Cirugía
Un negocio muy estético
Luchar contra el paso del tiempo está al alcance de cada vez más gente. Hasta el punto de que la cirugía estética se ha aupado con fuerza en un mundo que valora –quizá en exceso– la apariencia.
Luchar contra el paso del tiempo está al alcance de cada vez más gente. Hasta el punto de que la cirugía estética se ha aupado con fuerza en un mundo que valora –quizá en exceso– la apariencia.
En un mundo de apariencias, de Instagram, de selfies... la cirugía estética es la mejor aliada para lograr cierto protagonismo social y mediático. Y a todo eso España es sensible. Hasta el punto de que nuestro país es el duodécimo del mundo en número de intervenciones de estética, con un total estimado de 473.074 en 2016, según el informe anual de la International Society of Aesthetic Plastic Surgery (ISAPS), uno de los organismos clave de todo este mundo de las intervenciones llamadas «de belleza». La cifra hispana representa el 2% del total de las intervenciones que se realizan anualmente en todo el mundo. La intervención quirúrgica más realizada es el aumento mamario, que representa el 15,8% del total mundial, seguida de la liposucción (14%), la cirugía de párpado o blefaroplastia (12,9%), la rinoplastia (7,6%) y la abdominoplastia (7,4%). Entre los procedimientos no quirúrgicos, la aplicación de toxina botulínica y los rellenos con ácido hialurónico son los servicios más demandados. Un terreno médico que requiere de un aporte técnico: los cirujanos. En este sentido, el número de cirujanos plásticos titulados y en activo en España se sitúa en torno al millar, cifra que se multiplica por más de seis en el caso de Estados Unidos (6.600) y por más de cinco en Brasil (5.500). Todo para dar servicio a un mercado en alza, en el que en todos los países las mujeres constituyen la mayor parte de los pacientes, con el 84,6% de la demanda de intervenciones quirúrgicas y el 87,5% de las no quirúrgicas. Unas técnicas que mejoran y progresan siempre a la búsqueda de la naturalidad, algo que sin duda va unido a «la mano» del profesional que dirige la intervención. Al tiempo, los precios se han «democratizado» hasta el punto de hacerse más accesibles a amplios estratos de la población. Frente a ello, también crece la opción de no hacer nada ante el paso del tiempo. Y sin embargo, en una sociedad en la que la juventud está «excesivamente valorada» –en opinión de algunos–, la ayuda técnica siempre será bienvenida. Y pagada. Aquí hay negocio.
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