Cuenca

Un testigo recuerda que vio a Marina discutir con Morate

Ayer declaró en los juzgados Efrain, la última persona que vió viva a Marina y a su amiga Laura antes de su desaparición

Sergio Morate, autor del asesinato
Sergio Morate, autor del asesinatolarazon

Ayer declaró en los juzgados Efrain, la última persona que vióviva a Marina y a su amiga Laura antes de su desaparación

Olga, la madre de Marina, tuvo que revivir ayer las horas más tristes de su vida; aquellas en las que la angustia se le agarró al pecho mientras su hija estaba desaparecida; aquellas que le rajaron el alma al enterarse de su muerte. Acudió a los juzgados de Cuenca a dar su testimonio. Contó lo mismo que ya relató ante los investigadores del Grupo de Homicidios de la Udev Central. «A eso de las cinco de la tarde, estábamos en casa», comienza la declaración policial a la que LA RAZÓN ha tenido acceso. «Marina recibió una llamada de su ex pareja. Se llama Sergio. Me dijo que el tal Sergio, con el que había roto hacía meses, le pedía que fuera a su domicilio a retirar sus pertenencias. Todavía tenía sus cosas en la casa en la que los dos habían convivido». Después, un pensamiento premonitorio: «Marina me reconoció que le tenía miedo. No pensaba ir sola y por eso llamó a su amiga Laura, para que le acompañara».

Nunca pudo imaginar que aquella era su última conversación, que jamás volvería a verla sonreír ni a escuchar su voz.

«A las ocho de la tarde empecé a preocuparme porque no había regresado. Le mandé un whatsapp preguntándole donde estaba y si se encontraba bien. No me contestó. Me puse nerviosa y comencé a llamarla una y otra vez. No me cogió el teléfono. Entonces empecé a llamar y a enviar mensajes a su amiga Laura. Tampoco me respondió». Son las horas más angustiosas de su vida. «Avisé a mi hija Alina y le conté lo ocurrido. Ella llamó a Sonia, la hermana de Laura. Le contó que ella también sabía que iban a casa de Sergio y que no tenía tampoco noticias suyas. Avisamos al 091. Les dije que tenía mucho miedo de que le hubiera pasado algo. Eran muchas horas sin saber nada de ella. Nunca antes se había comportado así». Sus temores no eran infundados. Cuando denunció ante la Policía su hija Marina llevaba casi ocho horas muerta.

La última persona que la vio con vida, a ella y a su amiga Laura se llama Efrain y también prestó declaración ayer. «El día que mataron a las chicas yo había quedado con un compañero del gimnasio. Venía a mi casa a enseñarme un coche. A las 17:20 me envió un mensaje diciéndome que ya estaba abajo esperándome. Salí a su encuentro. Serían las 17:25», dice en su declaración policial a la que también ha tenido acceso LA RAZÓN. «Fue entonces cuando, junto a la puerta del garaje reparé en un vehículo gris. Me llamó la atención porque dentro del coche había dos mujeres, una de ellas hablando por teléfono. Crucé la calle. Estuve con mi amigo cinco minutos, no más. Me despedí de él y cuando volvía a casa, pasé de nuevo junto al coche gris otra vez. Me fijé en que la mujer que hablaba por teléfono, estaba sentada en el asiento del copiloto. Era una chica rubia, Marina. La conozco porque trabajó en la pastelería Ruiz y porque es la novia de uno de los vecinos de la urbanización. Escuche frases como: Déjame en paz. Me pareció que estaba discutiendo con su novio. En ese momento no le di importancia y me fui a casa. Al día siguiente, ya por la noche, mi novia preocupada me explicó que la tal Marina y otra chica estaban desaparecidas desde el día interior. Por eso vengo a declarar». Sin embargo, ayer mismo, en una breve entrevista que emitió Espejo Público, Efrain puntualizó: «A mí me pareció que discutía por gestualidad del cuerpo, pero no oí su voz en ningún momento».