Estados Unidos
El sol de la mañana nos adelgaza; el de la tarde, nos engorda
Un nuevo estudio de la Universidad Northwestern, en Evanston, Illinois, Estados Unidos, revela que el momento, la intensidad y la duración de la exposición a la luz durante el día está vinculado con el peso corporal. Las personas cuya mayor exposición a la luz del día e incluso a la moderadamente brillante de la mañana tienen un índice de masa corporal (IMC) significativamente más bajo que aquellas con la mayor parte de su exposición a la luz más tarde en el día. «Cuanto más temprana sea la exposición a la luz a principios del día, menor es el índice de masa corporal de las personas», resume la coautora principal Kathryn Reid, profesora asociada de investigación en Neurología de la Facultad de Medicina Feinberg en la Universidad de Northwestern. «Cuanto más tarde sea la hora de la exposición a la luz moderadamente brillante, mayor será el IMC de una persona», prosigue esta experta.
La influencia de la exposición a la luz de la mañana en el peso corporal fue independiente del nivel de actividad física, la ingesta de calorías, el ritmo del sueño, la edad del individuo o la estación del año. De hecho, representa alrededor del 20 por ciento del índice de masa corporal de una persona. «La luz es el agente más potente para sincronizar el reloj biológico interno que regula los ritmos circadianos, que a su vez también regulan el balance de energía --destaca la autora principal, Phyllis C. Zee, profesora de Neurología y directora de Investigación de los Ritmos Circadianos en Northwestern--. El mensaje es que usted debe recibir una luz más brillante entre las ocho de la mañana y el mediodía». Cerca de entre 20 a 30 minutos de luz de la mañana es suficiente para influir en el IMC. «Si una persona no recibe suficiente luz en el momento adecuado del día, podría desincronizar el reloj interno del cuerpo, que se sabe que altera el metabolismo y puede conducir al aumento de peso», argumenta Zee, también neuróloga en el Hospital Memorial Northwestern, que añade que el mecanismo exacto de cómo la luz afecta
a la grasa corporal requiere más investigación.
Muchas personas no reciben suficiente luz natural por la mañana, alerta esta experta del estudio, que se publica este miércoles en 'Plos One', debido a que el estilo de vida norteamericano es predominantemente en el interior. Además, se trabaja en ambientes con poca luz, por lo general alrededor de 200 a 300 luxes.
En el estudio, en el que también participó el becario de investigación en Neurología en Feinberg Giovanni Santostasi, 500 luxes era «el número mágico» o umbral mínimo para tener un IMC más bajo. Incluso en un día nublado, la luz exterior tiene más de 1.000 luxes de brillo, un nivel que es difícil lograr con iluminación interior normal, destacan los científicos. «La luz es un factor modificable que tiene el potencial de utilizarse en programas de control de peso --afirma Reid--. Al igual que la gente está tratando de dormir más horas para ayudar a bajar de peso, tal vez la manipulación de la luz sea otra manera de bajar de peso». Santostasi, físico de formación, ha desarrollado una nueva medida para el estudio que integra la fecha, la duración y la intensidad de la exposición a la luz en un solo número llamado sincronización de la luz media o MliT. Este experto buscó una correlación entre el tiempo de exposición de luz, la duración o la intensidad de los primeros datos del estudio pero ninguno de esos factores se asociaron de forma individual con el IMC. Sólo cuando este comenzó a combinar parámetro, vio «la fuerte señal» de los tres analizados juntos. «Vi que lo que parecía estar más asociado con el índice de masa corporal no es sólo la cantidad de luz que recibe sino cuando y por cuánto tiempo», subraya Santostasi.
En el estudio se incluyó a 54 participantes ( 26 varones y 28 mujeres) con una edad promedio de 30 años que llevaron un monitor de actigrafía en la muñeca que medía sus parámetros de exposición de luz y de sueño durante siete días en condiciones normales de vida. Su ingesta calórica se determinó mediante registros de alimentos durante siete días.
El hallazgo pone de relieve la importancia de la «la salud circadiana» en la que la exposición a la luz y la oscuridad se sincroniza con el reloj interno del cuerpo. «Nos centramos no sólo en cómo el exceso de luz en la noche es malo, sino que también es malo no tener suficiente luz en el momento apropiado durante el día», detalla Zee.
Como parte de un estilo de vida saludable, las personas deben ser animados a exponerse de forma adecuada a la luz del día, colocando ventanas en los lugares de trabajo y las escuelas. Además, se debe alentar a los trabajadores a salir a la calle para comer o durante los descansos y mejorar la iluminación interior en la escuela y el lugar de trabajo. «Esto es algo que podríamos establecer desde el principio en nuestras escuelas para prevenir la obesidad en una escala más grande», aconseja Zee.
Aunque el estudio no fue diseñado para examinar cómo la exposición
a la luz afecta a la grasa corporal, investigación previa de la Northwestern y otros centros científicos muestra que la luz juega un papel en la regulación del metabolismo, el hambre y la saciedad.
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