita la autocomplacencia: «Que yo esté aquí es gracias a un esfuerzo colectivo, pero es cierto que el centro de investigación de Mozambique, el Instituto de Salud Global –que dirige– y la Universidad de Barcelona se han convertido en centros de referencia, avanzando en el conocimiento en la lucha contra la malaria», afirma al otro lado del teléfono, tras un largo viaje desde Johannesburgo (Suráfrica). «En los últimos 10-15 años se ha avanzado de forma muy significativa y ahora nos encontramos en un momento clave en el que la comunidad internacional tiene que dar un paso, tomar decisiones». Y existen dos opciones, «avanzar hacia una posible erradicación o quedarnos donde estamos».

En 2011, Pedro Alonso entró a formar parte del Comité Asesor de la OMS en Políticas de Malaria y ese mismo año fue elegido para dirigir el Comité Científico de la Estrategia Técnica Mundial contra la Malaria que se está elaborando en este momento. Todo hacía prever que él sería el encargado de liderar el programa de este organismo y tiene claro qué camino quiere seguir: «Hay que avanzar y por eso, desde octubre –fecha a partir de la que se instalará en Ginebra para trabajar en el Programa– nuestra misión será elaborar un plan dentro de la estrategia mundial 2015-2030 que espero que la aprueben los 130 países para desplegarla». Tras 25 años trabajando en salud internacional tiene claro cuál quiere que sea el lema de su plan: «Aceleración», para que «en los próximos 15 años nos quedemos muy cerca de la erradicación. No nos atrevemos a decir que terminaremos con esta lacra, pero sí que estaremos próximos a conseguirlo». Alonso ya sueña con ese día en el que el paludismo se estudie en las facultades como una enfermedad desterrada del planeta: «Mantengo la visión de un mundo libre de malaria antes de 2040. Eso sí, siempre que seamos capaces de mantener el espíritu de unir las mejores fuerzas, mentes y voluntades de todos los países. Debemos dar este salto adelante sin olvidar la excelente década que hemos vivido en la lucha contra la malaria».

Una lucha que, sin duda, ha contado con el apoyo de muchas entidades privadas, como la Fundación Bill&Miranda Gates, pero también con el apoyo institucional: «Se me ha elegido a mí para dirigir este esfuerzo, pero es un reconocimiento a todos los investigadores y en el caso de España a los organismos que nos han apoyado y, por supuesto, a los contribuyentes españoles porque parte de su dinero ha ido a parar a nuestra investigación». Lo cierto es que sin este apoyo, sólo con echar un vistazo a los países donde el parásito hace estragos, su erradicación no llegaría nunca. «La malaria afecta más a los pobres y causa pobreza. Es un círculo vicioso porque cuanto más enfermas, más pobre te haces. Es causa y consecuencia». Éste es el principal motivo por el que las grandes farmacéuticas no apuestan por combatir este mal. «Es una enfermedad que constituye una falla de mercado (como dirían los economistas) porque a pesar de que hay una cantidad ingente de malaria, no hay un incentivo económico que promueva su investigación. Son enfermedades desatendidas porque no generan incentivos» e insiste en que «hay que romper con estos círculos a través de iniciativas público-privadas que den soluciones». Estas medidas van en consonancia con el precio que, una vez aprobado, se fije para los fármacos y las herramientas que combaten esta dolencia: «Se debe hacer un esfuerzo de cooperación internacional como se hace con otras enfermedades; utilizar el fondo global de vacunas u otros mecanismos financieros internacionales para sufragar el coste de los nuevos medicamentos», sostiene el experto.

Al contrario que otras figuras relevantes, Alonso insiste en que «hoy no toca hablar de la vacuna», esa herramienta que desde 2004 –año en el que se presentaron los primeros resultados en «The Lancet»– da esperanzas al mundo para terminar con la malaria. Insistimos en la importancia de su avance y confirma que el laboratorio «GSK ya la ha presentado a la Agencia Europea del Medicamento que determinará el papel que jugará. Sabemos que nuestra vacuna es una primera generación y que los resultados serán de un 50% de protección en los niños». Es realista y sabe que «su eficacia es parcial y no será definitiva porque la vacuna debe utilizarse siempre en el contexto del uso de otras herramientas como las mosquiteras con insecticidas –su utilización salva millones de personas y sus primeros estudios los hizo el doctor Alonso– porque es una enfermedad compleja, con muchos abordajes».

Aumenta la cifra de casos de paludismo

Aunque el paludismo fue erradicado en España en el año 1964, el número de casos importados está aumentando en nuestro país, debido probablemente al incremento de los viajes a países endémicos ya sea por motivos de turismo, cooperación o negocios, así como por inmigrantes que vuelven a esas zonas para visitar a sus familiares. El mayor número de casos se produce en personas que vuelven a sus países de origen por periodos cortos de tiempo, ya que la inmunidad se pierde con el tiempo. Así se desprende de los últimos datos sobre la situación del paludismo en España.