Palma de Mallorca
Una testigo afirma que vio «sonriendo» al acusado tras calcinar a una mujer en su coche
Una testigo que ha declarado en la segunda jornada del juicio contra Alejandro De Abarca, quien presuntamente asesinó a la joven Ana Niculai tras secuestrarla, introducirla en el maletero de su coche y prender fuego al vehículo con ella dentro, ha manifestado que justo después de ver humo y llamas en la zona donde ocurrieron los hechos, se cruzó con el supuesto criminal montado en una bicicleta, sobre la que iba "sonriendo, como feliz". "Iba deprisa y me dijo buenos días cuando nos cruzamos; me extrañó su actitud porque pensé que en la zona pasaba algo al ver el humo muy negro que había", ha recordado la mujer, quien se encontraba en las inmediaciones del Camino S'Amarador de Muro -donde De Abarca presuntamente acabó con la vida de Niculai- cuando vio las llamas y de inmediato se topó con el supuesto asesino, más conocido como "el enano".
Según ha relatado a preguntas de las partes, cuando ella y su marido iban a regresar a su casa para poder llamar a la Policía, pues no llevaban teléfono móvil, una pareja que también se acercó al lugar tras detectar el humo fue quien hizo la llamada telefónica para poner en conocimiento los hechos. Por su parte, otro de los testigos que ha prestado declaración ha sido el mecánico que cambió la rueda del coche en cuyo maletero iba Niculai. Según ha señalado, el acusado acudió a su taller debido a que una de las ruedas estaba pinchada, y cuando el mecánico le dijo que necesitaba la llave de seguridad para cambiarla, De Abarca le respondió que en el maletero no estaba, que ya lo había mirado antes pero que "como el coche era de su tía la debía de tener ella".
Es más, el testigo ha apuntado que 'el enano' parecía tener "bastante prisa"puesto que, como le llevó bastante trabajo sustituir la rueda sin la llave -durante unas dos horas-, llegó a comentarle que "si le quitaba ya el tornillo me daría 500 euros", exhibiéndole el billete en ese mismo momento -precisamente, el procesado se había apoderado de 500 euros que llevaba la víctima en el momento de secuestrarla-. El mecánico ha destacado el hecho de que la rueda de recambio se encontraba en el asiento trasero del vehículo y ha recordado que, aunque al acusado se le veía con prisa, "no habló mal, estuvo correcto".
Por su parte, también ha sido interrogada como testigo protegida una joven que ha recordado cómo el día de los hechos vio la Plaza de Sant Antoni de Palma un Audi negro aparcado en el que "había una chica pidiendo auxilio"mientras el conductor se encontraba dentro de un bar de la zona. Según ha recordado la testigo, que ejercía la prostitución en esa zona, la víctima se encontraba encogida en la parte de atrás del turismo y sobre ella había una bicicleta. La mujer, quien ha reconocido a la perjudicada como la propia Niculai, ha manifestado que ésta se encontrada inmóvil en el coche puesto que parecía estar amarrada. Ante esta situación, se acercó al vehículo pero cuando empezó a hablar con la víctima, 'el enano' "salió corriendo del bar y, al preguntarle, me dijo que no le pasaba nada a la joven, que la iba a sacar del coche".
Regreso a prisión
Finalmente, ha declarado un excompañero del acusado en el Centro de Inserción Social (CIS) en el que cumplía condena entonces en tercer grado. El interno ha recordado que el lunes en que sucedió todo, cuando De Abarca ya tenía que haber regresado al centro tras su permiso de fin de semana, se encontró con él mientras conducía el Audi de Niculai y, hablando a través de la ventanilla, "le aconsejé que volviera a la prisión". Al preguntarle sobre la pertenencia del vehículo, ha señalado, el procesado le dijo que lo había robado pero que "el dueño del coche no le iba a denunciar". "Parecía un poco 'drogadillo', pero tampoco mucho", ha recordado el preso, quien ha manifestado que De Abarca le preguntó "dónde vendían droga buena, pura". "Yo se lo dije y se fue. Después me enteré de que había secuestrado a la chica", ha remachado.
En concreto, la Fiscalía solicita para De Abarca un total de 31 años y medio de prisión por delitos de detención ilegal, robo con violencia en las personas, conducción sin permiso y asesinato en concurso con otro de incendio. Será un jurado popular el que se encargue de enjuiciar los hechos y dirimir si el acusado fue culpable de acabar con la vida de Niculai, que tenía entonces veinte años.
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