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Un niño atrae objetos metálicos después de sufrir una descarga eléctrica

Un niño atrae objetos metálicos después de sufrir una descarga eléctrica
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Nikolai Kryaglyachenko, de 12 años, estuvo a punto de perder la vida por una farola en mal estado y su vida cambió de forma radical. Nikolai caminaba por la calle cuando se apoyó en un poste de luz electrificado debido a un cable defectuoso. El niño sufrió una terrible descarga eléctrica pero pudo recomponerse y llegar hasta casa. "Cuando llegué me sentí aturdido pero me las arreglé para llegar a casa y le conté a mi madre lo que había pasado", dijo. Así, relata "cuando me desperté al día siguiente y salí de la cama me di cuenta de que varias monedas que se me habían caído en el colchón se habían pegado a mi cuerpo. Luego, mientras desayunaba, se me cayó la cuchara y se me pegó en el pecho".

"Ahora puedo hacer cosas que antes no podía, pero puedo controlarlo", dijo. "Atraigo cosas aunque no quiera hacerlo. Una vez, incluso, una copa se movió y se dirigió hacia mí", explica.

Nikolai es un gran fan de los cómics y esa situación le ha convertido en una persona muy popular. Antes de la descarga quería ser bombero, pero ahora sueña con ser un súper héroe cuando sea mayor para poder ayudar a los demás. De hecho, Nikolai dice que puede compartir sus poderes con sus compañeros de clase. Una de ellas, Vika Balandina, indicó que "hizo posible que pudiera colgar una cuchara en mi nariz".

Las historias sobre "imanes vivientes"comenzaron a aparecer por lo menos en la mitad del siglo XIX. En 2004, Leonid Tenkaev y su familia saltaron a las portadas de los informativos cuando obuvieron la capacidad de atraer objetos después de la catástrofe nuclear de Chernóbil. En 1990, nada menos que 300 "imanes vivientes"se reunieron para una conferencia en Sofía (Bulgaria), después de que la joven Marinela Brankova mostrara en televisión cómo era capaz de sostener 7 kilos de metal en la palma de la mano, colocada de forma vertical.

Sin embargo, los cieníficos no dan mucha credibilidad a estos supuestos poderes, ya que no tienen ningún tipo de base científica. De hecho, consideran que las personas no pueden comportarse como imanes y que lo más probable es que tengan la piel inusualmente pegajosa.