Salud
Invierno en la sangre: El envejecimiento de la población congela las donaciones
Los chicos del «baby boom» se hacen mayores y no hay relevo generacional. Y, aunque de momento no falta, llega la justa. El grupo de jóvenes donantes representa un 30%, cinco puntos por debajo del registro de 2010 y se teme que siga bajando
Los chicos del «baby boom» se hacen mayores y no hay relevo generacional. Y, aunque de momento no falta, llega la justa. El grupo de jóvenes donantes representa un 30%, cinco puntos por debajo del registro de 2010 y se teme que siga bajando.
«Regala vida, dona sangre», «Detrás de cada donante hay un héroe», «Necesitamos tu Roja». Con estas frases las asociaciones de donantes intentan atraer a más personas para que hagan del altruísmo una forma de vida porque, los datos no mienten, y España es un país generoso. Sólo hay que echarle un vistazo a los datos de donación de órganos. Desde hace 25 años somos líderes mundiales. Es una forma de vida. Marca España.
El pasado 17 de agosto, cientos de personas hacían cola en los hospitales de Barcelona. ¿Por qué? Una furgoneta había arrollado a decenas de personas en La Rambla. El número de víctimas no dejaba de crecer y, como ya ocurrió el 11M, los vecinos querían ayudar aportando su sangre. La solidaridad volvía a reflejarse en la sociedad española. Sin embargo, esos episodios no dejan de ser puntuales y la fidelización es difícil de conseguir. A ello se suma un nuevo problema: la donación de sangre se ha estancado.
«Llevamos varios años con una cifra similar de donantes. Es más entre 2015 y 2016 no hay un cambio importante. Por el momento no falta sangre, pero se consigue la justa para cubrir las necesidades de los centros médicos», afirma Martín Manceñido, presidente de la Fundación Nacional para el Fomento de la Donación Altruísta en España (Fundespa). El principal problema está en la caducidad de las donaciones que «obliga a mantener un ritmo constante de donaciones y de donantes jóvenes». Y no está ocurriendo. No hay relevo generacional. Es más, estamos sumidos en un invierno demográfico entre los donantes de sangre. De un total de 1,9 millones de donantes regulares, el grupo de entre 18 a 30 años representa un 30 por ciento, cinco puntos por debajo del registro de 2010, año en el que el número total de donantes se aproximaba a los 2,2 millones en total. Por el contrario, en los últimos años ha aumentado seis puntos porcentuales el número de donantes regulares del grupo de edades entre 46 y 65 años (30 por ciento), que en 2010 representaba el 24% del total. En España se registran actualmente 36,6 donaciones por cada mil habitantes, dos puntos por debajo de la cifra de 2010 (38,6). ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Manceñido lo tiene claro: «Antes captábamos a muchos jóvenes en las universidades, pero el número de estudiantes se ha reducido mucho. Los chicos del “baby boom” ya se han hecho mayores y no se está dando un relevo». No es difícil comprobar esta afirmación. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ofrece los datos. Desde 1975, la natalidad se ha reducido a la mitad. Para determinar cómo afecta este descenso a los donantes nos hemos centrado en comprobar cómo ha ido variando desde los años 80 el número de jóvenes de 20 años. Mientras en 1980 la cifra ascendía a casi 700.000 (600.991, en concreto), diez años después aún crecía más hasta los 647.058. Fue saltar de milenio y que la curva empezara a ser descendiente: 625.378 en 2000, 489.986 en 2010 y este año ha descendido hasta lo 436.147 jóvenes de 20 años. Si comparamos estas cifras con las de los mayores de 50 y 60, se le da la vuelta a la tortilla. Otro ejemplo más del envejecimiento de nuestra población. Y no es que su sangre sea de menos calidad, ni mucho menos, simplemente que cuando estas personas dejen de donar, no contarán con un relevo.
De primeras, sin valorar los datos del INE, al ver los datos y comprobar la reducción del número de donantes entre los más jóvenes surge una pregunta: ¿la generación millenial, la z o la x es menos altruista? El presidente de Funespa es rotundo en su respuesta: «No, los jóvenes siguen siendo solidarios y las campañas de donación entre los universitarios funcionan. Pero antes íbamos a facultades donde había 15.000 alumnos y ahora apenas tienen 10.000». Ellos ponen su esperanza en las redes sociales, es su nueva forma de captación porque, como indica Manceñido, la fidelización sigue siendo cosa de los mayores. «Los que superan los 45 años tienen más presencia en los centros de donación, es más sencillo conseguir que donen habitualmente porque tienen una vida más establecida. Los jóvenes van a donar cuando se acuerdan», dice con una sonrisa.
Muchos no lo saben, pero la bolsa de 450 cc (centímetros cúbicos) de sangre que donan tiene fecha de caducidad. Cada uno de sus compuestos tiene una diferente. «El plasma es lo que más dura, ya que se congela y se puede mantener en perfectas condiciones durante algo más de un año. Sin embargo, las plaquetas –las células de la sangre que más se utilizan en Oncología– sólo viven seis días”. Por último, los glóbulos rojos «tienen una caducidad de 42 días». De ahí la necesidad constante de donaciones. Otra curiosidad, gracias a ese acto filantrópico, cada día se salvan 80 vidas, con las más de 6.200 transfusiones que se hacen en los hospitales. «Se hacen dos millones de transfusiones al año sin un sólo contagio», insiste Manceñido. Por todo esto, y para fomentar la donación, llevan años reivindicando «un mayor reconocimiento institucional de la figura del donante. La propia transfusión está resolviendo cuestiones vitales del Sistema Nacional de Salud, por lo que éste debería contemplar una mayor exigencia con respecto a su autoabastecimiento. Es imprescindible propiciar el fomento de la donación selectiva, especialmente del plasma», reivindican desde Fundespa. En España hay 250 donantes que han superado las 75 donaciones, son los considerados grandes donantes. Y cada vez son menos y de más edad.
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