Sevilla

Tapones mortales de insecticida

La familia los acumulaba en un cuarto para su venta.. La fosfina en contacto con el agua pudo provocar el gas letal

Hace un mes, tres de los cuatro miembros de la familia de Alcalá de Guadaíra fallecieron tras una intoxicación
Hace un mes, tres de los cuatro miembros de la familia de Alcalá de Guadaíra fallecieron tras una intoxicaciónlarazon

Prácticamente un mes después de que tres de los cuatro integrantes de una familia de Alcalá de Guadaíra fallecieran a causa de una intoxicación, la principal hipótesis que sostiene la investigación es que pudo ser por un insecticida. En concreto, aunque todavía no es concluyente, la causa que por ahora cobra más fuerza, tras desestimar que la comida pudiera estar en mal estado, es la de que los alimentos ingeridos durante la cena se hubieran contaminado de fosfina, un gas incoloro que se utiliza como insecticida en almacenes de grano o en industrias de plásticos, entre otros usos.

Según ha podido saber LA RAZÓN, la familia acumulaba en un cuarto próximo a la cocina una gran cantidad de tapones de plástico, pertenecientes a botellas de insecticida y otros productos para fumigar. Al parecer, el padre los recogía para su posterior venta, lo que le servía para obtener unos euros. De esta forma, una de las líneas de investigación que la Policía no descarta se centra en la posibilidad de que estos tapones, que conservaban restos del producto tóxico, hubieran podido liberar el gas al estar en contacto con la humedad.

De hecho, se trataba de un cuarto pequeño y cerrado, por lo que se podría haber acumulado una gran cantidad de gas. Una posibilidad que podría explicar la tragedia pues, hasta el momento, en los numerosos registros que se han llevado a cabo en el domicilio –el último de ellos ayer mismo–, no se han hallado otro tipo de productos –pastillas para fumigar, por ejemplo– capaces de provocar una reacción de este tipo.

Aunque en principio se pensó que pudieron haberse ingerido, lo cierto es que la única forma de consumir este gas es que previamente sea rociado a modo de spray. Otra opción es que la comida se hubiera contaminado por la sustancia desprendida por los tapones que en contacto con la humedad pudo crear el gas letal. Y es que, aunque desde el Instituto de Toxicología hablan de fosfina, lo cierto es que «el fosfuro de hidrógeno (fosfina) se produce al entrar el fosfuro de aluminio en contacto con el agua», según los datos facilitados ayer por Aepla, una asociacion empresarial nacional que representa mayoritariamente al sector de fabricantes de productos fitosanitarios. Esto explicaría que los estudios toxicológicos hubieran detectado trihiduro de fósforo (fosfina).

«El fosfuro de aluminio –prosiguen desde Aepla– es un fumigante que se comercializa con tres formulaciones distintas: dos en tabletas y otra en polvo. Este producto se encuentra incluido en la lista comunitaria de materias activas como un fitosanitario con acción insecticida, rodenticida y topicida».

La inhalación de fosfina puede causar tos, sensación de quemazón, diarrea, vértigo, pesadez, dolor abdominal, embotamiento, ataxia, dolor y presión en el pecho, vómitos, convulsiones, dolor de cabeza, temblores, dificultad respiratoria y náusea. Además, en exposiciones de 30 minutos a una hora puede, en cantidades a partir de 69,5 mg/m3, provocar la muerte.

Estas tesis cuadran con el mal olor detectado en su día por los vecinos de la familia de Alcalá de Guadaíra. Y en este sentido, lo cierto es que la fosfina huele a pescado podrido o a ajo. De hecho, ayer los vecinos insistían en la idea de que la comida que pudo coger la familia de la calle estuviera intoxicada. Algo que a José Antonio Busto Villa, presidente de la Federación Española de Bancos de Alimentos y químico, le «parece imposible. Cómo un centro comercial va a contaminar unos alimentos con unos productos fitosanitarios. No tiene ningún sentido», afirmó.

Por otra parte, los agentes regresarán al domicilio para practicar nuevas diligencias, después de que la jueza que instruye el caso haya ordenado limpiar la vivienda de los fallecidos.

Otras intoxicaciones

No sería la primera vez que una familia fallece por una intoxicación. En Alemania, según diversas fuentes consultadas, hubo 188 intoxicaciones con fosfina entre 1983 y 2003, el 28 por ciento fue intencionadamente y principalmente por ingestión (posiblemente por fosfuros de metal), el resto, por inhalación. En Reino Unido, entre 1997 y 2003, hubo 93 exposiciones no intencionadas de fosfuro de aluminio. La causa: inhalación de fosfina liberada de fosfuros en ambientes agrícolas.

La hija superviviente no aporta nuevos datos

El miembro de la familia que sobrevivió a la muerte, la menor de 13 años, declaró en un interrogatorio el pasado día 9 de enero. Los datos que aportó la joven no permiten sospechar de un posible suicidio colectivo o de un crimen realizado por alguien de su familia. La menor también recordó cómo fueron las últimas horas previas a las muertes. Según declaró ante la juez y el fiscal de Alcalá de Guadaíra, no ocurrió nada especial ni se produjo ningún tipo de incidente, informó Efe. Aquella tarde, la chica estuvo fuera de casa y no cenó junto a su familia. Todos ellos tomaron cazón en adobo y flamenquines, excepto ella, que se comió posteriormente un bocadillo de jamón porque no le gustaba esa cena. La niña le explicó a la juez que, recién entrada la noche, sus padres y hermana comenzaron a vomitar, y que entonces, llamaron dos veces a los servicios de emergencias. Ya por la mañana, los miembros de la familia fueron ingresados en el Hospital Valme de Sevilla y allí fallecieron pocas horas más tarde.