Sociedad

“Sólo el 20% de las autoras del último informe del IPCC era mujer”

Los artículos científicos no se evalúan igual si eres mujer, según denuncian cuatro de las cinco seleccionadas por el programa de liderazgo femenino Homeward Bound

De izquierda a derecha, Anna Cabré, Cristina Otaño, Blanca Bernal y Marga Gual
De izquierda a derecha, Anna Cabré, Cristina Otaño, Blanca Bernal y Marga Guallarazon

Las mujeres son las más afectadas por el cambio climático a nivel global y las que menos representación tienen no sólo en los órganos de poder, sino también en el IPCC. Con motivo del Día de la Mujer que se celebra mañana, entrevistamos a cuatro mujeres líderes en la lucha contra el cambio climático para visibilizar los retos y dificultades a los que se enfrentan por ser científicas.

“Una de las dificultades más importantes es la maternidad, que mata bastante científicas, mata sus carreras por cómo está hecho el sistema. De ahí que muchas científicas esperemos hasta tener casi 40 años para tener niños. Son necesarios cambios en política y luego llegará el cambio de mentalidad”, explica Anna Cabré, experta en big data, que lleva desde hace siete años investigando el clima terrestre a gran escala, y que es una de las cinco seleccionadas para la próxima edición 2019 del programa de liderazgo femenino Homeward Bound, auspiciado por Acciona.

Esto se debe a que “en la carrera científica se penaliza mucho estar seis meses de baja o un año fuera, porque es un sector en el que tienes que estar a pie del cañón”, añade Marga Gual, doctora en Ciencias Biomédicas que en la actualidad dirige diferentes proyectos para el Centro de Diplomacia Científica de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS).

Otra gran barrera es el sesgo por ser mujer. “Hay mucho sesgo cuando te revisan artículos o becas. El hecho de ser mujer científica no se evalúa igual que si eres un hombre. Lo ves cuando recibes comentarios de vuelta de un artículo. En muchas ocasiones los revisores ponen esta científica a pesar de ser mujer ha hecho un gran esfuerzo, pero... Además, las mujeres se llevan menos becas. De hecho, en las evaluaciones a ciegas se ha comprobado que el resultado de científicos y científicas es el mismo y en cambio cuando se conoce el género nosotras solemos quedar peor paradas. No tiene sentido. Este sesgo va dejando mujeres atrás que no alcanzan puestos de responsabilidad”, asegura Blanca Bernal, que en la actualidad trabaja en Winrock International (Washington DC) aplicando conceptos y avances científicos a estrategias prácticas de desarrollo sostenible.

No se trata de una impresión subjetiva. “En 2013, la Universidad de Yale demostró el sesgo implícito tras enviar el mismo Currículum Vitae en unos casos poniendo que era de John y en otro de Jennifer. Después hicieron una segunda ronda mandando el CV sin nombre. El anómino lo evaluaron por igual. Cuendo el CV ponía que era de John salía muy bien, el de Jennifer no tanto”, recuerda Marga Gual.

Un ejemplo de esta discriminación por el mero hecho de ser mujer es el propio IPCC. “Antes de 1990 el número de mujeres científicas como autoras de artículos del IPCC era menos del 5%. En el último informe de 2018, en el que se alertó que había actuar con urgencia, ya fueron algo más del 20% y el objetivo es llegar al 25% en el siguiente informe”, precisa Marga. Pero pese a la mejora se trata de un porcentaje aún muy bajo porque “las expertas -prosigue- ya existen, pero no están en las posiciones ni tienen el acceso ni el reconocimiento necesario para ser uno de esos autores, y no es por falta de mujeres cualificadas”.

“Falta la incorporación de la mujer en todas las escalas. En los países llamados del sur, los más pobres ni siquiera están en ningún tipo de decisión”, afirma Cristina Otano, oficial senior de operaciones en el departamento de cambio climático del Banco Mundial, donde lidera el programa de resiliencia climática asociado al Fondo Global para la Reducción de Riesgos de Desastres y Recuperación, que promueve la incorporación de riesgos climáticos y de desastres en la cartera de inversión para asegurar su sostenibilidad. Algo que llama la atención porque “cuando se piensa en desastres naturales las mujeres son las más afectadas. Por ejemplo, en el sudeste asiático, cada vez que se produce un desastre natural mueren más mujeres que hombres por problemas de movilidad, bien porque no saben nadar o no logran flotar porque el tipo de vestimenta que llevan pesa mucho, por las restricciones que tienen como no poder correr o no pueden salir de casa sin un hombre o porque la mayoría son las que se quedan en casa cuidando de los familiares”.

Todas ellas han participado hoy en un encuentro de mujeres líderes científicas promovido por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades en colaboración con la Secretaría de Estado de Igualdad, el Ministerio de Transición Ecológica y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología.