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Opinión

Semblanza del Papa León XIV

En la Universidad Santo Toribio de Mogrovejo (Perú), Prevost escuchaba mucho, hablaba poco y actuaba con eficacia

Visita a la sierra en Incahuasi (Perú) La Razón

Soy docente de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo desde el año 2008. En 2023 tuve la oportunidad de tener un trato más cercano con el entonces obispo de Chiclayo y Gran Canciller de la universidad, monseñor Robert Prevost, porque asumí el cargo de Decana de la Facultad de Derecho, lo cual implicaba contactos más cercanos con él, a través de los Consejos Universitarios. Pude apreciar allí su discreción, cordialidad y diligencia. Me llamó la atención que escuchaba mucho, hablaba poco y actuaba con eficacia. Baste un ejemplo relacionado con mi Facultad: necesitábamos ampliar el ambiente del Consultorio Jurídico –un consultorio gratuito de ayuda a mujeres y grupos vulnerables–; como gran canciller, se involucró inmediatamente en el tema y nos puso en contacto con las personas que nos podían ofrecer el espacio idóneo. Esto significó para mí un ejemplo de eficacia, de atención a la justicia social y compromiso con el buen funcionamiento de una Facultad de Derecho.

Esta acción es un ejemplo entre muchos del talante del actual Papa León XIV y de su compromiso por los derechos humanos y la justicia.

El 16 de noviembre del 2023, la Universidad le concedió, siendo ya cardenal, el doctorado honoris causa en Derecho Canónico, para lo cual se me solicitó ser su madrina en dicho acto; esto significó una oportunidad para conocerle más: a su amplia cultura unía una gran sencillez e independencia; por ejemplo: él cogía su coche, o el caballo, y se iba solo a los lugares más alejados e inaccesibles de la sierra; se preocupaba mucho por los derechos humanos, la fraternidad, la educación, la familia, los jóvenes, los migrantes, y las personas más vulnerables. Cuando tuve que elaborar el discurso para la presentación del candidato a doctor necesitaba darle una estructura y decidí centrarlo en dos ideas: los derechos humanos y la fraternidad y la educación.

Respecto a los derechos humanos, el entonces cardenal Prevost estaba muy comprometido con la justicia social y la protección de los derechos fundamentales, así como con la misericordia y la solidaridad, pilares fundamentales para él.

En Chiclayo tuvo un papel destacado en el desarrollo de la justicia social, impulsó varias iniciativas orientadas a mejorar la vida de las comunidades más necesitadas, marginadas y vulnerables de la comunidad. A través de Cáritas se promovieron programas de asistencia alimentaria, salud, educación o reconstrucción ante desastres naturales, especialmente en zonas rurales. Es significativa su acción en diciembre de 2015, cuando lideró la preparación de más de 2.000 voluntarios para enfrentar posibles emergencias relacionadas con el fenómeno del Niño, que lamentablemente ocurriría en 2017. Coordinó con autoridades locales para distribuir víveres y ofrecer refugio a las familias afectadas.

Conviene resaltar que, en el año 2015, se promovió la «Gran Marcha contra la Trata de Personas» en la que la comunidad universitaria participó.

Durante la pandemia se pronunció contra la corrupción en el manejo de recursos públicos, instando a las autoridades a garantizar que la ayuda llegara a quienes más lo necesitaban. Además, lanzó la campaña solidaria «Oxígeno de la Esperanza», la cual, gracias a su capacidad de diálogo, a la generosidad de empresarios y al aporte de miles de ciudadanos recaudó aproximadamente 383 mil dólares, superando ampliamente la meta propuesta. Estos fondos permitieron la adquisición de dos plantas generadoras de oxígeno medicinal en Chiclayo.

Por último, durante las lluvias de 2023 seguidas del fenómeno del dengue, destacó también por su actividad. Todos le hemos visto acudir a zonas afectadas por las inundaciones con botas hasta la rodilla para estar junto a los afectados y promover la ayuda necesaria.

Respecto a la educación, como gran canciller de la Universidad, señalaba que la misión vital de la educación es acompañar y enseñar a los jóvenes a buscar la verdad en la medida que crecen en conocimiento y comprensión de las realidades académicas. Consideraba que el desarrollo moral, ético y espiritual de los estudiantes era un objetivo fundamental de la Universidad, en el cual deberían estar implicados todos los profesores de cualquier área.

En algunos de sus discursos de apertura de año académico al claustro universitario nos decía que los jóvenes necesitan valores, «puntos de referencia» en sus vidas y que muchas veces son los profesores esos puntos de referencia. Monseñor Prevost, en el tiempo en que ejerció su misión como Gran Canciller de la Universidad, supo ser fiel a su pensamiento, velando por la formación de sus docentes, estudiantes y colaboradores.

Otro hecho a rescatar fue su participación en el IV Congreso Internacional de la Familia en 2019, titulado «Familia, protagonista del cambio social».

En su discurso de apertura defendió el papel protagónico de la familia en la educación y la necesidad de ser protegida en la sociedad.

Solo me quedan palabras de gratitud y de un profundo asombro por haber tenido al querido Papa León XIV tan cerca como pastor y como Gran Canciller de la universidad que quiero y donde trabajo.

Rosa Sánchez Barragán es Decana de la Facultad de Derecho. Directora del Instituto de Bioética. Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo